Desde las células a todo el organismo

Desde las células a todo el organismo


El sexo influye tanto en el desarrollo de las enfermedades como en la eficacia de los medicamentos, desde el nivel celular hasta el organismo completo. Por ejemplo, si bien los ratones machos procesan el dolor principalmente a través de la microglia, las hembras lo procesan a través de células T. Las estatinas que se utilizan para reducir el colesterol tienen menos eficacia y más efectos secundarios en las mujeres, ya que la actividad de la enzima hepática que ayuda a metabolizar este medicamento es diferente en hombres y mujeres. No es un caso aislado; entre 1997 y 2001, el 80% de los fármacos retirados del mercado eran especialmente peligrosos para las mujeres. Los estudios realizados exclusivamente en un sexo no se pueden generalizar al otro sexo, y si no se distinguen los datos, los resultados se diluyen, y no se aprecian los beneficios ni los daños concretos de las enfermedades y los fármacos. No en vano, hoy en día la Agencia de Alimentos y Medicamentos pide que se prueben las investigaciones en mujeres y hombres antes de dar el visto bueno a los nuevos fármacos.

No solo discernir, sino también comparar

Además de presentar los datos por sexo, Peters y sus compañeros proclamaron en la publicación "A roadmap for sex- and gender-disaggregated health research" publicada en 2023 que un grupo de sexo debe ser utilizado como grupo de control del otro para ver si tiene mayores desventajas de salud en comparación entre sí. Esta recomendación fue atendida en nuestro equipo de investigación y en el estudio de los ingresos hospitalarios en Euskadi 2016-2018 se comprobó que las mujeres tenían más ingresos graves por cáncer de colon que los programados en comparación con los hombres. Parece que a las mujeres este tipo de cáncer se les diagnostica más tarde, aunque se van más a realizar pruebas de detección precoz. La iniciativa Gendered Innovations de la Universidad de Standford ofrece una explicación a este fenómeno: en las mujeres es más frecuente sacar el cáncer en la derecha del colon que en los hombres y parece que en las pruebas de screening la izquierda se percibe mejor. Asimismo, durante la pandemia del Covid-19 se observó que el síntoma de la náusea en las mujeres era más frecuente en la distribución de datos por sexo, y este conocimiento permitió afinar los diagnósticos.

Tomar en consideración las diferencias sin incurrir en discriminación

En los registros sanitarios el sexo se diferencia de forma binaria, lo que no es correcto. Las personas intersexuales representan el 1% de la población, tanto como las ilegorris, y apenas conocemos sus niveles hormonales y las combinaciones de cromosomas sexuales que tienen ventajas o desventajas frente a enfermedades y fármacos. Si hemos empezado a investigar tardíamente la fisiopatología femenina en salud, todavía no hemos olido la más intersexual. Por otro lado, también se ha investigado muy poco sobre cómo interactúan el sexo biológico y los roles de género en la morbi-mortalidad de las personas trans; en primer lugar, porque en las bases de datos no se registran conjuntamente ambos (identidad de género y sexo biológico). Por último, es importante saber dimensionar las diferencias a la hora de realizar comparaciones. En la década anterior, un estudio determinó que la articulación herbácea de los hombres tenía un ángulo ligeramente superior al de las mujeres y comenzó a vender prótesis de rodilla de distinto ángulo para mujeres y hombres. Sin embargo, los resultados no demostraron que las nuevas prótesis fueran mejores, ya que la altura de la persona influye más en el ángulo de la articulación que el propio sexo.

 

-> No mujeres invisibles, pero tampoco estereotipos

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