También en el sector vinícola, afrontando el cambio climático
2025/09/01 Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria
En los centros de la Alianza BRTA se están desarrollando proyectos para paliar o responder a la emergencia climática en diferentes aspectos. Un ejemplo de ello es la herramienta Envirodigital desarrollada en AZTI que, además de medir la huella ambiental de los productos que producen las empresas alimentarias, aporta claves para mitigar su impacto. Por otra parte, en el centro NEIKER de BRTA se están trabajando en estrategias de adaptación de los viñedos a la nueva situación generada por el cambio climático. En efecto, la adaptación al cambio climático y la adopción de medidas para mitigar el cambio climático son oportunidades distintas, pero ambas serán necesarias para dar respuesta a las realidades presentes y futuras.

El barrio de Artomaña, en Amurrio (Aiaraldea), está situado en una extensa planicie rodeada de montañas. Los viñedos de la bodega del mismo nombre ocupan 21 hectáreas de terreno. Recientemente, a través de la herramienta Envirodigital de AZTI, han medido la huella ambiental que deja su proceso de elaboración y se encuentran muy satisfechos con el resultado. Así lo ha confirmado Kerman Alava Guerrero, de la bodega de txakoli Artomaña: “Desde AZTI nos propusimos participar en este proyecto para saber si estábamos haciendo bien las cosas desde el punto de vista medioambiental, y tener un resultado tan bueno ha sido una buena sorpresa”.
El Alavés ha destacado no sólo el resultado, sino también la facilidad con la que se ha asentado. De hecho, solo tienen que introducir algunos datos: el uso del agua, la electricidad, el tipo de componentes que necesitan para producir sus productos, el tipo de residuos que generan…
En función de los resultados de la herramienta Envirodigital, los productos de las empresas alimentarias reciben una u otra etiqueta Enviroscore. Esta etiqueta indica el impacto ambiental del producto, distinguiendo cinco niveles. El producto con la etiqueta A indica un impacto muy bajo, mientras que el nivel E indica un impacto ambiental importante.
A la hora de establecer la etiqueta, tienen en cuenta toda la cadena de producción, observando 16 indicadores en cada uno de ellos y midiendo el impacto de cada uno de ellos. De esta manera, el cambio climático es uno de esos 16 indicadores y su impacto o relevancia es del 22%, según detalla Saioa Ramos Fernández, investigadora de AZTI. Este conocimiento contribuye a la toma de decisiones: “Por ejemplo, si ven que el envase es el aspecto que más influye en el cambio climático, pueden realizar algunas pruebas teóricas para elegir otro material con menor impacto”.
Esto es lo que se ha visto en la bodega de txakoli de Artomaña, que si se cambia la botella de txakoli espumoso, la huella ambiental de la empresa se reduciría. Las botellas actuales son gruesas y pesadas, por lo que necesitan más materia prima en el proceso productivo y generan más gases de efecto invernadero en la fabricación y el transporte.
En el caso de los viñedos de la Rioja Alavesa se están experimentando otro tipo de estrategias para adaptarse a la situación generada por el cambio climático. La primavera, por ejemplo, siempre ha sido un poco peligrosa para los viñedos, y el cambio climático ha empeorado la situación. Los investigadores del centro de investigación NEIKER están realizando ensayos de prevención de riesgos.
La poda es una de las estrategias. Según la investigadora Ana Aizpurua Insausti, retrasando la poda, tratan de retrasar el ciclo de la planta: “Así conseguimos, por ejemplo, proteger la planta de las heladas, que son muy sensibles en las primeras fases. Con la poda posterior, la planta también se mueve un poco más tarde, lo que permite salvar en parte ese margen de los hielos primaverales”.
En una de las secciones de Labastida, por ejemplo, se han realizado siete podas, empezando en noviembre y hasta finales de abril. Periódicamente recogen datos sobre el desarrollo de cada planta y la vendimia. En función de su aspecto, asignan un valor a cada germen y lo comparan para ver si hay alguna diferencia entre los períodos de poda.
Según ha explicado Aizpurua, hay diferencias: “Estas últimas podas de abril, por ejemplo, dan menos grados a la hora de recoger y un poco más de acidez”. Y eso es lo que buscan las bodegas. “Además, hemos visto que tampoco pierde en producción”.
Es imposible podar todos los viñedos de la Rioja Alavesa al mismo tiempo. De hecho, más de 14.500 viñedos están plantados, repartidos en más de 13.100 hectáreas. Pero retrasar la poda puede ser una medida adecuada para las zonas con mayor riesgo de hielo.
En definitiva, no existe una única estrategia de respuesta a la emergencia climática, que es adecuada para todo, pero todas son a tener en cuenta.

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