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Animales para la investigación de productos químicos

2002/07/18 Kortabarria Olabarria, Beñardo - Elhuyar Zientzia

La Unión Europea ha tomado la decisión de estudiar la toxicidad de 30.000 sustancias químicas que actualmente se utilizan con normalidad. La decisión ha hecho enfadar a personas que trabajan en asociaciones de defensa animal y ha puesto en marcha un movimiento contra las pruebas de toxicidad. De hecho, para la realización de las pruebas de toxicidad se utilizarán animales, con una media anual aproximada de 500.000 animales. Por lo tanto, el compromiso de reducir a la mitad el número de pruebas que se realizan con animales ha quedado sin efecto.
La anatomía animal y humana no son iguales, ni la fisiología, ni las respuestas bioquímicas y el metabolismo de los animales.

Según los representantes de las asociaciones de protección de animales, los temas químicos que ahora se quieren tratar están siendo utilizados desde hace tiempo, por lo que, en teoría, deberían haber muchos datos sobre estos temas. Ya habría que saber qué sustancias son peligrosas, qué tóxicas, cuáles no se pueden lavar con agua, cuáles son capaces de penetrar en los tejidos del cuerpo, etc.

Según los expertos, si no se modifica la normativa europea que se está estructurando sobre sustancias químicas, en los próximos 20 años se matarán 10 millones de animales en los laboratorios. Sin embargo, la Unión Europea todavía no ha definido del todo el protocolo de pruebas que se van a llevar a cabo, por lo que no puede decirse cómo serán estas pruebas. Sin embargo, tras las pruebas de toxicidad habituales, no serán muy diferentes.

Debido a las características de los productos químicos, las pruebas de toxicidad que se realizan también son muy variadas.

El grado de toxicidad de los productos químicos se mide mediante pruebas de toxicidad extrema. Mediante estas pruebas se pretende evaluar la capacidad para causar daños a sustancias químicas, producir enfermedades o causar la muerte. Para ello, se somete al animal a una exposición química que puede ser breve, pero directa o en cantidades importantes. A veces se traga al animal el tema químico con tubos o jeringas o mezclado con la comida. En estos casos, los animales sufren convulsiones, dolores de tripa intensos, crisis epilépticas, hemorragias… y muerte. Además de ingerir sustancias químicas, se hace respirar a los animales por medio de vapores o con dispositivos respiratorios en el extremo. Las hemorragias nasales, los problemas respiratorios, las convulsiones, los estados de coma y la muerte no son de extrañar. Por último, la capacidad de absorción de la piel se mide mediante pruebas cutáneas. A los animales se les quita el pelo y luego se les aplica la materia química. Desde el punto de vista científico, el valor de las pruebas de toxicidad extrema es muy bajo.

También se realizan pruebas de toxicidad de dosis repetidas con animales. Es decir, se aplican sustancias químicas a los animales, pero en pequeñas dosis y varias veces. Estas pruebas tienen una duración mínima de dos semanas, pero dependiendo de la toxicidad del tema pueden llegar a ser de hasta tres meses. El objetivo de estas pruebas es conocer el efecto que tienen sobre los órganos internos (hígado, riñón, pulmón...) mediante la administración de sustancias químicas a dosis bajas. Además de causar daños físicos evidentes, este tipo de pruebas de toxicidad ocasiona un estado de estrés en los animales, por ejemplo, porque, a pesar de no querer, les obliga a ingerir comida.

Otras pruebas para el estudio de la toxicidad de sustancias químicas tienen como objetivo investigar la posible incidencia de las mismas en la reproducción, tanto en la fertilidad como en los aparatos reproductores. En pruebas que pueden durar entre un mes y tres meses, se analiza si el uso de sustancias químicas produce o no alteraciones en los hábitos sexuales de los animales, si influye en la formación de esperma o huevos, si se produce un cambio en el útero, en los recién nacidos… Al finalizar el periodo de prueba, a menudo los aparatos reproductores de los animales se amputan para ver cómo les han afectado los productos químicos.

Por último, dentro de las pruebas de toxicidad habituales, las que estudian el crecimiento son también ordinarias. Por tanto, se realizan con recién nacidos y, en ocasiones, con pruebas de toxicidad que exploran la fecundidad. El objetivo es ver cómo afectan los productos químicos a determinadas zonas de cultivo. Son frecuentes las anomalías de forma, abortos al crecer las anormalidades, etc.

Además de estas pruebas generales de toxicidad, se llevan a cabo otras que tienen un objetivo más específico: estudiar la influencia de sustancias químicas en los ojos, ver su posible influencia en el sistema nervioso, medir su capacidad cancerígeno, etc.

A pesar de que la Unión Europea no ha determinado cómo van a ser las pruebas, las asociaciones de protección de animales consideran que se van a realizar pruebas de toxicidad a corto, medio y largo plazo, y que se van a utilizar ratones, cobayas, conejos, pájaros, peces y perros. Si la opinión de estos grupos se hace realidad, el futuro de muchos animales será un futuro lleno de extrema gravedad y dolor.

¿Por qué contra las pruebas de toxicidad?

"A pesar de la utilización de todos los animales que existen en el mundo, es absolutamente imposible que los productos químicos lleguen a conclusiones fundamentadas sobre los riesgos que estos pueden tener para la salud humana tal y como los manipulamos en la actualidad". Según el científico Joshua Lederberg, hombre galardonado con el Premio Nobel en 1958.

No es de extrañar, ya que uno de los principales debates sobre las pruebas de toxicidad es la necesidad o no de las mismas. Hay muchas dudas sobre la idoneidad de estas pruebas. Es decir, dado que los animales y los seres humanos son tan diferentes, los resultados de las pruebas de toxicidad no son significativos para el ser humano. La anatomía animal y humana no son iguales, ni la fisiología, ni las respuestas bioquímicas y el metabolismo de los animales. Los datos obtenidos de las investigaciones destacan estas diferencias:

  • Recientemente se han llevado a cabo pruebas de toxicidad de cerca de 50 sustancias químicas, con el fin de comprobar cómo éstas afectan a la fertilidad y al aparato reproductor. Los datos obtenidos se acercaron al 65% de lo que podía ocurrir en los seres humanos. Las mismas pruebas se realizaron utilizando células humanas, con un grado de precisión del 84%.
  • Los roedores no son capaces de hacer el vómito. Como no saben expulsar el veneno que entra en el cuerpo, los productos químicos pasan mucho tiempo en su interior. Por lo tanto, la extrapolación a los seres humanos difícilmente servirá algo.
  • La vida de los roedores es corta, como el de los ratones, de 2-3 años, mientras que la de los humanos es mucho más larga. Por ello, no se pueden medir los efectos a largo plazo de los productos químicos.
  • Además de las diferencias entre las especies, entre las subespecies también destacan. En estos casos se ha observado que el mismo sustancia química no ha producido los mismos efectos ni entre subespecies.
  • Por último, las estadísticas indican que varias pruebas realizadas en animales no han dado la misma respuesta en humanos.

Propuestas de finalización de pruebas de toxicidad

Para que las pruebas de toxicidad con animales concluyan, la Unión Europea debería modificar su programa con los químicos. Para ello es imprescindible encontrar sistemas alternativos fiables. Parece que este camino está bien abierto, pero mientras tanto, los que defienden los derechos de los animales han hecho las siguientes propuestas:

  • Que todas las empresas y países conozcan los datos obtenidos de las pruebas para que se utilicen los datos disponibles y no se doble el número de pruebas. Muchas empresas químicas del mundo tienen muchos datos sobre sus productos en el mercado; si fueran públicas, no sería necesario realizar tantas pruebas.
  • Aplazar el programa de pruebas durante tres años para que haya tiempo para demostrar que los métodos alternativos son buenos.
  • Coordinación de programas internacionales de prueba de sistemas alternativos para evitar la repetición de procesos de prueba.
  • El objetivo es realizar investigaciones rápidas sin el uso de animales.
  • Identificar los productos químicos más tóxicos.
  • Permiso para utilizar con cuidado a aquellos que tras investigaciones rápidas sin animales se consideren de baja toxicidad o no toxicidad hasta que finalicen las investigaciones.
  • Restringir o prohibir el uso y la producción de sustancias químicas ya consideradas tóxicas.

Asociaciones y campañas en favor de los animales

www.liberacionanimal.com/nopruealternativa.com/nopruebastoxicidadanimales.htm www.redalternativa.com/noalmaltratoanimal.htm www.redalternativa.com/nomateisalaspalomas.htm www.redalternativa.com/perrosygatosdecorea.htm www.redalternativa.com/nohableconella.htm http://www.uva.org//www.stopeuchemaltics.com

Alternativas a las pruebas de toxicidad

Si bien las pruebas de toxicidad de los productos químicos se realizan mayoritariamente con animales, desde las asociaciones de protección animal se considera que existen alternativas para su realización, es decir, sin el uso de animales.

Para sustituir las pruebas de toxicidad extrema con animales, proponen realizar pruebas con células humanas. Se trata de pruebas in vitro con células de diferentes órganos y tejidos. De hecho, la toxicidad de los productos químicos se produce básicamente a nivel celular. También se está planteando trabajar con células para medir la capacidad de absorción de la piel. Las células saldrían de los cadáveres y luego, como en el caso anterior, se trabajaría in vitro.

En cuanto al análisis de la corrosión de la piel, existen sistemas ya aprobados, pruebas TER, EPISKIN y CORROSITEX, todos ellos in vitro. Las propuestas para la realización de pruebas de toxicidad en dosis repetidas son muy similares, generalmente se recomiendan estudios in vitro. Por ejemplo, el cultivo celular del hígado humano se puede someter a pequeñas dosis de sustancias químicas, como el riñón y otros órganos o sistemas. Los resultados que salen de cada uno de estos cultivos se pueden obtener por ordenador y elaborar modelos matemáticos para realizar extrapolaciones.

Las alternativas para el resto de pruebas de toxicidad van por la misma vía, es decir, los cultivos de células humanas o embriones de laboratorio, primero, después de las pruebas, y finalmente, la recogida de datos y modelización por ordenador.

Se observa, por tanto, la posibilidad de sustituir las pruebas con animales. Sin embargo, hoy en día no se sustituyen y, si no soportan la presión de la sociedad, parece que luego difícilmente se sustituirán.

¿Por qué? Las personas que trabajan en las asociaciones de protección de animales afirman que a los científicos les cuesta cambiar, porque conocen y entienden bien los sistemas que utilizan ahora, y que el valor de los que se proponen no está del todo demostrado; por otro lado, existe la legislación, ya que cualquier vía alternativa, si tiene futuro, deberá aparecer en una normativa oficial de pruebas. Y, por supuesto, el camino de la legislación es muy lento.

Derechos de los animales.

(creados en 1977 y posteriormente aprobados por la UNESCO y la ONU)

  1. Artículo 4. Todos los animales tienen derecho a la vida.
  2. Artículo 4. Todos los animales tienen derecho a ser respetados. El ser humano, como animal, no tiene derecho a matar a los demás animales ni a explotarlos violando este derecho. El conocimiento humano debe ponerse al servicio de los animales. Todos los animales tienen derecho a la protección humana.
  3. Artículo 4. Los animales no serán objeto de malos tratos ni atropellos. En caso de que sea necesario el sacrificio del animal, se realizará de forma instantánea y sin dolor ni angustia.
  4. Artículo 4. Todo animal salvaje tiene derecho a vivir y reproducirse en su entorno natural. La negación de la libertad, pese a su finalidad educativa, va en contra de este derecho.
  5. Artículo 4. Los animales que habitan en el medio humano tienen derecho a vivir y crecer con el ritmo y las costumbres propias de su especie. Cambiar el ritmo y los hábitos de vida de los animales por medio de objetivos comerciales es contrario a este derecho.
  6. Artículo 4. Todo animal que haya sido seleccionado como animal de ayuda por el ser humano tiene derecho a su longevidad inherente. El abandono de los animales es un acto cruel y curioso.
  7. Artículo 4. Los animales de trabajo tienen derecho a un trabajo limitado en el tiempo e intensidad, a una alimentación adecuada y a un descanso.
  8. Artículo 4. Las investigaciones que provocan dolor físico y psíquico, sean médicas, científicas, comerciales, etc., son incompatibles con los derechos de los animales. Utilización y desarrollo de técnicas alternativas.
  9. Artículo 4. Cuando el animal crece para la alimentación, hay que crecer, transportarse y morir sin ansiedad ni dolor.
  10. Artículo 4. Los animales no pueden ser explotados para entretener a los humanos. Las exhibiciones de animales y los espectáculos que utilizan animales son incompatibles con la dignidad del animal.
  11. Artículo 4. Sin necesidad, si los animales mueren son crímenes contra la vida.
  12. Artículo 4. Cualquier acción que implique la muerte de muchos animales salvajes es el genocidio, es decir, el crimen contra la especie. La contaminación y el deterioro del medio ambiente llevan al genocidio.
  13. Artículo 4. Los animales muertos deben ser tratados con respeto. Se deben prohibir las imágenes de violencia contra los animales que se ven en la televisión y en el cine, siempre y cuando no se trate de exhibir contra ellos.
  14. Artículo 4. Las instituciones de apoyo y protección a los animales deben estar representadas en los gobiernos. La ley debe defender por igual los derechos de los animales y de los seres humanos.

Publicado en el apartado D2 de Deia.

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