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Humedales del País Vasco (I)

2000/03/01 Estonba Mintxero, Mikel Iturria: Elhuyar aldizkaria

A pesar de ser reconocidos durante mucho tiempo como un lugar inhóspito e insalubre, los humedales son, sin duda, los espacios naturales que más atención han despertado en las últimas décadas, ya que la gran riqueza natural que tenemos en estos aspectos y su importante papel como indicadores de la salud ecológica del medio ambiente se han convertido en aspectos emblemáticos de la conservación de la naturaleza.

Sin embargo, hasta hace poco, el conocimiento y la fama de los humedales ha estado casi exclusivamente asociada a las aves acuáticas que constituyen el componente más llamativo de estos sistemas naturales. En muchas ocasiones estos han sido el único elemento utilizado para la difusión pública y el principal objetivo de las investigaciones científicas sistemáticas llevadas a cabo en los humedales. Afortunadamente, hace unos años los estudios científicos sobre los humedales se han multiplicado y diversificado, ayudando a conocer mejor el funcionamiento de los humedales y su riqueza biológica, y sirviendo para demostrar la importancia de las unidades del paisaje para el desarrollo de diversos procesos hidrológicos, geoquímicos, sedimentológicos y ecológicos. Gracias a ello, los humedales abandonados hasta entonces por no albergar comunidades de aves acuáticas nutridas han comenzado a valorarse e integrarse en programas de protección.

Por ello, a pesar de que todavía quedan muchos estudios por realizar en torno a los humedales, las tareas más prioritarias ahora son la difusión y difusión de todos estos conocimientos y el diseño de políticas eficaces de protección y gestión de los humedales, ya que la mentalidad que percibe los humedales como un medio insalubre y barboso está todavía muy extendida en la actualidad, lo que hace que muchos humedales sigan sufriendo graves procesos de degradación.

A pesar de que en el País Vasco no existen humedales tan amplios como Doñana o el mar de Wadden, la diversidad de humedales de pequeño y mediano tamaño y, en general, la desconocida. Por tanto, a lo largo de todos estos artículos te ayudaremos a comprender mejor esta parte importante de nuestro patrimonio natural. Esperamos que te guste.

¿Qué son los humedales?

La definición de los humedales no es una tarea sencilla. Las características morfológicas difusas (límites indefinidos y poca profundidad) y su carácter variable (dependiendo del tiempo la forma de los humedales puede ser muy diferente) que suelen presentar los humedales dificultan la búsqueda de una definición adecuada. Esta dificultad ha permitido que aparezcan numerosas definiciones para humedales. A continuación se analizan algunas de las definiciones utilizadas para la definición de los humedales, en la confianza de que entre todos entendamos mejor qué son los humedales.

Algunos científicos han propuesto definir los humedales como zonas que sirven para arcillar los pies pero que no sirven para nadar. Esta definición, aunque parezca broma, no es nada desacertada, ya que hace referencia a las características más importantes de los humedales: la presencia de agua y su escasa profundidad. Esta definición pone de manifiesto que las lagunas profundas y este tipo de sistemas acuáticos no son humedales, si bien en ellas predomina el medio acuático, sino que rige la interacción entre agua y tierra en los humedales. Sin embargo, no sirve para definir todos los humedales. Y es que aunque en algunos humedales no aparece agua superficial para mojar los pies, en otros hay suficiente profundidad para nadar, no hay duda de que son humedales.

Otra definición apunta a los humedales como áreas de transición entre zonas terrestres y acuáticas, tanto continentales (ríos y lagos) como marinas. Esta definición es adecuada para los humedales que se desarrollan en el litoral y en las orillas de lagos y ríos, pero no incluye los humedales que aparecen en su interior fuera del límite de agua/tierra. Sin embargo, en esta definición aparece un elemento importante y novedoso: que los humedales sean ecosistemas de frontera entre distintas zonas.

Desde el punto de vista ecológico, una definición interesante es la que señala a los humedales como aspectos que presentan una irregularidad hídrica positiva hacia un medio más seco. Esta definición, además de servir a las zonas húmedas expuestas al agua, incluye las denominadas criptohumedales, que permiten el desarrollo de diversos suelos y plantas y que se caracterizan por una mayor humedad del suelo. Sin embargo, el concepto de irregularidad positiva no es adecuado para humedales bien diferenciados en la definición anterior, situados entre el medio terrestre y el acuático.

La definición que recoge todas las características anteriores podría ser la siguiente: los humedales son sistemas naturales condicionados por la interacción entre el medio acuático y terrestre. En ellas la armonización exacta de los factores climáticos, el relieve, el suelo y el régimen del agua provoca un importante aumento de la humedad que afecta directamente a los procesos fisicoquímicos y biológicos en estos aspectos.

Teniendo en cuenta lo expuesto hasta el momento, se puede afirmar que la delimitación y separación de los humedales se puede realizar a través de tres elementos básicos: el primero sería la aparición de una superficie de agua somera o de un nivel freático (agua subterránea próxima o a nivel de la superficie terrestre). La segunda sería la aparición de suelos hidromorfos con saturación de agua permanente u ocasional. El último sería el desarrollo de la vegetación de hidrófitos (plantas que se desarrollan en el agua o en zonas sumergidas) o higrófitos (plantas que se desarrollan en zonas con saturación acuática permanente o esporádica). En estos tres componentes, el más importante es el agua, ya que aunque pueden existir humedales sin vegetación (lagos hipersalinos) o zonas húmedas sin vegetación ni suelos hidromóricos (cavidades rocosas), no existe ningún humedal que no presente agua de forma permanente o esporádica.

Además, hay que tener en cuenta que otro elemento importante de estos sistemas de comprensión de humedales es la variabilidad. La variabilidad de los humedales no se debe únicamente a la diversidad de tipos de humedales sino a la variabilidad espacial y temporal de los mismos. En función de los cambios climáticos, un mismo humedal puede presentar características de humedales de gran profundidad, lagunas o criptohumedales y puede ocurrir lo mismo a lo largo de la zona de cada humedal, ya que en un mismo humedal pueden aparecer distintos tipos de humedales formando un mosaico de zonas húmedas.

Ecología de los humedales

En general, se puede afirmar que todos los humedales son zonas de gran importancia ecológica, ya que además de ser refugios de fauna y flora con especiales adaptaciones para vivir en estos ecosistemas, afectan a procesos y factores externos a los límites de los humedales, como la regulación de ciclos de agua y inundaciones, la recuperación de alimentos limitantes, la creación de microclimas diferentes, la diversificación del paisaje, etc.

Entre los factores que condicionan las características de los humedales destacan los siguientes: por un lado, el origen del agua que genera el humedal es de vital importancia, ya que condiciona la naturaleza del agua del humedal. También es importante el tamaño del humedal y el aspecto de la cuenca, ya que condicionan totalmente la composición y desarrollo de las comunidades de seres vivos que se desarrollan en el mismo. Por otra parte, la relación entre la superficie y la profundidad del humedal que condiciona el nivel de producción de la masa de agua, también debe tenerse en cuenta, ya que esto indica la importancia de la capa fótica (capas en las que los seres vivos fotosintetizadores pueden dirigir la fotosíntesis) sobre el volumen total de agua. Por último, las características fisicoquímicas del agua, es decir, las concentraciones de temperatura, oxígeno y dióxido de carbono, turbidez del agua, cantidad de alimentos minerales, etc.

Según lo expuesto, es evidente que los humedales pueden ser muy diferentes. Sin embargo, con una gran simplificación y teniendo en cuenta únicamente la cantidad de alimentos y el grado de producción, los humedales pueden dividirse en dos grandes tipos: oligotróficos y eutróficos.

Humedales oligotróficos

Los humedales con poca cantidad de alimentos en el agua son oligotróficos. Si bien dentro de ellos existe una gran diversidad, la mayoría son humedales que se desarrollan en zonas de montaña (ríos, lagos de montaña, turberas) y normalmente son humedales de pequeño o medio tamaño.

Las causas de la baja producción de materia orgánica debida a la escasez de alimentos señalada y a su baja producción deben buscarse en diferentes factores. La influencia de todos estos factores no es la misma en todos los humedales oligotróficos, por lo que la escasez de alimentos es más acusada en unos casos que en otros. Entre estos factores cabe destacar, por un lado, que el agua que abastece a estos humedales, además de provenir directamente de la lluvia o de la nieve, tiene un recorrido corto antes de llegar a la zona y, por tanto, transporta pocos alimentos minerales. Por otro lado, el clima montañés hace que la temperatura del agua sea relativamente baja, lo que ralentiza todos los procesos biológicos. Por último, hay que tener en cuenta que en estos humedales predominan las orillas escarpadas que impiden el desarrollo de una vegetación acuática y pantanosa. Por tanto, los humedales oligotróficos son ecosistemas de baja producción que no son capaces de mantener a muchos seres vivos, por lo que la diversidad y densidad de especies también son relativamente bajas.

Humedales eutróficos

Los humedales con mayor concentración de nutrientes en el agua son eutróficos. Los humedales eutróficos presentan una gran diversidad, desde las rías y marismas hasta las charcas de las zonas áridas, con humedales eutróficos innumerables.

La riqueza de los alimentos hace que los humedales eutróficos sean ecosistemas con altos niveles de producción. La riqueza de los alimentos es consecuencia de varios factores que confluyen en estos humedales. Por un lado, por su largo recorrido antes de llegar al humedal o por la abundancia de caudales que recibe de sus orillas, el agua presenta elevadas concentraciones de nutrientes (minerales y orgánicos). Por otro lado, la pequeña profundidad del agua hace que la capa fótica ocupe una parte importante del volumen de agua, lo que permite (junto con la disponibilidad de alimentos minerales) un gran desarrollo de fitoplancton. La fertilidad del fitoplancton provoca el desarrollo de un rico zooplancton, por lo que la cantidad de materia orgánica que se mantiene en suspensión es muy elevada. Por último, dado que las márgenes de estos humedales suelen ser bastante planas, la vegetación que se desarrolla en las orillas y en las aguas es abundante.

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