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¿Qué es lo la economía o la ecología?

2002/07/21 Atxotegi Alegria, Uhaina - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Hace tiempo que el ‘viaje’ se vende como producto de consumo. El cliente se acerca al supermercado como suele ir de compras a las agencias de viajes a elegir la salida de vacaciones que tanto sueña. En lugar de coger el carro de la compra y entrar en la zona de frutas o lácteos, se sumerge en zonas africanas, asiáticas o europeas para comprar un viaje. Pero desde que el ‘viaje’ se ha convertido en un producto de mercado, ¿no afectará a la naturaleza como muchos otros productos?

Las últimas encuestas sobre turismo han destacado la creciente afluencia de población. El ‘viaje’ es un producto atractivo y agradable para los viajeros, pero peligroso para las personas que lo visitan. Y es que los viajeros no siempre son tan limpios y los nuevos espacios que visitan muchas veces también saben convertirse en vertederos.

En boca de muchos montañeros se oye que el Everest se ha convertido en un imponente vertedero: sus puertos están llenos de botes de comida, bidones de plástico o tiendas. En el monte Collado, al sur del Himalaya, se han recogido más de 2000 botellas de oxígeno.

Pero hace años que los montañeros comenzaron a ensuciar la cima y las cuestas. El Gobierno de Nepal, a partir de 1993, adoptó una serie de medidas para mejorar el orden de los montes: además de organizar expediciones de limpieza, se comenzaron a imponer multas de 4.000 dólares, que siguen en la misma línea. Desde entonces, muchos montañeros pagan a los sherpes para que sus basuras bajen al pueblo, porque es más barato que pagar la multa del gobierno de Nepal.

Muchos viajeros no saben ni qué son los cubos de basura.

Sin embargo, el turismo contaminante no sólo se detecta entre los visitantes de los montes, sino que ocurre lo mismo con el salto a la costa. Muchos excursionistas se acercan, por ejemplo, a pequeñas islas de Bretaña (Francia). Cabe destacar el caso de las islas del Ponante, en las que la agricultura y la pesca están desapareciendo por completo en los últimos años debido al turismo. El turismo ha transformado enormemente el mercado inmobiliario y en todos sus rincones se han construido costosas viviendas. La eliminación de los residuos y la escasez de agua potable se han convertido en un grave problema. Los pueblos de estas islas, por su parte, han tenido que reestructurar sus instalaciones públicas (transformadores eléctricos, vías y carreteras...) para que los turistas se sientan cómodos, pero todo ello repercute en el medio ambiente.

Hoy en día, los viajeros tienen la predilección de ir a cualquier rincón o punto del mundo; cuanto más alejado sea el destino, más atractivo parece. La Antártida es un claro ejemplo: cada año más de 15.000 visitantes pasan por este cabo. Sin embargo, estos visitantes no los abandonan como cuando llegaron. Al

parecer, los turistas que se acercan al lugar, además de llevar cámaras de fotos y vídeo, también transportan bacterias en sus suelas de zapatos. El calzado de turistas, por tanto, está poniendo en grave peligro nuestro ecosistema. Para evitar que esta catástrofe ecológica produzca más efectos desastrosos, el médico de Freemantle Chris Curry (Australia) y su equipo obligan a los turistas a utilizar un desinfectante eficaz. Todo visitante que se acerque a la Antártida debe comprar este producto. Pero, ¿cómo se puede controlar si todos los turistas tienen los zapatos limpios? En el momento, para evitar enfermedades infecciosas o risas, los científicos han pedido a los responsables de las agencias de viajes que controlen los zapatos de todos sus clientes.

El turismo no sólo contamina la superficie sino también el ganado. Por ejemplo, en el parque nacional de Chobe, en Botswana (África), han aparecido dos epidemias en los mangostes que allí habitan. En el desierto del Kalahari del mismo estado también ha aparecido una tercera epidemia que ha dañado a los suricados. Los mangostas enferman comiendo los residuos contaminantes que dejan los turistas en el parque. Kathleen Alexander, responsable de la fauna de Botswana, afirma que los seres humanos son los responsables de estas epidemias, ya que hasta ahora nunca se había visto un animal de tuberculosis.

La importancia de la economía...

Sabemos que el turismo mueve mucho dinero. En muchas ocasiones, la economía abandona la ecología o el medio ambiente y sólo defiende sus intereses. En el caso de los viajes al Everest, los organizadores de las expediciones tienen en cuenta fundamentalmente los monederos de los montañeros y no su conciencia ecológica y/o capacidad física.

Por otro lado, gran parte de la población pirenaica vive gracias al ‘turismo verde’ que se ha puesto de moda en los últimos años. A pesar de que los daños que esta nueva forma de viajar provoca en la naturaleza son evidentes, en el momento actual se mantiene.

El caso de los parques nacionales africanos es el mismo: el ecoturismo es una fuente de ingresos de sus habitantes, que recaudan anualmente 1.5 millones de dólares por parque. A pesar de que los viajeros perjudican a algunos animales que viven en ella, los africanos tienen la intención de continuar con este tipo de turismo.

Debido a los daños que el turismo supone en los últimos años, se han organizado numerosas reuniones y debates. Pero a pesar de que en esas reuniones se han tomado decisiones, pocos gobiernos han cumplido con las medidas de limitación turística. ¿Quién ganará la guerra entre la economía y la naturaleza?

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