Darwin: de cuernos a raíces

Charles Darwin nació el 12 de febrero de 1809, por lo que este mes se celebra el 200 aniversario de su nacimiento. Además, hace 150 años se publicó su obra más famosa, El origen de las especies. Para hablar de Darwin y su trabajo hemos reunido a dos expertos, Kepa Altonaga y Begoña Jugo. Ambos son doctores y profesores de Biología en la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV. Trabajan en diferentes campos, ambos importantes, imprescindibles, para comprender y completar la teoría de Darwin. De hecho, Kepa Altonaga es el zoólogo y, para proponer la teoría de la evolución, los estudios realizados sobre animales fueron básicos para Darwin. Begoña Jugo es genética y afirma que la teoría de Darwin tiene raíces sólidas. De este modo, Altonaga y Jugo han hablado desde sus respectivos ámbitos de la aportación de Darwin, su influencia y la evolución de la teoría de la evolución.

Darwin: de cuernos a raíces


Darwin: de cuernos a raíces
01/02/2009 | Galarraga Aiestaran, Ana | Elhuyar Zientzia Komunikazioa
(Foto: C. Purrington)
Darwin hizo muchas aportaciones, pero ¿cuál creéis que ha sido su mayor aportación?

Kepa Altonaga: Es cierto que trajo muchas cosas, pero yo diría que, en caso de elegir al jefe, trajo un paradigma. Gracias a Darwin, la evolución se ha convertido en un paradigma al que adaptamos todos los datos en ciencia. Y no sólo en biología, sino también en astronomía cuando se habla del nacimiento y la evolución de las estrellas, o en temas sociales, cuando se habla de una huelga, de su evolución; o en informática... Es un paradigma que vemos en cualquier ámbito.

Ahora, por tanto, tenemos interiorizado este paradigma y pensamos en ello. En su momento, cuando publicó El origen de las especies, yo diría que hubo dos aportaciones. Por un lado está la idea de la evolución. La idea no era nueva, ya la mencionan en la Grecia clásica, y luego Lamarck y otros pioneros. Pero Darwin dio consistencia a esta idea, basada en mil y uno datos, de manera que, tras el libro de Darwin, la evolución se consideró aceptada en la mayoría de los ámbitos.

Por otro lado, Darwin propuso un mecanismo para explicar la evolución: la selección natural. Y eso fue más discutido. XX. A comienzos del siglo XX, por ejemplo, en algunos libros se menciona un eclipse de evolución, pero no de evolución, sino de selección natural. Y luego se vuelve a aceptar la idea de selección natural.

Por lo tanto, todas las aportaciones de Darwin no fueron del mismo nivel, pero sí lo hizo: puso al hombre en su sitio. Como antes Copernico situó a la Tierra en su lugar, Darwin arrebató al hombre el puesto de rey o reina de la creación y lo colocó entre otros vivos en un lugar más bajo.

Begoña Jugo: Yo estoy totalmente de acuerdo con Kepa. Darwin recogió algunas de las ideas preconcebidas y aportó nuevas ideas: una, que todos los seres vivos somos parientes, que venimos de un antepasado común y que unos evolucionamos de otros, y dos, a través de qué mecanismo se produce la evolución, es decir, la selección natural.

Se ha dicho que aquella época era de alguna manera apropiada para generar ideas de este tipo y ser aceptadas. ¿Qué o quién creéis que ayudó a Darwin?
Kepa Altonaga es doctor en Biología. Ha publicado tres libros y varios artículos de divulgación científica y es miembro correspondiente de Euskaltzaindia.
I. Azurmendi

C. A. Esta cuestión es bastante discutida. De hecho, se suele decir que crear entonces también la obra de Wallace demuestra en parte que esa idea estaba en el ambiente. Parece que la Inglaterra de entonces, el modelo de sociedad que precede a la revolución industrial, y una especie de humus, serían ideas que, por casualidad, debían surgir.

Mayr, sin embargo, dice que había hechos o datos, pero que faltaban inferencias entre los datos y que Darwin hizo esas inferencias por un lado y, sorprendentemente, Wallace estaba en la zona de Malasia. Y como eso sucedió en la misma época, muchos creen que la idea estaba ambientada. Pero Mayr no está de acuerdo y, por lo tanto, yo tampoco estoy muy de acuerdo, porque, si no, esa idea no iba a generar esa contrariedad que había creado en Inglaterra.

Fue entonces una postura contraria.

C. A. Sí, y mucho. Como se ha mencionado anteriormente, sí se aceptó la idea de evolución. La novedad era la selección natural. Y ahora, mirando hacia atrás, podemos pensar que, como entonces había una gran competencia en la sociedad inglesa, Darwin lo llevó al mundo natural. Mayr, sin embargo, no cree que esto fuera así, sino que sacó la idea de la experiencia de los criadores.

B. J. Eso es. Creo que la situación personal de Darwin también fue muy ventajosa. Formativamente trabajó en diferentes campos: zoología, botánica, geología... Además, tenía sus observaciones, recogidas en un viaje de cinco años. También hay quienes hablan de Malthus y de la influencia de la competencia en la sociedad. Pero, además de todo esto, está el de los criadores. Los criadores elegían a los animales con las mejores características y luego los cruzaban para obtener los descendientes con esas buenas características.

Darwin no hizo experimentos, pero, de alguna manera, la experiencia de los criadores fue para Darwin un experimento de hipótesis de selección natural. Además, el primer capítulo del libro “El origen de las especies” se centra en la mejora genética. En este caso era por la acción del hombre, que lo llevó a la naturaleza. Allí no hay intervención humana, pero en el entorno hay unas condiciones que hacen que la selección se produzca.

C. A. Sí, esa es una de las inferencias que menciona Mayr. Todos conocían el trabajo de los criadores, pero Darwin fue capaz de sacar de él una nueva idea. Y el viaje también está ahí. Le leí a Gouldi que el recorrido del viaje fue decisivo. Tuvo la oportunidad de conocer lugares y fenómenos como terremotos, volcanes, selva tropical donde la competencia entre especies es evidente... Esto fue muy útil para Darwin.

Begoña Jugo es doctora en Biología, especialista en genética animal. Lleva más de quince años enseñando Genética y Evolución de Poblaciones en la UPV/EHU.
I. Azurmendi

Por ejemplo, Gould menciona que en la misma época también viajó el príncipe Kropotkin. Viajó por Siberia y él es otro mundo: vacío, frío, con condiciones muy duras... Y ahí parece que las especies, en lugar de competir, son amigas. Hay competencia, claro, pero no es tan evidente. De esa aparente amistad, el príncipe Kropotkin trajo la idea del anarquismo. Ahí se ve que el recorrido del viaje que hizo Darwin fue realmente importante para desarrollar sus ideas.

Así que, de una u otra manera, varias cosas ayudaron a Darwin a desarrollar sus ideas.

C. A. Además de los que hemos mencionado, creo que en 1839 se produjo otro momento de gran importancia, es decir, que una vez finalizado el viaje ya estaba en Londres. La colección recopilada a lo largo del viaje estaba repartida entre expertos, y un ornitólogo, John Gould, identificó a las aves galápagos, entre las que se encontraban los txontes que más tarde se han convertido en famosos. Pero los txontes no tuvieron tanta influencia como muchos creen en el pensamiento de Darwin, ya que el problema de los txontes era demasiado difícil de explicar en aquella época. Esto ha sido explicado posteriormente y, a través de un anacronismo, se ha presentado muchas veces como si Darwin lo hubiera explicado. En realidad no fue así.

Sí le afectó la identificación del ornitólogo con tres especies de zorzales. Cada una de estas especies de zorzales pertenecía a una isla de las Galápagos y, además, existía otra especie similar en Ecuador. Y eso sí, fue decisivo para Darwin. Y es que, estando el pariente más cercano en el continente, aunque parezca, hay tres especies diferentes en su entorno, y eso fue un flash.

Y otra cosa que quiero destacar es que pasó ocho o diez años estudiando bellotas de mar. Y ese largo trabajo, ¿para qué? Pues parece que con ello quiso obtener el reconocimiento entre los expertos para que sus ideas también tuvieran reconocimiento.

¿Cómo influyeron el libro El origen de las especies y las ideas de Darwin en la sociedad de la época?

B. J. Yo creo que tuvieron un efecto contrapuesto, unos se mostraron a favor y otros en contra. Los contrarios se basaban sobre todo en la religión. Como hemos dicho antes, Darwin colocó al hombre entre otros animales, lo que tuvo un impacto enorme entre los religiosos. Otros, en cambio, estaban a favor, pero entonces tenían que abandonar la religión. Por lo tanto, creo que las ideas de Darwin crearon una batalla interior en la gente.

(Foto: I. Azurmendi)

Además de en la sociedad, tuvo una gran influencia entre los científicos. Cabe destacar que el libro de Darwin fue objeto de una discusión en Oxford, la Asociación Británica para el Progreso de la Ciencia, entre investigadores y un obispo. Pues aquel debate tuvo unos mil asistentes. Allí explicó Thomas Huxley la relación entre el hombre y el mono, y después el obispo le preguntó qué era lo que prefería su abuelo, un hombre respetable o un mono.

C. A. Hay muchas anécdotas, pero también influyó, fuera de la ciencia, un filósofo llamado Spencer. Habló del darwinismo social, es decir, aplicó las ideas de Darwin en la sociedad. Pero el propio Darwin no entraba en este tipo de debates.

B. J. Es cierto que Darwin nunca se mostraba en debates públicos. Al parecer, su mujer era muy creyente y no se expresaba por no hablar o por no hablar.

C. A. Pero tenía defensores, Huxley fue uno de ellos en Inglaterra, llamado bulldoga de Darwin. En Alemania, la influencia de Ernst Haeckel fue enorme. Aplicó el darwinismo al ser humano y tuvo una gran influencia en el continente. El darwinismo llegó a España con libros de Haeckel traducidos al francés.

Y a menudo se olvida lo social y llama la atención cómo se interpretó a veces. Por ejemplo, el darwinismo tuvo mucho más aceptación en Sudamérica que en Europa. ¿Por qué? Porque las luchas sociales eran mucho más crudas que en Europa, allí estaban esclavos e indígenas, y los mayores se basaron en el darwinismo para justificar su poder.

B. J. Y eso siendo el propio Darwin antiesclavista. Es un claro ejemplo del mal uso de las ideas.

C. A. Sí, pero había una parte de la sociedad dispuesta a aceptar el darwinismo porque les permitía justificar científicamente su comportamiento. Y hay datos de los vascos argentinos, y ahí se ve que todos eran darwinistas en ese sentido. En España ocurrió lo contrario: los darwinistas eran socialistas. De hecho, en España la iglesia tenía mucha fuerza y entonces el darwinismo era progresismo.

(Foto: I. Azurmendi)

B. J. Sin embargo, en España la investigación de la evolución comenzó muy tarde.

Todo ello en la sociedad. ¿Y cómo lo tomaron los científicos?

C. A. Ya hemos mencionado que la evolución fue aceptada, pero luego se produjo un eclipse. Debido a la selección natural, permaneció a la sombra durante 50 años.

B. J. De hecho, en aquella época la evolución y la genética estaban muy separadas. En mi opinión, el mayor vacío en la teoría de Darwin era que no existía base genética. Darwin, por ejemplo, no conocía a Mendel, aunque eran de la misma época. Pero los trabajos de Mendel no eran conocidos y cada uno fue por separado.

Y los genetistas descubrieron que ocurrían mutaciones. Entre 1900 y 1920 se da importancia a la mutación como proceso evolutivo y la selección natural queda eclipsada.

C. A. Y no sólo eso: apareció el neolamarckismo, fue un auge del finalismo... las cuatro y cinco líneas crecieron cuando la selección natural se redujo. En aquella época fue Weissman el único defensor.

B. J. Eso es, y los genetistas estaban en contra. Posteriormente se produjo una confluencia de las teorías de la selección natural y de la herencia de Mendel, dando lugar a la teoría neodarwinista, hacia 1930-1940. Y entonces aparecen investigadores muy importantes, sobre todo en genética de poblaciones: Fisher, Wright y Haldane, los tres gigantes. Para entonces ya eran conocidos los genes y los alelos, pues los modelos matemáticos que desarrollaron a partir de la frecuencia de estos alelos son todavía útiles.

(Foto: I. Azurmendi)

C. A. Bego, has mencionado esos tres y yo no he escuchado a Dobzhansky.

B. J. Sí, ahora viene eso. Los primeros realizaron un corpus teórico y Dobzhansky experimentó con moscas en el laboratorio.

C. A. Y además era naturalista.

B. J. Efectivamente. ¿Y esa famosa frase es suya, no? "En biología nada tiene sentido si no es desde el punto de vista evolutivo". A partir de ahí, en la década de 1940 se extendió la idea de evolución a otros ámbitos, zoología, botánica, geología... y luego se desarrollaron otras cosas.

La aportación de Darwin fue, por tanto, la que permitió este camino. Pero también cometería algún error. ¿En qué no acertó?

C. A. Bueno, el mayor vacío está en la genética. Él necesita una variabilidad para explicar su teoría, ve que hay variabilidad, pero como no conocía ni los genes, no podía dar una explicación directa. Entonces, en algunos puntos es lamarckista...

B. J. Sí, y acepta la herencia de rasgos floridos. Y antes aceptaba la confusa herencia, que las características del padre y de la madre se mezclan en la descendencia. Luego, cuando se conoce la obra de Mendel, todo esto queda, por supuesto, totalmente descartado.

(Foto: I. Azurmendi)

C. A. ¿Qué propuso él, gécoles o… cómo era eso?

B. J. Sí, ve que ahí tiene un hueco para la herencia y la explicación, y propone la teoría de la pangénesis, y que hay gécoles dispersos en el cuerpo... Hay que tener en cuenta que los criadores y el fenotipo trabajaban y todavía estaba para desarrollar la genética. Cada cosa hay que verla en su momento y todavía no tenían conocimientos suficientes para explicar bien cómo ocurrían los cambios y la herencia de una generación a otra.

C. A. Otra de las críticas de muchos es que Darwin se cargó demasiado "Natura non facit saltus". Es decir, Darwin era un gradualista, cree que en la naturaleza no hay saltos. Tomó esta idea del geólogo Lyell. La mayoría de los geólogos de entonces eran catastrofistas, pero si se acepta el catastrofismo, todo vale, incluso las explicaciones más científicas. Lyell no acepta este tipo de explicaciones. Según él, la historia de la Tierra se basa en fenómenos similares a los actuales. Darwin tomó esta idea de la geología y la aplicó a la biología, es decir, propuso que los cambios se producen poco a poco.

B. J. Y Pedro dice que hay quien cree que hay cambios saltando y que Darwin no lo vio.

C. A. Ahí había un problema. El prestigioso físico Lord Kelvin realizó un experimento y afirmó que la Tierra tenía 60 millones de años. Y 60 millones de años para Darwin era poco tiempo para explicar la evolución, con cambios tan paulatinos. Huxley le dijo: "¿Ves? Ahí necesitamos algo más violento". Wallace, en cambio, no se preocupó en absoluto, "Todo el mecanismo iba a ser más rápido", dijo. Por tanto, el gradualismo fue discutido desde el principio. Luego vinieron los mutacionistas, que eran Goldsmith y, de hecho, saltacionistas. Hoy en día, uno de los principales debates está ahí: la influencia del saltacionismo, el equilibrio aálido... en este entorno. Por ejemplo, Gould y Dawkins están a cada lado.

B. J. Yo no creo que el debate sea tanto. Las teorías de la evolución, en plural, aceptan las cosas nuevas. Por ejemplo, ahora sabemos que una mutación que se produce en un gen regulador puede tener un efecto enorme y que se pueden crear cosas nuevas con una sola mutación. El problema es cómo se dispersa este cambio en una población. Porque el cambio se ha producido en un individuo y nosotros hablamos de poblaciones, no de individuos. Esa es la cuestión. Puede haber dos cosas, cambios graduales e incluso saltos. Ahora, con el estudio del genoma, estamos recibiendo mucha información y no creo que ambas sean contradictorias. Se llama Evodevo.

¿Evodevo?
(Foto: I. Azurmendi)

C. A. Evodevo, evolution and development, evolución y desarrollo.

B. J. Creo que muchas respuestas pueden venir de ese ámbito.

El debate no ha terminado.

B. J. No, no, ni el debate, ni la teoría de la evolución. Y yo creo que el año de Darwin va a ser muy útil para reunir, recabar información y debatir expertos de diferentes ámbitos.

Galarraga de Aiestaran, Ana
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