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Japón ante la crisis de software

1987/02/01 Lizaso, Pili - Informatika SailaElhuyar Fundazioa Iturria: Elhuyar aldizkaria

Los japoneses escriben programas de computadoras, pero no consiguen efectividad en este trabajo. Es posible que una automatización y una biblioteca de software resuelvan los problemas que tienen.

Los japoneses son hábiles en la redacción de programas de computador, pero no consiguen efectividad en este trabajo. Es posible que una automatización y una biblioteca de software resuelvan los problemas que tienen.

Han pasado más de 25 años desde la salida al mercado de la primera computadora japonesa. Hoy en día, gracias sobre todo a los avances en electrónica, se pueden considerar más rápidos y fiables que los realizados por la computadora japonesa. Sin embargo, en esta carrera por hacerse tan buenos como IBM en Hardware, el software se ha ido abandonando.

Aunque no es así por opinión de la gente, escriben buen software. Lo que pasa es que no trabajan eficazmente.

Japón cuenta con potentes hardware, pero los software son menos potentes.

Sin embargo, esta situación va a cambiar. En Japón, al igual que en otros lugares, la demanda de software va en aumento y esto supone una eficiencia. Ahora, el coste de software puede suponer el 80% del coste de un sistema de computadoras. Por lo tanto, el problema es declarable como crisis software. Japón cuenta con 400.000 programadores distribuidos en 900 compañías. Más del 70% de estos programadores se dedican al mantenimiento, es decir, a la adaptación y adaptación del software existente y no a la redacción de nuevos programas.

Según el Ministro Internacional de Comercio e Industria de Japón, la demanda de programadores está experimentando un incremento anual del 26%, el doble de la oferta.

De seguir así, la demanda de programadores especializados se sitúa en torno a los 600.000 en 1990. La Ministra propone como solución cambiar la línea que lleva la industria software japonesa. Deben dejar de escribir cada programa de forma individual y partir de una producción software más automatizada. El pasado año el Ministro de Comercio e Industria elaboró el proyecto SIQMA (proyecto para cinco años) para poner fin a este problema. Costará 70 millones de dólares, pero ayudará a resolver los problemas de la industria software japonesa.

El principal inconveniente de la industria del software es que depende de grandes computadores como: Fujitsu, Hitachi y NECs. Su único interés es la venta de hardware, siendo la producción de software un deber inexcusable. En otros países, las compañías que realizan computadores compatibles con IBM e IBM dominan el mercado. El liderazgo de estas compañías ha sido la eficiencia en la realización de paquetes de software a empresas software independientes.

Estos paquetes son conjuntos de programas dirigidos a las necesidades de un grupo de usuarios y pueden ejecutarse en todas las computadoras compatibles. En Japón, además de IBM, hay otra docena de computadores que ejercen una fuerte competencia. Como consecuencia de ello, tienen varios tipos de computadores diferentes. Además, el software escrito para un tipo de computador no es válido para otro tipo de computadores, y esto no es rentable económicamente.

El 40% y el 60% del software de Europa y EEUU respectivamente se vende en packs que cada usuario adapta a su sistema. En Japón, sin embargo, el software que se vende en paquetes es sólo un 10%, la mayoría de ellos importados para su uso en computadoras compatibles con IBM.

La mayoría de las casas de software japonesas están asociadas a un fabricante especial de hardware, es decir, como apoyo de los computadores, han sido construidas para dotar de programa a sus máquinas. En los EEUU, sin embargo, no ocurre.

En el estruendo que han llevado para vender el hardware, los autores japoneses han dado software de forma gratuita. Esta es una mala costumbre que hace que en Japón los clientes no quieran pagar el software.

Las compañías que venden hardware ofrecen un grupo de programadores para escribir los programas que necesitan sus clientes. Estos programadores los obtienen por subcontratación.

El software a medida para clientes debería ser, en teoría, mejor que un paquete de software (orientado a las necesidades específicas de los clientes), pero en la realidad también tiene sus inconvenientes escribir este tipo de software. Los programadores no cubren el tiempo necesario para los diseños y pruebas y, en muchos casos, los programas que ponen en servicio son incomprensibles y difíciles de mantener.

Por otro lado, no hay mucha motivación para hacer mejores productos.

En Japón, ser programador no es una profesión demasiado atractiva: tienen un salario bajo, incluyen una media de 45 horas extras al mes y hoy y mañana tienen que andar aquí. En estas condiciones no es de extrañar que el alumno más perseverante prefiera dedicarse al mundo del hardware.

Además, la edad de jubilación de los programadores japoneses es de 35 años. Esto ha sido un obstáculo para el desarrollo de grandes sistemas, trabajo que requiere muchos años de experiencia.

Los problemas de la industria del software japonesa no pueden durar mucho tiempo. Los autores de hardware han visto que no pueden seguir ofreciendo software gratuito a sus clientes. Los costes del desarrollo de software han aumentado considerablemente y los precios del hardware han disminuido de forma desproporcionada. Por lo tanto, los autores no pueden continuar solo con la venta de hardware.

De momento, los computadores japoneses no son capaces de desarrollar software. Sin embargo, se están abriendo vías para superar sus carencias en el software. Han visto que al menos tienen que empezar a escribir paquetes de software en lugar de software relacionado con las necesidades directas de los clientes. Para ello los clientes deben animarles a utilizar el sistema operativo standar.

En las computadoras personales los sistemas operativos CPM y MS-DOS también se han impuesto en Japón. Los autores ofrecen una amplia información sobre sus sistemas para que las compañías de software independientes puedan escribir programas para sus máquinas.

Este paso es importante porque cuanto más software es capaz de ejecutar, más útil son las computadoras.

Por otra parte, hace 20 años, los ingenieros del Laboratorio ATT Bell construyeron el sistema UNIX. Este sistema tiene unas características atractivas: por un lado, un grupo de usuarios puede utilizar los recursos de la computadora al mismo tiempo. Por otro lado, también pueden tomar datos de un fichero. Además, el sistema UNIX no es muy caro.

La otra ventaja de UNIX reside en su historia. Se construyó en las universidades de California y Berkeley, donde los alumnos redactaron programas denominados herramientas. Estos programas facilitan la construcción de otros programas.

Actualmente el sistema UNIX es muy conocido en Japón. Con la entrada en las universidades de Goimail, hace 10 años, el sistema UNIX se ha convertido en uno de los agentes más conocidos. El proyecto SIGMA se basa en la UNIX y parece que lo impulsará hacia la standarización.

En un principio el sistema UNIX necesitaba una gran computadora para ejecutar programas escritos en lenguaje de programación de alto nivel, lo que podría ser un impedimento. Sin embargo, la compañía NEC lanzó al mercado el 9800, una computadora personal de 16 bits, rápida y adecuada para desarrollar software. Esta computadora personal está revolucionando la industria japonesa del software.

A través de estos avances la productividad de los programadores aumenta y especialistas de software afirman que los programas japoneses serán cada vez más sofisticados.

La mayor parte del software que antes se desarrollaba para computadoras personales estaba dirigido a juegos. Ahora, por el contrario, se utilizan para el tratamiento de textos y paquetes de bibliotecas.

Por lo tanto, en un mercado totalmente dividido, tenemos un sistema operativo conocido dotado de herramientas, biblioteca y máquina ejecutable.

UNIX se ha convertido en el principal sistema operativo japonés, pero no solucionará todos los problemas de software, como por ejemplo para las grandes corporaciones, como las bancarias, no es lo suficientemente rápido.

La utilidad de UNIX está generando un nuevo problema. Olvidados por los autores de hardware, el sistema UNIX se está adaptando a sus propias computadoras en lugar de seguir el camino iniciado anteriormente.

Si los japoneses tienen que superar la crisis de software, tendrán que aprender a vivir a su manera.

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