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Músculos para reparar el infarto

2001/05/29 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

En un estudio realizado en 1998, en el que se incluyen células tomadas de sus piernas en los corazones dañados de los conejos, los conejos pudieron llevar una vida normal. Ahora, la investigación llevada a cabo por el Centro de Medicina de la Universidad Duke de Estados Unidos está siendo preparada para ser probada en humanos.

El primer ensayo se realizará en Rotterdam, y antes de finalizar el año se realizarán más pruebas en la Universidad Duke y en otros lugares de Estados Unidos. La técnica que van a utilizar es muy sencilla: coger las células musculares (mioblastos) de la pierna del paciente, hacerlas proliferar fuera del cuerpo y, mediante un catéter, introducirlas en las zonas del corazón afectadas.

El investigador de la Universidad Duke, Doris Taylor, aseguró que su trabajo se ha beneficiado de las últimas técnicas basadas en la sustitución de células para el tratamiento de los infartos. Estos últimos ensayos se están realizando con células madre, pero todavía se encuentran en la primera fase. Taylor cree que para empezar a hacer pruebas clínicas en humanos habrá que esperar cinco años.

Además, los mioblastos, a diferencia de las células madre, se pueden conseguir prácticamente sin límites. Las células madre están limitadas en cada paciente y para evitar el rechazo de los trasplantes es importante utilizar las células del paciente, por lo que la obtención de células a injertar es una ventaja clara.

Por otra parte, los mioblastos comienzan a contraerse junto con otras células del corazón nada más insertarlos. Las células madre, por el contrario, actúan como células del corazón y si el corazón se inserta en la zona afectada, actúan como si estuvieran dañadas.

Más de 3,5 millones de personas sufren un infarto al año en el mundo y los supervivientes corren el riesgo de volver a resurgir. Para combatir el daño, aunque las células sanas del corazón crecen más, con el tiempo el corazón pierde fuerza. Así, en Estados Unidos y Europa cada año mueren 410.000 enfermos de infarto. Por lo tanto, el éxito de esta técnica podría estimular la esperanza de curar el infarto.

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