Edad de las piedras; los montes no siempre son viejos
2004/02/29 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia
El monte joven es un monte que nace después del monte viejo; está a la vista. Pero, ¿cómo se puede saber cuándo es un monte o una piedra? En los árboles sí se puede saber tanto como cortando el tronco, ya que cada año ha dejado un anillo. Pero en los montes no se graban anillos, el año no deja huella.
¿Y qué me dicen de los paleontólogos? Para determinar la edad de los fósiles se mantiene el juego de los geólogos. Algunos afirman que saben la edad del fósil antes de hacer la prueba del 14 de carbono, entre otras cosas porque lo han sacado por debajo de un sedimento de varios años. ¿Pero cómo saben la edad del sedimento?
El secreto está en los isótopos radiactivos. El famoso carbono-14 es uno de ellos. El carácter radiactivo significa que los átomos de este material pierden progresivamente las partículas de los núcleos. En consecuencia, un núcleo se transforma en otro. Por ejemplo, el átomo de carbono 14 evoluciona con el tiempo a 14 nitrógeno. No obstante, se tarda mucho en producirse este cambio. De hecho, en un conjunto de 14 átomos de carbono, la mitad de los mismos deben pasar 5.730 años para convertirse en nitrógeno. Y otros tantos serán necesarios para que la mitad de los que quedan se conviertan en nitrógeno. Por eso se llama semi-vida. Es un concepto importante. Se puede medir la cantidad de 14 átomos de carbono que tiene un fósil y calcular aproximadamente la edad del fósil si se sabe cuánto tenía en su época de vida.
Para nosotros 5.730 años es mucho tiempo, pero no para paleontólogos. Por ejemplo, cuando este periodo de tiempo ha pasado tres veces, 17.190 años, es decir, el fósil sólo queda uno de los ocho carbonos que tenía al principio y cada vez es más difícil detectar los que quedan. Y sin embargo, son pocos los fósiles que entran en este periodo, la mayoría de ellos mucho más antiguos. Por lo tanto, el 14 de carbono es famoso, pero no sirve para conocer la edad del fósil de un dinosaurio ni de los humanos de Atapuerca. Ya han perdido casi todo el carbono 14 y no se puede detectar.
Pero no todos los isótopos radiactivos desaparecen a la misma velocidad. Algunos tienen una vida media inferior a un segundo. Otros miles de millones de años. Los 37 átomos de calcio sólo necesitan 175 milisegundos para desintegrar la mitad. En el caso del Uranio-238, por el contrario, son necesarios 4.500 millones de años. Y por eso se utiliza la segunda para calcular la edad de las piedras y no la primera. Uranio-238 y potasio-40 y torio-232 y otros muchos. En el caso de estas medidas y del carbono 14 la base es la misma. Se trata, por ejemplo, de hacer cuentas conociendo la cantidad de uranio-238 que tiene una piedra y la cantidad que tenía cuando la creó.
¿Tenemos que creer a los geólogos? ¿Cómo saben que la vida media del uranio-238 es de 4.500 millones de años y no de 118.000 por ejemplo? Estoy seguro de que en ambos casos nadie ha podido medirlo. En realidad, otros tiempos han sido medidos con gran precisión. La vida media del Neon 19 es de 17,2 segundos, y la de Iodo-131 de 8,07 días, y la de Tritio, 3 de hidrógeno, 12,26 años, etc. Los geólogos han visto que todos los isótopos medibles se desintegran con el mismo patrón, aunque la escala de tiempo varía de una a otra. Por lo tanto, los que no son medibles siguen el mismo patrón y no es necesario esperar 5.730 años para confirmar, por ejemplo, la semi-vida del carbono 14. El comportamiento de los primeros años permite a los geólogos realizar el cálculo.
Así, los geólogos miden la edad de las piedras. Sin embargo, nos ha quedado otra cosa pendiente. No hemos aclarado todo. ¿Cómo se puede saber la cantidad de uranio-238 que tenían las piedras en el momento de la constitución de Txindoki o Anboto? Este dato es necesario para conocer la edad de sus piedras. Los geólogos hacen una estimación. Cuando se formó la Tierra había una cantidad de uranio-238 y con el tiempo se está perdiendo. Pero en esa pérdida, los átomos no desaparecen simplemente. En cada desintegración radiactiva, el átomo del uranio-238 se transforma en plomo 206. Y el plomo 206 es estable. No es radiactivo. No se desintegra. Por tanto, en los lugares donde se ha disuelto un átomo de uranio-238, los geólogos encuentran un átomo de plomo 206. Este dato ayuda a calcular la edad y la cantidad de uranio original.
Hay que saber si un monte o una piedra es joven o vieja. Y, por encima de todo, hay que entender la teoría que hay detrás de todo eso. Los geólogos no pueden dar por supuesto todo, igual todos los argumentos que parecen aceptados no son correctos y es posible que algún día se detecten errores de la teoría. Sin embargo, los geólogos han aplicado su teoría más sensata de momento. Y han encontrado una manera de conocer el pasado de las piedras.
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