"Ese pensamiento científico, saber que lo que ahora sabes seguramente será superado, eso es evolución"

Eudald Carbonell es arqueólogo, antropólogo y paleontólogo conocido sobre todo por ser uno de los directores del yacimiento de Atapuerca. Precisamente por este trabajo recibió, ex aequo, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1997. A pesar de que tiene muchos otros premios y cargos, se considera investigador, aspecto al que da importancia. Sin embargo, también tiene mucho de filósofo, con lo que tiene interesantes ideas sobre la evolución del ser humano.

"Ese pensamiento científico, saber que lo que ahora sabes seguramente será superado, eso es evolución"


Tienes cargos y responsabilidades importantes y has recibido muchos premios. ¿Te parece que estás en la cima de tu carrera como investigador?

Yo creo que cuando una persona tiene tantos cargos ha hecho los suyos. Yo no quiero cargos. Aunque algunos tienen como objetivo principal acumular cargos, los científicos queremos acumular conocimiento. Yo por lo menos sí, y sigo trabajando para ello. Es más, creo que lo mejor que una persona, cuando tiene tantos cargos, puede hacer es dejar a todos de lado y trabajar. Si no, acabas sin hacer nada.

Como investigador, es el creador de un sistema de análisis de la tecnología prehistórica.

Efectivamente. Lo hice cuando era joven, con 23 años. Tenía más tiempo que ahora (sonriendo). Es un sistema lógico-analítico muy sencillo. A través de ella analizamos objetos y, utilizando la estadística inferencial y analítica, podemos ver cómo ha evolucionado la tecnología.

De hecho, una de las conclusiones de mis estudios sobre la evolución es que la tecnología es la adaptación que nos ha hecho la persona.

Asimismo, los avances tecnológicos contribuyen a la investigación. A lo largo de su larga trayectoria, las investigaciones y la tecnología avanzarían en paralelo...

Sin duda. En este sentido, la tecnología realimenta nuestra forma de saber sin interrupción. Hace 32 años, cuando empezamos a excavar en Atapuerca, no podíamos ni imaginar la tecnología que tendríamos, tanto para registrar datos como para analizar muestras. Esto ha cambiado radicalmente la forma de entender el registro. En esto también es una tecnología evolutiva y aplicable a la evolución.

Además, creo que la socialización de la tecnología debe ser el proceso que nos haga humanos, lo que nos permitirá mejorar la distribución de energía en nuestro planeta.

¿Ha sido útil conocer otras especies ya desaparecidas del género Homo para llegar a estas conclusiones?

Por supuesto. A través de la comprensión de la filogenia humana, tienes más elementos para utilizar tu capacidad crítica, que tienen una base empírica, sólida. De hecho, yo creo que el contenido del conocimiento es la base del pensamiento y que la tecnología nos ha permitido saber.

¿En qué medida todas las huellas humanas encontradas en Atapuerca son fundamentales para la adquisición de este conocimiento?

Decía antes que lo más importante para mí es investigar. Pues tan importante como saberlo es encontrarlo, porque encontrar y encontrar aquello que no sabemos.

(Foto: Jordi Mestre/IPHES)

Atapuerca, a lo largo de estos 30 años, nos ha dado la oportunidad de recorrer un millón y medio de años en el mismo lugar. Eso es muy importante para mí y me ha complementado como persona. Me ha hecho abrir los ojos a la realidad, me ha enseñado cómo se ha adaptado nuestro género a estas montañas, cómo ha evolucionado. Sin esa evolución, ahora no estaríamos aquí los dos, haciendo lo que estamos haciendo, es decir, una conversación sobre el conocimiento y la evolución.

Cuanto más conocemos estas especies desaparecidas del género Homo, más cercanas las vemos. Ha habido un cambio en la visibilidad de estas especies, ¿no?

Sí, ha habido un cambio: es un cambio del creacionismo al evolucionismo. Darwin dedica su libro a la creación de especies en el siglo XIX. A pesar de su publicación en el siglo XIX, la idea de que nosotros estamos por encima de otras especies ha quedado pegada a la sociedad. Y eso ha hecho, sin darnos cuenta, al interpretar el mundo, separar el Homo sapiens de los demás, incluso los científicos.

Sin embargo, la interpretación evolucionista nos ha acercado a esa gran complejidad. Y es indiferente mirar la tecnología u otros aspectos como el comportamiento sexual o el cuidado de los ancianos.

De hecho, en todos los medios de comunicación salió la pelvis Elvis y demostraron que los grupos humanos de hace 500.000 años cuidaban a los ancianos y a los enfermos.

Sí, primero encontramos la pelvis de un hombre de la especie Homo heidelbergensis y después algunas vértebras de la columna del mismo individuo. Calculamos que tenía 50 años. Por lo tanto, era viejo porque en aquella época la gente muría joven. Más aún si tenían algún error, que tenía una malformación en la cadera. Todo ello nos ha demostrado que el equipo cuidaba bien, de lo contrario no llegaría a ser tan viejo.

Hay muchos ejemplos como la mandíbula de Dmanisi o la calavera de la benjamín. Todas estas pruebas demuestran que siempre hemos sido muy sociales. Pero ser socialista no significa no ser agresivo ni violento.

Por ejemplo, a muchos les llama la atención que sean caníbales.

Todos fueron caníbales y H. sapiens también. Además, nuestra especie ha realizado diversos tipos de canibalismo, incluso político. Por ejemplo, en la Marcha Larga de Mao Zocedón se comieron 40.000 enemigos. Como había mucha hambruna, era normal que si mataban a alguien se comiera el muerto. Y además del canibalismo político, hay canibalismo social, ritual, gastronómico... El canibalismo es una práctica habitual no sólo en el ser humano, sino también en casi todos los mamíferos.

Antes hablamos de especies desaparecidas... ¿Por qué desaparecieron?

No sabemos. Hay muchas explicaciones: la propia deriva genética, los cambios climáticos bruscos, las guerras... Otro motivo puede ser la comisión de errores graves. Por ejemplo, en la isla de Pascua, además del cambio climático, influyeron factores humanos en el agotamiento de los recursos.

(Foto: Jordi Mestre/IPHES)
¿El H. sapiens también está condenado a desaparecer?

¡Si pudiéramos saberlo! Es difícil decir, porque si desarrolla y socializa la tecnología, será mucho más difícil perderla. ¿Por qué? Pues si la causa de la desaparición es la deriva genética, puede modificarse genéticamente. O si se produce una catástrofe en todo el planeta, es posible que se desplace a otro planeta y se haga la vida allí.

Por lo tanto, creo que por primera vez puede ser posible superar la selección natural tras la revolución científico-técnica y su socialización.

Por ejemplo, ¿crees que será capaz de frenar el cambio climático?

No, me parece que no podrá parar, pero se puede adaptar. O puede colonizar otro planeta. Para ello, por supuesto, necesitará tiempo, ya que necesitará tiempo para desarrollar la tecnología necesaria para conseguirlo. Pero con todo lo que sabemos ahora, ese desarrollo tecnológico puede ser bastante rápido. H. neanderthalensis no podía hacerlo, ni H. sapiens hace 5.000 años, quizás sí en el futuro. Esa es la evolución.

¿Hasta ahora el desarrollo tecnológico del H. sapiens ha sido más rápido que el de otras especies?

Sí, hay que tener en cuenta que el aumento de la inclusión social está relacionado con el desarrollo de la tecnología. Eso es muy importante. Los primates no aceleran sus procesos tecnológicos porque no socializan sus descubrimientos. En nuestro caso, el fuego se inventó hace un millón de años, es decir, ya existía, claro está, pero los seres humanos aprendieron a crearlo hace un millón de años y tardó 300.000 años en integrarse. El teléfono móvil se ha incorporado a la sociedad durante 30 años. ¿Qué ha pasado? Los descubrimientos se socializan muy rápidamente, lo que lleva a acelerar todo.

A los investigadores también les afectará directamente la socialización de la información, ¿no? Es decir, creo que para vuestro trabajo será beneficioso que conozcáis de inmediato los hallazgos.

Sin duda alguna. Y eso no lo hacen otros primates. Ahí está la diferencia. Por eso es tan importante la comunicación de la ciencia y, sobre todo, la socialización, para que todas las personas piensen científicamente.

No es divulgación. Divulgar es dar a la gente, al pueblo llano [originalmente, en castellano, al vulgo ]. De ahí la palabra. Y yo no creo que sea así. Yo creo que hay que integrar a la gente para que la ciencia sea el motor del conocimiento. Por ejemplo, que alguien diga "He oído una noticia, me ha parecido interesante...", pues creo que no estamos en esta fase. Al contrario, es hora de integrarse, de ser coevolutivo, para que el pensamiento científico sea de todos.

Te pongo un ejemplo. Mientras trabajamos aquí, como los periódicos constan constantemente de los descubrimientos, llega un momento en el que el panadero de Atapuerca te pregunta: "Oye, ¿ese fósil que habéis sacado es del Homo heidelbergensis o del Homo antecessor? No es que te diga que ha leído algo, no; es una pregunta científica. Y esto es lo que creo que tenemos que hacer, porque la ciencia es parte fundamental de la adaptación evolutiva y del cambio social.

(Foto: Jordi Mestre/IPHES)
Sin embargo, todavía hay quien niega la evolución.

Eso es un anacronismo y siempre ha habido anacronismos. Los anacronismos también son formas de adaptación. ¿Por qué hay tanta gente en la sociedad? Pues tienen que tener algún efecto positivo en la selección natural, de lo contrario no existirían, tienen que tener alguna tarea.

Sin embargo, hay cosas que se pueden discutir pero que no se pueden cuestionar. Y la evolución no es una teoría, es una realidad.

Una pregunta muy distinta es que sacáis conclusiones de unos pocos fósiles y huellas, y no es raro que luego obtengáis más datos y veáis que la hipótesis era errónea y que hay que buscar otra interpretación. En este sentido, ¿cuál ha sido tu mayor sorpresa?

En mi opinión, lo más importante que ha ocurrido en la evolución humana es que en la universidad nos enseñaban que una especie representaba a la otra. Y ahora tenemos claro que no ha ocurrido eso. Eso, a decir verdad, no ha sido una sorpresa para mí, pero sí un cambio de paradigma total. Ahora sabemos que la evolución humana tiene la forma de un árbol ramificado. Pero hace 40 años fue una gran revolución.

¿Todavía le faltan muchas piezas a este árbol?

No es que faltan muchas piezas al árbol, sino cómo se interpretan. Si una pieza es especie, o subespecie, hibridación... para interpretarlas bien, cuantos más elementos posean, mejor, ya que estadísticamente serán significativos y se extraerán conclusiones más directas.

En eso consiste la grandeza de la ciencia: no hay dogmas. Como ya se ha mencionado anteriormente, si las pruebas demuestran que lo que se pensaba está equivocado, se rechaza y se busca una nueva interpretación. Ese pensamiento científico, saber que lo que ahora sabes seguramente será superado, eso es evolución.

Galarraga de Aiestaran, Ana
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