Hermanos Elhuyar, mejores científicos que espías
2013/09/01 Etxebeste Aduriz, Egoitz - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria
En una carta le pasaron la misión en trece puntos:
1. Recuerda siempre el deseo de mantener el verdadero objetivo del viaje en secreto.
2. A la mayor brevedad, [...]
10. De Suecia a las fábricas escocesas de Carrón, y para su admisión, simular su carácter alemán y de oficio. Para ello, será importante aprender bien el alemán durante su estancia en Alemania.
11. Cuando vayas a Escocia, acordad la relación de carta con alguna persona de confianza de París, que sabrá que tendrá que enviar las cartas en alemán a España. Introducir frases en euskera en cualquier contexto escrito en alemán en las cartas, de forma disimulada, y con ellas se sabrá lo que realmente se quiere comunicar. [...]
La carta fue recibida en febrero de 1778 por Juan José Elhuyar, conde de Peñaflorida. La demanda provenía de Madrid. El ministro de la Marina de Carlos III, el marqués de Tudela, González Castejón, quería tecnología para hacer cañones de sus rivales británicos. Ellos fabricaban los mejores cañones del mundo, especialmente en Carron (Escocia). El ministro quería enviar un par de espías y pidió ayuda al amigo bilbaíno José Domingo Mazarredo para encontrar personas con conocimientos técnicos suficientes para la misión: "Los vizcaínos y vizcaínas sois capaces de todo y muy apropiados para esto: silencios, hábiles y obreros".
Macarredo aprovechó la ocasión para hablar al ministro sobre la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. En el Seminario de Bergara se proyectaba la instalación de una cátedra de mineralogía y metalurgia con los mejores especialistas de Saxonia y Suecia. Otra opción podría ser llevar a jóvenes a los mejores centros de Europa para luego traer a Bergara lo que allí se había aprendido. Le propuso que todo esto debería ser financiado por el Estado, ya que, en definitiva, esto mejoraría mucho la tecnología del Estado y también los cañones. Por último, le dijo que también sería interesante enviar a un par de personas para espiar a Carrón, pero que él no conocía a nadie para llevar a cabo ese difícil trabajo y lo dirigió al conde de Peñaflorida.
El conde de Peñaflorida, Xabier María Munibe, y el marqués de Narros, Joaquín Egia, no perdieron la oportunidad. Munibe y Egia eran fundadores de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País y consiguieron que el Estado financiara la asociación a cambio de que fuera cubierta por el plan de espionaje. Juan José Elhuyar, y su hermano joven, Fausto Fermin, serán la clave de este plan -al espionaje, pero también en el plan de Munibe y Egia para completar el Seminario de Bergara.
Nacieron en Logroño, su madre era de San Juan de Luz y su padre de Hazparn. Su padre, cirujano y apasionado de la ciencia, quiso dar la mejor educación a sus hijos y los mandó a París a estudiar ciencias. Allí conocieron a los hijos del conde de Peñaflorida y del marqués de Narros.
Los dos hermanos recibían oficialmente una beca para estudiar en los mejores centros de Europa y traer esos conocimientos a Bergara. Posteriormente, Fausto tomaría la cátedra de mineralogía y metalurgia de Bergara. Por su parte, Juan José, a la sombra de aquel plan de estudios, iba a hacer de espionaje y luego la Corona española le daría un buen trabajo.
En junio de 1778, ambos hermanos se dirigieron a Sajonia, uno de los centros más importantes de la ingeniería minera de la época. De allí pasaron a Alemania, Freiberg, para seguir el curso de mineralogía del prestigioso profesor Abraham GobtedWerner. Y luego, tras pasar por el Imperio Austria-Hungría y otros centros alemanes, los hermanos se separarían en 1781. Fausto vino a Bergara a tomar la cátedra de mineralogía y metalurgia. Juan José continuó su viaje a Suecia.
Juan José estaba siguiendo aproximadamente el plan. Y es que todo lo que estaba aprendiendo con los maestros más grandes de Europa era mucho más interesante que el espionaje. Y en Suecia, en la Universidad de Upsala, encontraría uno de los grandes maestros: Químico Torbern Olof Bergman. Se convirtió en alumno del ojo de Bergman. Y de él recogió la hipótesis de que el "peso de piedra" que en sueco le llamaban tungstene tenía un elemento desconocido, y la sugerencia de seguir investigando en esta línea.
Mientras tanto, en España no estaban satisfechos con los servicios de Elhuyar. Enviaba muy poca información y estaba pasando más tiempo de lo suficiente. Estaba quedando claro que estaba en algo más que en el espionaje... Además, durante la guerra no pudo pasar a Escocia y, finalmente, la misión se suspendió. Por otra parte, hacía meses que no le pagaban el salario prometido. Se rompió la relación con el Gobierno. Juan José se convirtió en el químico más puntero del estado, pero estaba sin dinero y endeudado.
Se dirigió a Anaia, Bergara. Le habló del peso de la piedra y del nuevo elemento que pudo haber en aquella piedra. Fausto pensó que podían encontrar este elemento en Bergara; no formó en vano, con el dinero aportado por la corona española, un laboratorio sin envidia de ningún otro de Europa. Diez años después el sueco Thunborg, profesor en Bergara, decía: "No faltan herramientas y materiales singulares. Cuando me dieron la lista de lo que hay me quedé muy sorprendido, porque siendo conocido por los laboratorios de Estocolmo y de Upsala, me atrevería a decir que ellos sólo son la cuarta parte".
Tras meses de trabajo duro, los hermanos Elhuyar consiguieron aislar el elemento deseado a partir de la wolframita mineral. "Al enfriarnos, rompimos el crisol y encontramos un botón que se rompe entre los dedos. Era gris y al mirar con una lente se veía un conjunto de globos metálicos". Así se describió el resultado de un proceso complejo que fue presentado en la Asamblea General de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País el 28 de septiembre de 1783. "Este nuevo metal se llama volfram".
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