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Si el hombre desapareciera...

2007/08/25 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

¿Imagináis qué pasaría si de repente las personas desapareciéramos del mundo? A esta pregunta respondió el biólogo y periodista Bob Holmes en un artículo de la revista de divulgación científica New Scientist.

Holmes intenta descubrir cómo sería la Tierra sin seres humanos.

Al comienzo del artículo, Holmes recuerda que el ser humano es la especie más extendida en todo el planeta. Es decir, somos la especie más invasora y, además, generamos importantes consecuencias en todos los lugares que ocupamos. La actividad humana ha provocado la deforestación, la extensión de desiertos, el agotamiento de acuíferos, la pérdida de especies silvestres... Además, el ser humano ha producido contaminación química y nuclear, y parece que también ha provocado un cambio climático.

Por todo ello, Holmes cree que la desaparición del hombre sería una buena noticia para otros seres vivos. La naturaleza volvería a ocupar su lugar y, tal vez pasado un tiempo, no quedaría rastro de la actividad humana. O... ¿quizás no se eliminaría tan fácilmente la huella dejada por el hombre? Holmes intenta aclarar esto.

Falta de mantenimiento

t Holmes afirma que la falta de electricidad sería la primera consecuencia de la desaparición del ser humano, lo que se vería perfectamente desde el espacio. Precisamente, analizar las imágenes que se extraen del espacio durante la noche es una forma de detectar dónde se concentra la población humana, ya que las luces artificiales denuncian claramente dónde se encuentran las ciudades y los pueblos.

A las 24-48 horas de la desaparición del ser humano, en ese mapa luminoso comenzarían a aparecer lagunas, ya que las centrales eléctricas quedarían sin combustible. El uso de energías renovables (aerogeneradores, paneles solares, etc.) tendría una duración mayor, pero la falta de mantenimiento de la red de distribución llevaría a su extinción en semanas o meses. Por supuesto, con ello se silenciaría toda la maquinaria eléctrica.

Los alrededores de Txernobil están recuperándose más rápido de lo que la gente pensaba. (Foto: Wikipedia)

Los edificios, puentes y otras estructuras podrían caer por falta de mantenimiento. Sin embargo, sus residuos permanecerían largos. Fíjate, todavía quedan vistos los edificios de las civilizaciones de hace 3.000 años.

Pero, en ningún caso, en las centrales nucleares sería grave que no hubiera mantenimiento. Las reacciones que se producen en las centrales liberan un calor extremo, por lo que los reactores deben ser enfriados con agua. Sin embargo, a medida que el agua se evapora y se agota, los reactores se derretirían y liberarían una gran radiación.

Sin embargo, el efecto de la radiación nuclear no dura tanto como la mayoría de la gente cree. El entorno de Txernobil demuestra la enorme capacidad de la naturaleza para recuperarse. Pocos años después de que la gente saliera de aquella zona, las ratas y los ratones se apoderaron de la zona, atrayendo a los perros salvajes. Posteriormente comenzó a aparecer la fauna autóctona. En la actualidad, los jabalíes son diez veces más abundantes que en el exterior de la zona de evacuación y los grandes depredadores, como el lobo, también están creciendo mucho.

Capacidad de innovación

Algo parecido puede ocurrir en otros lugares. La renovación más rápida o más lenta depende de factores como el clima (templado y húmedo, antes que frío y árido), la degradación del ecosistema original... Y, en algunos casos, no será posible volver al equilibrio antes de que el ser humano cambie.

De hecho, en las zonas en las que el hombre ha sustituido a unas especies por otras, se ha conseguido un equilibrio diferente, y las especies existentes no tienen cabida. Los herederos de plantas y animales domesticados, por su parte, entrarían en ecosistemas salvajes, como lo han hecho hoy en día los cerdos y los caballos salvajes en diferentes lugares.

Los herederos de los animales domesticados entrarían en los ecosistemas salvajes.

¿Y qué pasaría con las plantas genéticamente modificadas? Según el autor, es muy probable que no permanezca en un mundo sin seres humanos. La mayoría de las plantas transgénicas se transforman para ser resistentes a los pesticidas, lo que supone un gasto en metabolismo. Por lo tanto, sin pesticidas, las plantas transgénicas estarían en desventaja.

Tanto los pesticidas como otros productos químicos irían desapareciendo del medio ambiente, pero hay una gran diferencia en el tiempo que tardan en desaparecer o neutralizarse completamente. Por otro lado, el dióxido de carbono y el metano, ambos responsables del calentamiento global, que se emiten a la atmósfera, tardarían mucho tiempo en reducirse a concentraciones que no afectaran al clima. En el mar, por el contrario, antes que en la atmósfera se observaría el cese de la actividad humana, que se recuperaría en un plazo de tiempo.

Por tanto, teniendo en cuenta todos los factores, si dentro de cien mil años los extraterrestres vinieran a la Tierra, no verían indicios evidentes de la actividad humana. Sin embargo, si empezaran a investigar, encontrarían indicios de que el cambio en el registro fósil fue evidente, de que en los cementerios encontrarían esqueletos humanos, de que en los sedimentos encontrarían productos creados por la actividad humana... Y todavía las ondas de radio seguirían viajando por el espacio. Pero la Tierra ya nos olvidaría. Esa es la conclusión de Holmes. ¡Sería bonito poder ver si es verdad!

Publicado en Gara.

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