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Sorprendente comunicación entre elefantes

2001/09/02 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Cuando Angola es una tormenta, empujada por algo que aún no se entiende bien, los elefantes de Namibia se dirigen hacia el norte en busca de agua. También es incomprensible que cuando cazan un grupo de elefantes, otro grupo a 50 kilómetros esté nervioso. La investigación más exhaustiva sobre elefantes llevada a cabo hasta el momento ha sido impulsada por el deseo de explicar estos hechos. Pero si los hechos son impactantes, ¡qué decir de las consecuencias! Los elefantes han demostrado su gran capacidad de comunicación.
Los elefantes recogen las señales mediante la observación y la trompa.

Parece que los elefantes son capaces de percibir tormentas lejanas y cazadores a 50 kilómetros. Es imposible aprovechar el oído o el olfato en zonas tan grandes, pero entonces, ¿qué les empuja a reaccionar así? ¿Cuáles son las señales que reciben? El zoólogo Lynette Hart está convencido de que, gracias a la ayuda de otros expertos, ha respondido a esta pregunta. Está seguro que los elefantes comunican entre sí mediante ondas acústicas y sísmicas. Pero los elefantes son ingeniosos y el estudio de los grupos elefantes parece más que una sorpresa.

Curiosidad inicial

Las primeras sospechas reales de que los elefantes pueden sentir vibraciones remotas surgen en 1992, cuando Caitlin O'Connell-Rodwell vio esta peculiar forma de proceder de unos elefantes namibios: "Paran, inclinan hacia delante y levantan un pie". A pesar de su rareza, este comportamiento era conocido por el investigador y no es de extrañar que, al sentir ruidos silenciosos, algunos insectos veían hacer lo mismo. Así lo explicó O’Connell-Rodwell: "Levantando un pie, se unen mejor al suelo con los otros tres pies", por lo que se sienten mejor los movimientos del suelo. Pero volvió a Estados Unidos sin definir qué se siente exactamente.

Son capaces de notar una tormenta a 150 kilómetros.

A la vuelta le contó lo visto a Lynette Hart y le sorprendió. Se sospechaba que los elefantes se comunican por medio de las ondas, pero, como dice el proverbio, la creencia corrupta. Las sospechas deben comprobarse, para lo que era imprescindible analizar los grupos de elefantes y realizar mediciones sísmicas. Afortunadamente, Lynette Hart no tuvo ninguna dificultad para encontrar a la persona que le ayudaría a ello. Sin ir más lejos, su hermano Byron, geofísico, le dio un golpe de mano. Con el material y los conocimientos necesarios en la mano, junto a todos los demás, fue a escuchar, ver y aprender a un santuario de Texas.

Así empezó el trabajo que investigaba esa forma de actuar de los elefantes y que al menos aportaba parte de la respuesta a las preguntas iniciales.

Midiendo signos enviados

Sus pies son más sensibles de lo esperado.

Byron Arnasa, analizando las mediciones de las ondas aéreas y terrestres, concluyó que los signos de comunicación de los elefantes tenían características adecuadas para ser transportados por el suelo. Para medir las vibraciones del aire se colocaron micrófonos en una circunferencia de 10 a 45 metros de los elefantes y geófono para medir las ondas terrestres. Así se dieron cuenta de que las ondas acústicas y sísmicas no tenían la misma velocidad. Además, midieron a qué ritmo desaparecían y vieron que permanecen más tiempo en el suelo que en el aire. Por otro lado, aseguraron que el sonido que emiten los elefantes no desaparece antes de 10 kilómetros y que cuando se quejan o nervian se esparcen 32 kilómetros.

¿Cómo reciben los signos de comunicación?

Para completar el sistema de comunicación, el receptor es tan importante como el emisor. Por lo tanto, saber que envían ondas hace que se haga una segunda pregunta. ¿Cómo se realizan las ondas acústicas y sísmicas? La primera parte de la pregunta fue respondida por el experto del Instituto de Ciencia y Tecnología de Oregón, Bets Rasmuss. Rasmussen, recordando el trabajo realizado en la India para investigar cómo los elefantes utilizan su olfato desarrollado, respondió: "Creo que perciben las señales con la trompa".

Para atrapar los signos de comunicación, los elefontes se detienen, se inclinan hacia delante y elevan un pie.

En Rasmuss fue el primero en investigar las trompas de los elefantes y, en el trabajo realizado en su día, investigó cómo los elefantes perciben las feromonas. Las feromonas son sustancias que un animal arroja al medio en pequeñas cantidades y que provocan ciertos comportamientos en las mismas especies. En el caso de los elefantes, ya se sabía que las feromonas se detectan gracias a unos órganos especiales que tienen en el paladar, pero la investigación de Rasmussen fue más allá. Además del paladar se dio cuenta de que tienen receptores químicos en la punta de la trompa.

En su investigación con Lynette Hart no encontró ninguna señal química. Sin embargo, las células especializadas que detectan ondas descubrieron los llamados glóbulos en Panicia. Estas células, al igual que una cebolla, están formadas por capas superpuestas. Estas últimas, por acción de las ondas, se deforman y envían la señal al cerebro. Estos glóbulos también han sido encontrados en otros mamíferos, como las ermitas humanas, pero a una concentración mucho menor que en los elefantes.

A pesar de llegar a estas sorprendentes conclusiones, a Lynette Hart y a O’Connell-Rowell todavía les quedaba otra pregunta pendiente. Si detectan ondas con la trompa, ¿por qué acostumbran a levantar el pie? Poco después de seguir investigando, se le encontró respuesta a esta pregunta.

Los elefantes se encuentran sobre los dedos y éstos están fijados en el tejido adiposo bajo el pie. Las ondas sísmicas inflan el tejido adiposo, lo que estimula no sólo las células especiales que hay en la trompa, sino también en los pies. Como se ha comentado anteriormente, estar sobre los tres pies ayuda a sentir mejor las ondas.

Esta investigación suscitó gran expectación entre los expertos y las conclusiones sirvieron para explicar otras formas de actuar. Por ejemplo, los investigadores sabían que un elefante, cuando encuentra otro muerto, acaricia con el pie, pero no entendían por qué. Ahora, con esta nueva investigación, se cree que los pies de los elefantes son órganos más sensibles de lo esperado.

La investigación de Lynette Hart y O’Connell-Rodwell ha sido importante para comprender la importancia de la comunicación entre los elefantes. Ahora está claro que, a pesar de estar dispersos por grandes extensiones, las ondas sísmicas y acústicas hacen que los elefantes no tengan ningún problema en circular en la misma dirección. Además, se considera que los elefantes repelen las ondas acústicas y sísmicas para determinar la distancia de origen de la señal. Asimismo, para definir el sentido de la señal bastarán con tener en cuenta el pie desde el que reciben la señal.

Mil preguntas en el aire

Como ya se ha mencionado, la investigación ha servido para comprender el comportamiento de los elefantes y la importancia de lo que el ser humano no puede sentir o ver. Pero como todos los estudios, esto, tras una respuesta, genera mil nuevas preguntas.

Por ejemplo, dado que los cambios de una onda a otra se basan únicamente en su duración y frecuencia, las señales emitidas deben ser sencillas. ¿Pero cómo las identifican? ¿Qué significado tiene cada señal? ¿Un grupo a 50 kilómetros percibe las ondas del helicóptero de los cazadores o la carrera del elefante en peligro? ¿Cómo se nota una tormenta a 150 kilómetros?

Este tipo de preguntas están pendientes de respuesta. Todavía queda mucho por aprender y, además, no parece que las respuestas a estas preguntas se descubran de inmediato. Como ya se ha indicado, el elefante es un animal inteligente y, a pesar de detectar la onda, no tiene una importancia especial o alguien sabe por qué, puede ignorarla y eso dificulta mucho definir qué onda es capaz de detectar.

Publicado en el suplemento Natura de Gara.

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