"No es lo mismo encontrar huesos desnudos que ropa: las ropas nos acercan"

"No es lo mismo encontrar huesos desnudos que ropa: las ropas nos acercan"
Yo creo que cada uno tiene su propio. La cronología, por ejemplo, tiene gran importancia. El interés de los vestigios humanos neolíticos es intrínseco, ya que se encuentran en muy pocos yacimientos, por lo que tenemos pocas posibilidades de estudiarlos. Y otras veces te interesa una curiosidad. Cada uno tiene su encanto.
Claro. Porque no estás ante unos huesos o unos objetos, sino ante las personas. A menudo nos rodeamos de familiares que nos dan algunos nombres y apellidos, nos dicen cuál era la ideología, la forma de pensar, las relaciones que tenía el familiar muerto... Es totalmente diferente.
Cuando tienes unos huesos neolíticos, un esqueleto, estás delante de un objeto. Tiene gran interés en la investigación científica, pero es un objeto. En cambio, en otros casos, tienes personas por delante y es muy diferente. Sólo por ropa, ya es diferente...
[Ha hecho una pequeña pausa antes de seguir hablando]. Encontrar huesos desnudos o incluso ropa, ¡no sabes la diferencia! Porque la ropa la convierte en persona. El esqueleto son huesos humanos y se acabó. Pero cuando tiene ropa te encuentras ante una persona. Lo sientes cerca. Y en esas prendas también pueden haber objetos que nos hablan de esa persona: la moneda que lleva en un bolsillo, o el cuchillo, ¡o los papeles! Y esos, ayudan mucho en el acercamiento.
Podemos distinguir entre sexo y edad de los huesos y, a menudo, conocer sus patologías. Aunque tenía malformaciones se ve... Estos, desde el punto de vista morfológico. Y luego la información que nos dan los objetos. A veces nos dicen su oficio: si era carpintero, quizás lleva un lápiz; o era costurero, y encontramos agujas. Supongamos que se trata de la tumba de un rey: seguramente tendremos muchos objetos que así lo indican. Por tanto, los objetos son de gran ayuda para completar la historia.
Sí, sí. En el cristianismo, los muertos siempre se enterraban boca arriba. Por lo tanto, si uno se encuentra prono significa que fue condenado. Además, se enterraban fuera del cementerio. Si no, se enterraban en el cementerio y boca arriba, y a veces con los brazos apoyados sobre el pecho o sobre el vientre... En los yacimientos de la guerra civil, en muchos casos, los cuerpos eran arrojados al agujero. Entonces aparecen de cualquier manera, con los brazos y las piernas extendidas, con los huesos rotos, unos sobre otros...
Si no, según el rito, la actitud cambia. Nos han tocado poco musulmanes, pero enterran la alboka y siempre con la cara mirando a la Meca. En la época neolítica el cuerpo se colocaba a un lado y con los brazos y las piernas envueltos, encogidos.
Y hemos encontrado alguna momia, por ejemplo, una que encontramos en Arrasate, el XVI. subordinada. No suelen ser intencionadamente momificados, sino automomificados por las condiciones climáticas.
Muchas veces sí. Por ejemplo, si murieron a tiros, normalmente recibiría el disparo en la cabeza, porque es la forma más eficaz de matar a alguien. Pues nosotros podemos ver por dónde entró la bala y por dónde salió, y deducir de ahí cómo le dispararon.
En algunos casos se trataba de un tiro en el cuerpo. Hay casos que sobrevivieron tras el disparo. También podemos verlo. Como curiosidad hemos encontrado dos ejemplos muy similares, de épocas muy diferentes. Uno de ellos es del Neolítico, con una punta de flecha entre el cubo y el radio, y se ve muy bien que el hueso siguió creciendo hasta rodear la punta. El otro es de la Guerra Civil y a él le ocurrió lo mismo: se le quedó un trozo de un proyectil metido en el hueso, pero no murió entonces y podemos ver que el hueso envolvió al proyectil. En ambos casos ocurrió lo mismo, pero entre uno y otro hay unos 5.000 años.
Por otro lado, aunque de vez en cuando encontramos balas en los fosos, no es lo habitual. Por ejemplo, en Burgos, La Andaya, las balas estaban en el lateral del foso. Es decir, se dispararon en un lugar y luego se tomaron los cadáveres y se los expulsaron.
Sí. La fosa se encuentra en Lerma, donde hay 29 cuerpos. Todos tenían cargos políticos: Diputada de Burgos, Alcaldesa de Aranda de Duero y concejales. Uno lo identificamos gracias a un anillo de oro. En un dedo de la mano derecha, cuando le quitamos, vimos que tenía escrito el nombre de una mujer en el interior, Benita, y una fecha de la boda. Con ello pudimos saber quién era: Tomás Requejo Requejo, diputado de Burgos.
Eso es. A veces un objeto te da la huella y otras veces quizás el análisis genético. Pero no pienses que los análisis genéticos dan todas las respuestas. Puede que el ADN esté muy deteriorado y no sea posible analizarlo. O tener ADN, pero no tener familiares adecuados para hacer comparaciones. No siempre conseguimos todo lo que queremos saber, eso es así.
Arqueólogos; antropólogos, generalmente antropólogos forenses; biólogos; genéticos; historiadores... Según el caso, también nos unen sociólogos y psicólogos...
Cada uno tiene sus herramientas y su punto de vista, y el objetivo es completar la historia entre todos.
Dependiendo de la época y del caso concreto, unas u otras serán apropiadas. Con restos neolíticos, son muy importantes los objetos y sobre todo la datación. Si es radiocarbónico, mejor, porque nos permite determinar la época a la que pertenece, y en estos casos es uno de los aspectos que más nos interesa.
Con los restos de la Guerra Civil, lo más importante es la identificación. Y para ello es fundamental la genética. Por tanto, seleccionamos las técnicas en función de la época y de lo que queremos saber.
De hecho, se da en cada caso. Por ejemplo, las telas. Rara vez tenemos paños bien guardados, pero si los encontramos en un sarcófago, en este caso el restaurador especializado en telas tendrá especial importancia.
En primer lugar, documentad sobre lo que queremos encontrar, haciendo prospecciones previas, sondeos...
En los casos de la Guerra Civil, normalmente los familiares o las asociaciones nos piden una investigación y nos dicen todo lo que saben: dónde está el foso o dónde fue enterrado... Entonces, nosotros vamos allí, con ellos, y realizamos una excavación arqueológica y un estudio antropológico in situ, porque observamos muchas cosas sobre el terreno: en qué posición están los cuerpos, qué objetos hay y de quién es cada uno, cómo son...
También hacemos un croquis, un dibujo para colocar todas las cosas y sacamos fotos. Porque sabemos que cuando excavamos un yacimiento desaparece. Por tanto, es absolutamente imprescindible documentarse.
Luego llevamos las cosas al laboratorio. Y ahí comienza el trabajo de laboratorio, tanto con los huesos como con los objetos. Con los huesos distinguimos entre sexo y edad, los estudiamos antropológicamente...
Normalmente no, pero es posible. Por ejemplo, en los casos de sospecha de envenenamiento se realiza un análisis toxicológico.
Por otro lado, cuando el hueso está alterado, debido a la presencia de sustancias químicas del entorno, también es posible realizar análisis químicos.
En ellas la excavación arqueológica es de vital importancia y requiere tiempo. Y luego vienen los estudios de laboratorio, como en otras ocasiones.
Sí. Hemos encontrado cinco esqueletos y esperábamos que todos estuvieran en una fosa de 1813. Pero no, los hemos encontrado enterrados uno a uno y, entonces, seguramente son ingleses, venidos a ayudar a los liberales en la primera Guerra Carlista y muertos en la lucha contra los carlistas.
Pero no estamos seguros, porque no hemos encontrado nada para saber si son de 1813 o si son de la Guerra Carlista. Sólo hemos encontrado proyectiles y el XVIII. Desde el siglo XIX hasta mediados del XIX, los proyectiles fueron iguales, no cambiaron. Por lo tanto, no nos sirven para saber quiénes son y cuándo.
La cuestión es que si fueran de 1813, quizás fueran franceses. No sabemos, seguiremos investigando.
Seguimos con los sumideros de la Guerra Civil y en breve vamos a Soria. Vamos a sacar diez personas. Están en cuatro fosas, que hemos encontrado, pero todavía no lo hemos excavado, lo hemos rodeado y preparado solo. Los otros seis se encuentran en otra fosa. Algunos eran de la CNT y otros eran ciudadanos.
Todos. De hecho, en su conjunto, sólo un 5% son mujeres. Pero hay fosas que sólo tienen mujeres: Grazaleman, en Cádiz; Guillena, en Sevilla; y Espinosa de los Monteros, al norte de Burgos. Allí estudiamos una fosa masculina y a 200 metros femenina.
Son muy pocas las mujeres, la represión fue diferente contra las mujeres.
Pues en breve sacaremos un trabajo para mostrar cómo se manifiesta la violencia desde el Neolítico hasta la actualidad. Y es que a nuestro alrededor hay numerosos yacimientos que muestran la violencia. Es decir, los esqueletos presentan indicios evidentes de violencia y a través de ellos se analiza su evolución a lo largo del tiempo: cómo fueron asesinados, qué armas utilizaron...
Y eso hace tiempo que tenemos casos especiales. Por ejemplo, en Álava, en el yacimiento neo-eneolítico de San Juan ante Portam Latinam, encontramos a 300 personas, 13 de ellas con puntas de flecha clavadas en los huesos. Sacad las flechas que les echaron para que algunas quedaran metidas en los huesos. Es uno de los pocos casos de Europa, un yacimiento muy importante. A partir de ahí, y posteriormente, tenemos muchos casos interesantes.
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