Es planta, es dolorosa
2010/11/01 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria
Alguien decía que las plantas no tienen cerebro porque no quieren aburrirse. Era una broma, pero al margen de la broma, es una frase interesante; para poder aburrirse necesitarían un sistema nervioso, incluido el cerebro, y las plantas no tienen sistema nervioso. Sin embargo, algunas plantas actúan como si tuvieran sistema nervioso.
Una de las más sorprendentes es una mimosa. Mimosa pudica es el nombre científico, el latín pudica significa tímido. La planta tiene nombres similares en varios idiomas. Sensitiva y dormidera en castellano, honteuse en francés, schamhaft en alemán y muchas otras palabras aparecen en los nombres comunes de la planta, y en todos los casos significa sensible o tímido. El nombre en euskera también es representativo: minbera.
Estos nombres se deben a que la planta envuelve hojas cuando está en contacto con el viento o con otras cosas o cuando está caliente. Percibe contacto físico: tacto.
No es como el animal, no es un sentido del sistema nervioso. Pero la respuesta es muy rápida; en menos de un segundo recoge las hojas. También tiene la capacidad de agachar un ramito que sujeta las hojas. Aparentemente es tímido del contacto físico.
Por supuesto, no tiene nada que ver con las emociones, es un mecanismo de defensa para protegerse de herbívoros, entre otros. Con las hojas y las ramillas envueltas, la planta adopta una forma de marchita. Además, la recogida de hojas es una buena defensa ante otros peligros; el calor, el cambio de luminosidad y el propio viento también pueden provocar la "contracción" de las hojas.
Ante la rapidez de esta respuesta, unos científicos postularon que tenía un sistema muscular y nervioso. Pero es una planta que no tiene.
Bombeando agua
La capacidad de movimiento rápido debe buscarse en unas células especiales. Las células de las plantas son rígidas, ya que están llenas de agua, como el aire está en un neumático inflado. La membrana recoge las hojas extrayendo agua de unas células situadas en un lugar estratégico.
Estas células se encuentran en el grifo de la hoja, en una pequeña explanada. Y al eliminar el agua de las células inferiores de esta explanada -no de las superiores–, la hoja cae. Plegado. Muy rápido, las membranas de estas células se vuelven muy porosas, el agua sale y las células pierden rigidez. La estructura que sujeta la hoja, de repente, no la sujeta y ésta queda enrollada.
El mecanismo de la porosidad instantánea no está completamente estudiado. Estas células contienen acuaporinas en la membrana, es decir, los canales del agua, como todas las células que deben evacuar el agua rápidamente (por ejemplo, nuestras células renales). Y está claro que en el proceso intervienen concentraciones de algunos iones, sobre todo de calcio. Pero el mecanismo concreto no es conocido.
Sin embargo, se sabe que el funcionamiento de las trampas de algunas plantas carnívoras es similar. Dionea (planta del género Dionaea) tiene una hoja dentada en forma de boca y cuando un insecto queda sobre él, la planta cierra la hoja y atrapa al insecto. Este movimiento es rápido y se produce mediante la extracción de agua de algunas células, como en el caso de la lengua.
Sin embargo, el movimiento de estas hojas en boca de Dionea está muy limitado. Pocas veces pueden hacer movimiento a lo largo de la vida. El mecanismo no es de apertura y cierre permanente. Está claro que no es un movimiento de un músculo.
Sin neuronas
La mayor duda ha sido sobre el sistema nervioso del dolor y del Dionea. En el caso del dolor, el estímulo viaja de un lado a otro de la planta. A veces la membrana flexiona las ramas como en una reacción en cadena. Una vez recogido el ramal afectado, se procede a la recogida de uno situado junto al mismo, y posteriormente otro, hasta que el efecto se extiende a toda la planta. En el caso de la planta carnívora Dionea, hay pelos sensibles que envían una señal eléctrica para cerrar la hoja.
Una sustancia debe expandir el estímulo, una hormona, pero los científicos todavía no lo han identificado. Sin embargo, la difusión de esta sustancia no tiene nada que ver con un sistema nervioso. Y es que tener un sistema nervioso significa, al menos, ser neuronas.
Las células de las plantas, por supuesto, utilizan señales eléctricas para comunicarse, por ejemplo. Pero las neuronas dan un paso más allá, toda su membrana responde a la electricidad y transmiten la señal como si fueran parte de un cable. Las células vegetales no.
Sin embargo, no todos los científicos están de acuerdo con ello. Se creó una Asociación de Plantas Neurobiólogas por parte de algunos que no están de acuerdo. Ellos defienden que las plantas tienen un análogo del sistema nervioso animal. Pero la mayoría de los biólogos dicen que no, que las plantas tienen mecanismos que tienen la misma función pero que no tienen un sistema nervioso alternativo. La mayoría están de acuerdo con la broma: las plantas no tienen capacidad para aburrirse.
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