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Larga carrera de fondo en busca de sangre artificial

2001/07/08 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

La
Vuelta a Francia comenzó ayer y tras lo ocurrido en el Giro, estaremos a la espera de lo que pueda suceder en torno al dopaje. La caída del uso de EPO tiene su sustituto: productos HemAssist y RSR13 que pueden sustituir a la sangre en transfusiones de sangre pero que todavía están en fase de investigación.

Nada más saber que la sangre circula por todo el cuerpo comenzó la carrera para encontrar a su sustituto. Los médicos consiguieron la primera transmisión de sangre en 1667, pero al comprobar que los receptores morían se abandonó este camino. Sin embargo, desde 1868, los investigadores comenzaron a utilizar soluciones con hemoglobina. La hemoglobina es una proteína que transporta oxígeno en los glóbulos rojos de la sangre.

La primera etapa de la carrera tuvo éxito en 1883. La solución Ringer de cloruro sódico, potasio y calcio fue preparada en 1883 y sirvió para solucionar la disminución de la presión de la pérdida de sangre. Fue un gran salto para superar las hemorragias. Posteriormente, los médicos le añadieron lactato y sigue siendo la solución más utilizada para reconstruir el volumen de sangre.

Sin embargo, las transfusiones de sangre han experimentado grandes avances, y la coagulación, la contaminación bacteriana y los mecanismos entre grupos sanguíneos son cada vez menos secretos para los médicos. El problema actual es la escasez de donantes de sangre. Por ello, la búsqueda de un sustituto de la sangre es una constante, aunque a lo largo de su historia han de citarse varias épocas. La Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, la Guerra de Vietnam, fueron los dos primeros tiempos que pusieron de manifiesto los límites de las transfusiones de sangre. Posteriormente, en la década de los 80, cuando la hepatitis se extendió notablemente y apareció el virus del VIH, el número de donantes de sangre disminuyó notablemente y, de nuevo, se reactivó la fase de investigación.

Necesidad de donantes de sangre

La sangre no puede almacenarse más de seis semanas.

En caso de hemorragias graves, la sangre sigue siendo la opción más adecuada –y a menudo la única–. Por ello, es importante mantener y aumentar el número de donantes de sangre.

Pero la sangre tiene algunos inconvenientes ineludibles: en verano disminuye considerablemente el número de donantes; la sangre no puede almacenarse más de seis semanas; en caso de emergencia, es difícil asegurar la compatibilidad entre los grupos sanguíneos del donante y del receptor; además, el transporte de bolsas de sangre en la ambulancia no es cómodo, ya que la sangre debe almacenarse en frío; además, uno de cada diez receptores de sangre sufre reacciones post-transfusionales, aunque no graves.

Dando respuesta a las necesidades

Las razones para buscar una solución que sustituya a la sangre no son escasas. Los resultados también empiezan a percibirse, aunque todavía se esperan sorpresas más que una.

Uno de los productos que han estudiado en base a la hemoglobina humana es el HemAssist de Baxter, para los científicos DCLHd (diaspirin cross linked hemoglobin). En las pruebas realizadas en los estudios clínicos, la tasa de mortalidad fue superior a la esperada, lo que puso en duda la eficacia y la inocuidad del producto.

Los servicios de urgencia necesitan bolsas de sangre.

Por ello, desde 1998, las investigaciones están explorando una nueva vía. La idea es introducir en el ADN información genética para fabricar una proteína. Así, el ADN daría a la célula la orden de producir proteína. En el caso de la sangre, la proteína a producir sería la hemoglobina. Además, la modificación de la estructura molecular de la hemoglobina puede modificar las propiedades de la proteína, dando lugar a hemoglobinas que respondan a usos clínicos específicos.

Sangre artificial en emergencias y ciclismo

Se está diseñando para utilizar la sangre artificial como sustituto de la sangre en caso de emergencia, pero en esta carrera la medicina se ha quedado como en otras ocasiones tras el deporte de élite. Y es que, a pesar de que los resultados de las investigaciones clínicas son peores, los ciclistas utilizan el HemAssista para dopar, como en el Giro. El HemAssista es una hemoglobina sintética en la que los ciclistas tienden a transportar más oxígeno en las venas, aumentando considerablemente la capacidad física con más oxígeno. Según los médicos, la irrupción artificial de cualquier sustancia que el cuerpo produzca de forma natural es siempre un peligro, y aunque en este caso no pueda hablarse con certeza, puede provocar la explosión de glóbulos rojos.

Para mejorar el rendimiento, los deportistas han utilizado sustancias alternativas a la sangre.
Eneko Imaz

Otro de los productos utilizados en ciclismo es el RSR13 de Allos Therapeutics. Se trata de una pequeña molécula sintética que hace que las hemoglobinas liberen más oxígeno. Se puede tomar como píldora o vía venosa, pero todavía está en fase de investigación. Principalmente se ha diseñado para mejorar los tratamientos curativos de cáncer y para utilizar anoxia en casos graves. Por el momento ha tratado con pacientes con cáncer que están realizando tratamiento radiactivo y ha dado un buen nivel de tolerancia, pero es demasiado pronto para comprobar plenamente su efectividad.

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