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Sida: decepción y esperanza

1993/10/01 Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Si nos fijamos en las noticias de las revistas, la gente ha salido del encuentro internacional celebrado en Berlín a principios del pasado mes de junio sin grandes expectativas. Los resultados han sido: no hay nada nuevo y hasta el año 2000 no se esperan vacunas ni remedios nuevos.

La verdad es que hasta ahora en Francia se estaba probando la vacuna contra el HIV con personas seropositivas. También en Estados Unidos, el equipo del biólogo Jonas Salk, que preparó una vacuna anti-polio, ha dado a conocer la vacuna “terapéutica”. Las vacunas ensayadas en 50 personas seropositivas no han dado resultados uniformes, pero el sistema de inmunización se refuerza y las tasas de HIV en sangre disminuyen.

El grupo del Sr. Salk indica que por un lado, no todos respondemos igual a este virus y por otro, que han tenido más relación con el HIV que los seropositivos.

Los resultados no son del todo esperanzadores, pero pueden variar de una persona a otra. En el campo de la vacuna, la preparación de otra para los seres humanos al mismo nivel que protege a los monos no parece que presente obstáculos insalvables. Para luchar contra el trabajo del virus por el deterioro del sistema de inmunización todavía queda mucho camino por investigar. Los científicos ya saben cómo y por qué se estropea el sistema de inmunización.

En la Columbia Británica de Canadá, Hoffmann y Kion han demostrado que cuando a un ratón sano se le inyectan las células de otro ratón sano produce anticuerpos como cuando se le introduce el virus HIV. Han podido resolver este misterio y la razón es que el virus imita parte de MHC de la molécula anticuerpo. Por ello, las células de inmunización del ser humano se eliminan en la infección cuando hay linfocitos CD4. Protegiendo los MHC extraños del virus en su ADN aparecen como células extrañas para el sistema de defensa.

En la actualidad una línea de investigación pretende desordenar este tramo de MHC para evitar la destrucción de linfocitos, aunque estén infectados.

Está claro, por tanto, que hay motivos para ser esperanzadores.

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