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Tráfico urbano: se ha convertido en un grave problema

1990/05/01 Aizpurua Sarasola, Joxerra Iturria: Elhuyar aldizkaria

Hace 30 años, el número de coches no era muy elevado, por lo que el acceso a las grandes ciudades no se veía afectado. A medida que aumentó el número de coches, las molestias también aumentaron.

Con este título no creemos que digamos nada más del mundo. Sabemos perfectamente el acceso a Bilbao, desde Errenteria hasta Donostia, etc. qué ocurre. Si en Euskal Herria este problema ya es grave, diríjase a París o a Madrid; la única palabra que he encontrado para describir lo que ocurre en el país ha sido la “paralización”.

En las grandes ciudades el tráfico es a menudo caos.

Hace 30 años, el número de coches no era muy elevado, por lo que el acceso a las grandes ciudades no se veía afectado. A medida que aumentó el número de coches, las molestias también aumentaron. Con la instalación de semáforos en las calles, en el entorno de la gran ciudad se realizaron numerosas autopistas, autovías y costillas con el fin de reducir el tráfico urbano. Pero la tranquilidad no duró demasiado, ya que la producción y la venta de automóviles han tenido un crecimiento geométrico.

Por ello, la necesidad de un sistema de regulación estaba plenamente justificada. Son muchos los esfuerzos realizados y en desarrollo. En el concepto de regulación se consideran especialmente aquellas acciones de carácter dinámico. Es decir, se mantiene el estado de las carreteras y de la infraestructura. Estos factores estáticos no serán objeto de estudio sino de factores dinámicos que inciden en ellos. Por ejemplo, las obstrucciones o atascos que se producen entre las 7 y las 9 de la mañana o entre las 5 y las 8 de la tarde, o la colocación de unos semáforos en verde y otros en rojo en los cruces, etc. son los factores dinámicos mencionados.

Pero la palabra regulación engloba muchos factores, no es lo mismo regular una calle, un barrio o una ciudad. Sin embargo, hay algunos pasos comunes.

En primer lugar, debe establecerse un modelo matemático de circulación del sistema objeto de estudio. Esta expresión resumida del tráfico permitirá realizar simulaciones. La obtención de este campo matemático es más complicada de lo esperado; se puede decir que es casi ciencia. Aunque existen diferentes teorías, todas tienen un inicio común, es decir, la consideración del tráfico como enomeno físico. En concreto se considera fluido. Por tanto, las leyes aplicables a un fluido son aplicables en este caso. Pero este fluido tiene unas características muy especiales, ya que casi todas las partículas deberían ser consideradas independientes.

La ecuación de tráfico más sencilla es:

U = U max (1–K/K max )

donde U = velocidad de flujo U max = velocidad de flujo máxima K = concentración de vehículos K max = concentración de vehículos en la obstrucción

En muchas ciudades los semáforos se manejan por ordenador. En función de la densidad de tráfico se controla la duración de las roturas y roturas de todos los semáforos.

Esta función sólo es válida para un punto y momento concreto de la carretera. Si se quiere estudiar para cualquier tiempo una carretera, un cruce, un barrio o una ciudad, hay que tener en cuenta más variables. De esta forma se puede obtener una ecuación diferencial tan compleja como se desee.

Con esta vía se consigue un patrón de tráfico. Además, este modelo sería bastante particular, ya que cada lugar geográfico tiene sus propias condiciones particulares. No creáis que es un modelo fácil de conseguir, ya que hay condiciones cambiantes y no creyentes

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El siguiente paso es tan difícil como el anterior, es decir, conocer el modelo y mejorar el tráfico. Normalmente, el modelo matemático es procesado por un ordenador y el control de tráfico se deja bajo la responsabilidad de un sistema experto. Podemos decir que lo que se conoce hoy en día sobre el control de tráfico es el control semafórico, es decir, poner en verde y rojo los semáforos de una zona. Sin embargo, en algunos lugares se está trabajando en otros sistemas, es decir, con un microordenador instalado en el automóvil, se reciben las órdenes enviadas desde un centro de control, dando así algunos consejos al conductor. Por ejemplo, en el caso de que haya obstrucciones en el centro de la ciudad se pueden informar de las vías alternativas o del recorrido más adecuado en ese momento para desplazarse.

Pero el control del tráfico se puede llevar a cabo de otras muchas maneras. El cambio de color de las luces de los semáforos suele ser cíclico, normalmente se da un tiempo a cada color. Los semáforos que hay en un cruce de caminos suelen estar relacionados, pero a menudo el tiempo que se da a cada color no tiene que ver con el volumen de tráfico existente. Además, el volumen de tráfico varía de hora a hora y si se quiere realizar un control adecuado, este factor debe tenerse en cuenta.

En resumen y de cara al futuro, se prevé, por un lado, que las decisiones se tomen en tiempo real, pero, al mismo tiempo, los automóviles que se vayan a construir deberán tener capacidad de comunicación con el entorno. Para ello se están llevando a cabo varios proyectos en Europa. Por ejemplo, los proyectos DRIVER y Europolis pretenden regular el tráfico y el proyecto Prometheus pretende diseñar un automóvil capaz de comunicarse con el entorno.

Estas son las soluciones previsibles. No son mágicos, pero creemos que ayudarán algo. Y nosotros también podemos ayudarnos. ¿Cómo? ... pues con el máximo uso de los transportes públicos y tomando el coche en las más necesarias, por ejemplo.

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