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Estimados extraterrestres, ¿estáis ahí?

2004/12/05 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

El interés por contactar con extraterrestres no es de esta mañana: ya se han cumplido 30 años desde que se envió el primer mensaje a las estrellas. Fue por radio y su objetivo era contactar con alguna posible civilización alienígena. Desde entonces, muchos científicos han buscado la forma más eficaz de relacionarse con los extraterrestres.
¿Hay alguien ahí fuera?

Uno de los ensayos más conocidos para contactar con extraterrestres es el proyecto SETI. SETI utiliza la fuerza de los ordenadores interconectados a través de Internet para buscar las huellas de los extraterrestres. El proyecto está patrocinado por cuatro millones de personas y para participar basta con poner en el ordenador el salvapantallas de SETI. Gracias a ello, este ordenador también colaborará en el estudio de las señales procedentes del espacio, con la esperanza de que se recoja algún indicio de inteligencia extraterrestre.

Las señales se recogen en el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico. Este radiotelescopio es el más grande del mundo, con 305 metros de diámetro, lo que le permite detectar señales muy débiles. Estas señales se envían a la Universidad de Berkeley, en California, y se distribuyen de forma fragmentada entre los participantes.

Si no se distribuyera el análisis de los datos, sería imposible llevar a cabo el proyecto, ya que no existe un ordenador capaz de hacerlo. Por eso es necesaria la participación de la gente, y sin duda eso hace especial el proyecto. De paso, muestra el interés de la gente por los extraterrestres. Hay que tener en cuenta que cuatro millones de hombres y mujeres colaboran en el proyecto SETI y que además de no intentar buscarlo, creerán que hay extraterrestres. Por lo tanto, está claro que muchos creen que fuera de la Tierra también hay seres inteligentes.

Las placas enviadas en las naves espaciales Pioneer 1 y 2 tenían grabadas estas imágenes.

Sin embargo, SETI tiene una limitación: sólo estudian las señales de radio para buscar los restos de extraterrestres. Y si los extraterrestres no envían señales de radio, ¿qué?

En lugar de esperar, actuar

Sin esperar a que las señales lleguen desde fuera, el propio SETI y otras instituciones han enviado mensajes al espacio para que los posibles extraterrestres nos conozcan.

En 1972 la NASA envía al espacio las naves Pioneer 1 y Pioneer 2, con placas en su interior. En la superficie de las placas se colocaron imágenes de una mujer y un hombre con el objetivo de dar a conocer la especie humana. Cinco años después, los Voyager llevaban discos dorados con palabras de bienvenida en 60 idiomas, además de música de diferentes épocas y culturas, y algunos sonidos creados por la naturaleza y el hombre. Además, los discos contaban con información electrónica inteligible para una civilización avanzada.

Sin embargo, este sistema se encuentra con el mismo problema. ¿Serán los alienígenas capaces de interpretar lo que hay en el disco? A pesar del peligro de incomprensión, los rusos también han querido enviar sus mensajes y el último envío lo hicieron en 2001. Eso sí, al menos han sido más originales y enviaron mensajes realizados por jóvenes rusos. ¡Quién sabe, igual son más fáciles de entender para los alienígenas!

Lenguaje cósmico

SETI analiza las señales de radio que se recogen en el Arecibo de Puerto Rico en busca de restos extraterrestres.

En los años 60 del siglo pasado, el matemático Hans Freudenthal intentó inventar el lenguaje cósmico. La base de esta lengua era la matemática, ya que Freudenthal pensaba que entenderían las matemáticas en todo el universo.

Partiendo de esta idea, dos científicos canadienses han enviado vía radio dos mensajes de base matemática desde la base rusa Evpatoriya. Para que sean comprensibles, los propios mensajes muestran cómo se deben leer. Para ello, han puesto al principio de los mensajes símbolos y nociones sencillas, explicando cómo relacionarse unos con otros. Gracias a ello, el destinatario del mensaje recibe la base de las operaciones matemáticas. Posteriormente, sobre esta base, se ha ido explicando una información cada vez más compleja, como es el caso del ADN.

Sin embargo, no puede ser suficiente para que los extraterrestres descodificen correctamente la información. Quizá lo mejor es enviar el mismo mensaje de todas las formas posibles, ya que de lo contrario es difícil acertarlo. Por ejemplo, ¿quién sabe si tienen ojos o no para leer escritos de seres humanos? ¿O los oídos para escuchar música y sonidos de la naturaleza?

A pesar de la cuestión de la inteligibilidad, existe otro problema: el alcance. ¿Hasta dónde llegan los mensajes enviados desde la Tierra? ¿A qué lugar llegarán los envases enviados al espacio antes de su eliminación? En este sentido, las ondas de radio son más seguras, pero con la distancia van perdiendo fuerza y pueden tener muchas fluctuaciones en el camino.

Disco enviado por la NASA en la nave espacial Voyager para extraterrestres.

Otro inconveniente es el tiempo. Los mensajes que ahora se envían tardan miles de años en recorrer distancias cósmicas y para que los extraterrestres los reciban y reciban respuesta en la Tierra pasarán otros miles. Por lo tanto, quien ahora sueña con contactar con extraterrestres es mejor pensar que el sucesor de uno de sus herenilobios puede recibirlos; al menos él no tendrá oportunidad de hacerlo.

A pesar de los obstáculos, los buscadores de extraterrestres no retroceden y, en la medida de lo posible, seguirán enviando mensajes comprensibles, seguros y de gran alcance. ¡Suerte!

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