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El desalado de la sal supone un riesgo para el medio ambiente

2007/07/29 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Más de dos tercios de la superficie terrestre está sumergida, pero sólo el 2,5% del total del agua es dulce. Además, dos tercios de este escaso se encuentra congelado en glaciares y polos. El 20% del agua dulce líquida se encuentra en lugares remotos, mientras que el resto llega a lugares o épocas innecesarias, como los monzones y las inundaciones. Así, menos del 0,08% del agua de la Tierra es potable y utilizada por las personas.
Cada vez consumimos más agua, sobre todo en los países desarrollados.

A pesar de la escasez de agua disponible para el ser humano sobre el total del planeta, su uso es cada vez mayor, estimándose que en las próximas dos décadas el uso del agua aumentará un 40%. En su mayor parte, cerca del 70%, se utiliza en agricultura, y a medida que aumenta la población, la agricultura consume más recursos para producir alimentos.

Al margen de la agricultura, el consumo de agua en otros sectores es cada vez mayor, sobre todo en los países desarrollados, a la vez que disminuye la disponibilidad de agua debido, entre otros factores, a la contaminación.

Salado al desalar

Para solucionar el problema se están probando diferentes vías. Una de ellas es la desalación del agua del mar. Según WWF/Adena, en el golfo de Arabia, el 60% de las necesidades de agua dulce se cubren con agua desalinizada.

Instalación de agua sin sal de Perth en Australia.
ABB

En España también se utiliza mucho el agua desalada. Existen 700 desaladoras y el agua desalada es utilizada en agroturismos y zonas secas. Cabe destacar que el 22% del agua utilizada en la agricultura es agua marina desecada en España. En Australia, EE.UU. y Gran Bretaña también existen numerosas instalaciones de desalinización, seguidas de las que se encuentran en China e India.

WWF/Adena acaba de publicar este tipo de datos llamativos en un informe. Pero no se ha limitado a facilitar datos, sino que además advierte de los riesgos que conlleva. De hecho, según WWF/Adena, la desalación del agua del mar tiene efectos nocivos para el medio ambiente.

Las desaladoras de agua marina, al igual que otras muchas industrias, consumen mucha energía y emiten gases que aumentan el calentamiento global. Según WWF/Adena, por cada metro cúbico de agua que se obtenga, se liberan a la atmósfera entre 1 y 2 kilogramos de dióxido de carbono.

Otras implicaciones están directamente relacionadas con la actividad desarrollada en estas instalaciones. Al desalar el agua se obtiene también agua con alta concentración de sales como producto lateral. Esta agua se vierte al mar, afectando gravemente a los habitantes del lugar donde se vierte. Es especialmente grave la afección a la planta marina Posidonia oceanica.

La posidonia oceanica se ve fuertemente afectada por vertidos con elevadas concentraciones de grasa. (Foto: M. San Félix / Universidad de Maryland)

Posidonia oceanica, natural del Mediterráneo, forma ‘praderas’ en la costa, en aguas someras. En el ecosistema mediterráneo desempeña un papel muy importante, manteniendo el suelo del fondo marino y proporcionando comida y protección a miles de especies animales. Por ello, la posidonia ocupa un lugar preferente en las directivas comunitarias sobre hábitats.

Para el crecimiento de la posidonia, el lugar debe tener dos condiciones fundamentales: la luz solar y la concentración constante de sales. Por tanto, los vertidos de las instalaciones de desalado incumplen esta segunda condición.

Por todo ello, WWF/Adena considera que la desalación del agua del mar no resuelve el problema del agua. Por ello, propone buscar otras soluciones. Junto a ello, considera fundamental mejorar la gestión del agua para no desperdiciarla y aprovecharla mejor que ahora.

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