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Olor a miedo y atracción

2007/11/17 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Dicen que el olfato es el sentido más primitivo. Ahora parece que vivimos en la era del audiovisual, y sobre todo recibimos información sobre el entorno a través de los ojos y de los oídos. Pero, sea consciente o no de ello, lo que recibimos por la nariz también tiene una gran influencia en nosotros.
El sistema límbico está relacionado con las emociones, la memoria y los comportamientos inconscientes.

Por ejemplo, los científicos han demostrado que el olfato es mucho más capaz de recuperar recuerdos que otros sentidos. Es más, no sólo un hecho, sino también un recuerdo de las emociones asociadas. Parece que la explicación está en el camino de los olores de la nariz al cerebro. De hecho, cuando las moléculas aromáticas excitan las células olfativas nasales, la señal llega al sistema límbico del cerebro.

El sistema límbico es una red formada por diversas estructuras cerebrales. Está relacionado con las emociones, la memoria y los comportamientos inconscientes, y es más primitivo en la evolución que surgió antes que la estructura del cerebro que se ocupa del pensamiento consciente. En ella se recoge, por tanto, la señal enviada por las células olfativas, y ahí surge la respuesta.

La respuesta a un olor puede ser recordar emociones y acontecimientos del pasado, o incluso actuar de una manera u otra. Precisamente, los investigadores de la Universidad de Tokio han querido saber si esas conductas olfativas son intrínsecas, innatas o aprendidas, creando ratones mutantes y analizando su comportamiento.

Estos ratones mutantes tienen varias células olfativas desactivadas. De hecho, las células olfativas se encuentran en el epitelio olfatorio nasal, dividido en dos zonas principales: el epitelio dorsal y el ventral. Esta estructura también se encuentra en la parte del cerebro que se encarga del olfato. Y las células olfativas del epitelio dorsal no son iguales a las de la ventral. Por tanto, los investigadores consideraban que pueden tener diferentes funciones. Para comprobarlo, los ratones fueron modificados genéticamente y se les inactivaron las células olfativas del epitelio dorsal.

Ratones sin miedo

En comparación con los ratones comunes, los ratones mutantes tenían un comportamiento muy diferente ante el mismo olor. Por ejemplo, los olores de la mantequilla de cacahuete y la orina de otros ratones son muy atractivos para los ratones comunes, pero los ratones mutantes no mostraban especial interés por esos olores.

El ratón mutante, al perder parte del olfato, ha perdido el miedo al gato.
Kobayakawaelta de Ko y Reiko

Sin embargo, es más llamativo (y mucho más peligroso para los ratones) el cambio de comportamiento con olores que indican peligro: los ratones mutantes se convirtieron en horribles. Así, los ratones comunes se escapan al oler de comida podrida, zorro y leopardo. A los ratones mutantes, sin embargo, esos olores no les causaban miedo y quedaban tranquilos.

A pesar de haber colocado los ratones improvisados junto a un gato, no se iban. Los investigadores demostraron que los ratones eran capaces de oler, pero sin las células olfativas del epitelio dorsal, el cerebro no producía una respuesta adecuada. De ahí concluyeron los investigadores que las células olfativas del epitelio dorsal están relacionadas con el miedo innato, el miedo natural.

Sin embargo, la investigación no terminó ahí. Los investigadores enseñaron a los ratones mutantes a escapar de los olores que representan el peligro. Para ello, al tomar estos olores enfermaban los ratones. Al final, antes de oír el olor, los ratones tenían miedo y se marchaban. Así, los investigadores han demostrado su participación en la sexta parte del terror aprendido por la célula olfativa del epitelio ventral.

Así, en el ratón, el olfato influye en dos tipos de comportamientos, el propio y el aprendido. Además, los investigadores consideran que las personas tienen un sistema similar. En cualquier caso, los investigadores han destacado que las conductas aprendidas pueden cubrir a los belenistas y han mencionado el natto. El Natto se elabora con semillas de soja fermentada y tiene un olor agrio. De hecho, este olor indica que la comida está dolida y, por tanto, es mala para comer. Sin embargo, los japoneses han aprendido que es bueno y les gusta. Aquí ocurre lo mismo con otras bebidas y alimentos.

Olor de Androstenona

Precisamente, en una investigación con las personas han visto por qué un olor que es asquerosa para unos es agradable para otros. El olor de Androstenona, por ejemplo, para algunos es parecido al sudor o a la orina, y para otros, como el de la flor o la vainilla. Hay pocos que ni siquiera lo ven.

No está demostrado si la a ndrostenona es feromona en humanos.

Androstenona es una molécula derivada de la testosterona, y en los cerdos se ha demostrado que es una feromona, es decir, que su olvido produce una respuesta fisiológica. En concreto, el cerdo macho con olor a androstenona atrae a las hembras. Se ha sugerido que tiene la misma influencia en las personas, pero los carniceros saben perfectamente que la carne de cerdo con una alta concentración de androstenona es molesta para muchos consumidores.

Al margen de los cerdos, investigadores de la Universidad Rockefeller de Nueva York han identificado el gen de la célula de olor que detecta la androstenona. Y han visto que hay tres variantes de un mismo gen que determinan la sensación que produce la molécula en las personas. Sin embargo, los investigadores no han aclarado si esto tiene que ver con la atracción y el comportamiento entre las personas.

Publicado en Gara

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