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Una vida dura en el mar. Cambios de comportamiento por influencia humana

2004/05/30 Lexartza Artza, Irantzu - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Las orcas tienen que hacer cada vez más "gritos" o "cantos" para comunicarse entre sí para enfrentarse al zumbido de los barcos. La contaminación acústica generada por el continuo aumento del tráfico marítimo ha alterado el comportamiento de estos animales. La actividad humana llega a todos los rincones y se ve afectada por otros seres vivos.
La sobrepesca es uno de los principales problemas de muchas especies marinas.

Las orcas intentan afrontar un nuevo reto en las aguas costeras del oeste de Estados Unidos. Y es que viven en un entorno cada vez más ruidoso y han tenido que adaptarse a esta situación.

Los investigadores que estudian las orcas han observado un cambio significativo en los sonidos que producen estos animales. En una investigación se han comparado las grabaciones de los gritos desde la década de 1970 hasta la actualidad, y han visto cómo desde 1990 estos gritos se han alargado mucho. Además, los gritos más largos se producen cuando hay barcos alrededor de ellos.

Hace tiempo que los científicos afirmaron que las orcas utilizan el sonido para orientar y comunicar. Hace años se descubrió además que el ruido producido por los seres humanos podía limitar la capacidad de los cetáceos para encontrar el camino. Las interferencias de otras ondas sonoras pueden provocar la pérdida y la deriva. Ahora han descubierto que la contaminación acústica también afecta a la comunicación.

Las orcas viven en grupos y la comunicación juega un papel importante en su vida. Dicen que pueden emitir más de sesenta sonidos diferentes, y que los grupos que viven en la misma comarca utilizan además el acento o dialecto propio.

Cada vez hay más barcos en los mares.

Para cada situación utilizan un determinado tipo de señal y hay sonidos que provocan ciertos comportamientos en el grupo. Tienen un buen sistema de comunicación, pero todavía no se entiende bien su nivel o complejidad.

Algunos grupos de orcas gritan a menudo para mantener una distancia audible, sobre todo durante la caza. Sin embargo, cuando las presas son capaces de oír estos sonidos, permanecen en silencio hasta el momento del ataque. Los científicos creen que incluso cuando hay algún peligro avisan a sus miembros con gritos.

Pero la contaminación acústica subacuática, casi imperceptible para la audición humana, ha dificultado el cumplimiento de estas funciones y ha estresado aún más a la población en declive.

Numerosas rutas de barcos mercantes pasan por los alrededores de las orcas. Además, entre los años 1990 y 2000, el número de barcos que van a observar las orcas se ha multiplicado por cinco. Muchos de ellos no están sometidos a control y muchas veces incumplen las normas mínimas para la mínima alteración de los animales. Por otro lado, al zumbido de los motores hay que añadir los fuertes sonares del ejército estadounidense.

Las embarcaciones de recreo han tenido una gran influencia en el comportamiento de las orcas.

Por ello, las orcas tienen problemas para oír llamadas entre sí y los biólogos creen que hacerlas más largas puede ser un mecanismo que han desarrollado para asegurar la comunicación. Se considera que el nivel de ruido actual ha superado una barrera crítica que obliga a los cetáceos a desarrollar esta adaptación.

Los seres humanos, cuando hay mucho ruido, gritamos o repetimos palabras. Sus gritos más largos pueden ser similares a la repetición. Pueden tener más posibilidades de hacer sonar entre los sonidos de los motores haciendo gritos más largos.

Aún no saben el éxito de esta adaptación, pero puede resultar preocupante si no logran mantener la comunicación, ya que puede influir gravemente en su estilo de vida. Por ejemplo, la caza puede perder efectividad.

El ser humano ha invadido los mares, causando a menudo daños en las especies que habitan en ellos. Además, son estos otros seres vivos los que tienen que adaptarse a nuestras vidas para sobrevivir. Al igual que han alterado su comportamiento frente al ruido, la contaminación y la pesca de presas han provocado un descenso de su población.

Las orcas tienen dificultades de comunicación por contaminación acústica.

Otras poblaciones de marinos vivos se han visto agravadas por su incidencia. Algunas especies han desaparecido y otras muchas están en peligro de extinción. Este último es el caso del bacalao.

El descenso de la población que se vio forzada a prohibir la pesca de este pescado era tal. El bacalao tuvo que adaptarse a la dura nueva situación y los investigadores han descubierto que la madurez sexual llega más temprano que antes. Según ellos, es una adaptación evolutiva para poder abandonar a los descendientes.

Los cambios producidos en los animales han generado inquietud entre los científicos y las asociaciones de protección de la naturaleza. Sin embargo, el cambio en la vida humana es la única manera de afrontar este tipo de situaciones.

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