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Galileo, en un mal momento

2007/12/09 Lakar Iraizoz, Oihane - Elhuyar Zientzia

Se entiende por GPS el conjunto de dispositivos utilizados para la navegación, la conducción, la geodesia y la agricultura. Cada una de ellas sirve para una cosa, pero todas tienen la misma base: dependen de un sistema de posicionamiento por satélite.
Las herramientas GPS dependen del Departamento para la Defensa de Estados Unidos.

De hecho, las palabras GPS son las siglas del sistema de posicionamiento por satélite creado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos (Global Positioning System). Y la mayoría de los aparatos GPS utilizados en todo el mundo reciben señales de este sistema. Hasta el año 2000, por cuestiones de seguridad, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos manipulaba las posiciones que representaban los satélites y recogía los datos de posición con unos metros de error por parte de los usuarios. En el año 2000 este error fue eliminado, pero si en algún momento Estados Unidos decidiera reestablecerlo, volveríamos a la situación anterior.

Para liberarse de esta dependencia, la Unión Europea tiene entre sus proyectos la creación de su propio sistema de posicionamiento por satélite: Galileo. Hay proyecto, pero se acumulan problemas para convertirlo en realidad, uno tras otro.

Galileo pretende ser una red de 30 satélites. (Foto: ESA)

Proyecto ambicioso

Durante el diseño del proyecto se realizaron varias previsiones: disponer de una red de treinta satélites, proporcionar datos más precisos que el sistema GPS – que la distancia de fallo sea inferior a un metro –, estar operativa para el año 2010, con un coste aproximado de 3.400 millones de euros.

El compromiso de llevar a cabo este proyecto fue asumido, además de por la Unión Europea, por la ESA (Agencia Espacial Europea) y por empresas aeroespaciales y privadas de telecomunicaciones. También se empezó a hablar de cómo distribuir todo el gasto del proyecto, tanto la fabricación y lanzamiento de satélites, como el mantenimiento durante su estancia en el espacio, así como las estaciones de recepción de señales emitidas por los satélites en la Tierra, para consensuar la parte que la Unión Europea pagaría y la parte privada. Pero no pactaron nada claro.

Y pusieron en marcha el proyecto. 28 de diciembre de 2005 (día de los inocentes), ¿era una señal? ), lanzamiento del primer satélite: Giove-A. Fue enviado como prueba para conocer la tecnología que necesitaban el resto de satélites.

Se lanzó el primer satélite del proyecto y todos los trabajos posteriores se paralizaron. (Foto: ESA)

El primero fue enviado a tiempo, pero a partir de ahí el proyecto se paralizó. Y sigue así dos años después de ese lanzamiento. A día de hoy, otro satélite debería estar en órbita y, de momento, no lo han lanzado por problemas técnicos. Además, Galileo sólo ha prometido hacer cuatro de los treinta satélites que dice tener.

Además de problemas técnicos, tienen problemas económicos. Las empresas que conforman el sector privado no han logrado consensuar una oferta conjunta de negociación, por lo que lo acordado inicialmente no ha podido avanzar. Es decir, la parte que debe pagar el sector privado ha quedado sin pagador.

Sin embargo, la Unión Europea quiere seguir adelante con el proyecto a toda costa y ha anunciado que asumirá el pago de lo pagado y que sólo dará al sector privado la responsabilidad de mantener en funcionamiento los satélites. Para ello utilizarán los fondos agrarios y administrativos que les hayan quedado sin utilizar.

No todos los países de la Unión Europea están de acuerdo con ello. Dicen que es una locura despilfarrar en esa cantidad de impuestos que pagan los ciudadanos, que deberían utilizarla para hacer otras obras más útiles. Hay quien dice que la ESA también debería poner dinero y otros piden la suspensión de Galileo hasta que se solucione el problema del pago. ¡Quién sabe cómo acabará el proyecto Galileo!

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