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Tratamiento para mejorar la incorporación de injertos óseos

2002/09/19 Atxotegi Alegria, Uhaina - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Francisco Javier González Arteaga, médico de Pamplona, ha estudiado en su tesis la aplicación de ondas de choque para mejorar la incorporación de injertos óseos.

En su tesis, defendida por el médico Javier González en la Universidad Pública de Navarra, la aplicación de ondas de choque a injertos óseos a conejos aumenta drásticamente la vascularización. El estudio destaca que los injertos óseos son más fáciles de incorporar mediante la aplicación de ondas de choque. Hasta el momento este tratamiento sólo se ha utilizado en cálculos renales y ortopedias patológicas.

El objetivo de la tesis del médico pamplonés ha sido demostrar que un tratamiento de este tipo puede mejorar o acelerar la adición de injertos óseos. Las ondas de choque son semejantes a los ultrasonidos, las ondas acústicas. Estas ondas se utilizan para el tratamiento de las piedras renales desde los años 70, para romper las piedras del riñón. En los últimos años las ondas de choque se han utilizado también para tratar posibles retrasos en la unión de tendinitis y huesos rotos, entre otros.

Para facilitar la incorporación de injertos

Los injertos óseos se realizan cuando al paciente le falta un trozo de hueso, por ejemplo, por un tumor que ha sido extirpado o por erosión, como en el caso de las prótesis de cadera. Tras dos tipos de fracturas, son imprescindibles los injertos óseos: por un lado los tenemos fragmentados, son de pequeño tamaño y no presentan grandes problemas, ya que se añaden muy rápido. Por otro lado, los injertos son más grandes o estructurales: suelen ser fragmentos óseos de un cadáver.

El principal problema del injerto estructural es que al eliminarse todas las células es hueso muerto. Este injerto se debe añadir al paciente para formar un nuevo hueso sobre el hueso trasplantado que actúa como soporte. Si no se completa este nuevo hueso, el injerto puede romperse.

Por esta razón, Francisco Javier González, en su tesis, ha tratado de explicar que las ondas de choque pueden provocar pequeñas grietas en el injerto, que permiten un mejor relleno óseo.

Experimento con 45 conejos

El experimento se realizó con 45 conejos. A todos ellos se les quitaron las patas principales de metatarso de la izquierda. Posteriormente, a unos conejos se les hicieron los injertos con sus huesos (los automentos) y a otros con los huesos (los alomentos) que tenían otros conejos, tras la muerte de las células que los tenían.

Posteriormente se formaron tres grupos de 15 conejos que fueron tratados con ondas de choque. A un grupo de conejos se le dieron dosis de onda medias, a otro altas y al tercero no se le aplicó tratamiento.

Dosis efectiva de tratamiento óseo

El médico Francisco Javier González ha destacado en su trabajo que no se han encontrado diferencias significativas entre los injertos tratados con ondas de choque o no tratados en resultados radiológicos, microvascularización e histología general. En la investigación microscópica, por el contrario, se observan grietas en el injerto y se incluyen células.

Asimismo, durante la investigación se observa que en los injertos de conejo que sufrieron una dosis más alta hay más capilares. El médico González Arteaga concluye, por tanto, que el tratamiento de las ondas de choque afecta a la vascularización de los injertos óseos: el número de canales de vascularización en los injertos óseos de conejos tratados (tanto automentos como alomentos) es mucho mayor que en los que no han recibido este tratamiento.

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