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Celacanto: fascinante historia de un fósil vivo

1990/12/01 Martinez Lizarduikoa, Alfontso Iturria: Elhuyar aldizkaria

Algo de ictiología con los antepasados del celacanto

En las aguas cálidas del período debónico surgió hace 400 millones de años la Sarcopterigio. Aquellos peces especiales con huesos eran capaces de respirar aire gracias a su primitivo pulmón. A través de esta ventaja evolutiva tuvieron un gran éxito y se expandieron rápidamente en un ambiente especial. Los sarcoterigios, sin competencia evolutiva, crearon dos especies muy interesantes para nosotros: Dipnoos y Crosopterigios.

Los dipnoos inventaron por primera vez la respiración terrestre. En aquellos duros tiempos, los peces que vivían en los pantanos estaban sometidos a condiciones muy duras. Cuando llegaban los desembarcos, el agua que tenían los pantanos desaparecía, matando a todas las especies de animales presentes en ellos. Pero los dipnoos inventaron una maravillosa maña para superar aquellos duros tiempos.

Cuando llegaba el desembarco, aquellos peces guardaban sus cuerpos bajo el barro de los lagos haciendo un agujero en él, y luego cubrían el cuerpo con un fluido especial que sería el capulo. En ese capullo sacaban la boca de un agujero y tomaban el poco oxígeno que necesitaban para mantener aquella vida tan lenta. La consecuencia directa de esta singular vida fue la atrofiación de las aletas, lo que tuvo gran importancia en el proceso evolutivo, ya que los dipnoos no fueron una especie privilegiada que pasó de las aguas a la tierra.

Los crosopterigios tuvieron mejor suerte y algunos de ellos se extendieron por todas partes, como los celacantos, extendiéndose a los grandes mares. Pero lo que nos interesa en esta historia son los sarcoterigios, que se adaptan a las aguas dulces. Estos, en lugar de quedarse como los dipnoos en el mismo pantano cuando llegaba el desembarco, se dirigían hacia lagos más amplios y profundos para perpetuarse, lo que obligó a convertir la aleta en una pata primitiva para poder recorrer el camino terrestre que había entre los lagos. Esta adaptación fue una invención de gran importancia desde el punto de vista evolutivo. Los peces así moldeados son los ripidistios.

Los Eusthenopteros de la era debónica fueron los primeros "peces" que consiguieron desembarcar en algún lugar. Y de ellos surgieron los primeros anfibios. Para llevar a cabo esta increíble aventura, la aleta de los Eusthenopteros (1) fue cambiando hasta formar la pata (4) del anfibio.

El primer vertebrado que se derivaría de los ripidistios fue capaz de adaptarse a las condiciones de la tierra. Respirando aire de tierra que por primera vez lograría la independencia de la respiración submarina. La eusthenopterona, por ejemplo, fue capaz de salir del agua y tuvo características comunes con los primeros anfibios: el esqueleto, sobre todo los dientes y la forma de las aletas.

El paleontólogo, teniendo en cuenta lo anterior, comenzó a buscar por primera vez la especie de dipnoo que recorrió el mar a tierra. Pero encontraron un obstáculo insalvable. Todos los dipnoos desaparecieron hace 280 millones de años. En aquella época se produjeron grandes cambios climáticos y se secaron todos los lagos, eliminando todas las especies existentes. Por lo tanto, los escasos materiales de estudio eran los esqueletos de los fósiles y algunos dientes. Se trataba de un material escaso para estudiar las funciones del animal.

Si alguien hubiera sobrevivido, todo hubiera sido diferente, pero ¿cómo es posible que se produzca ese milagro? Es decir, ¿cómo se puede mantener viva una especie sin cambiar durante 300 millones de años? Esto sólo ocurre en las nuevas iglesias científicas de ficción.

Sorprendentes pesquerías de celacanto

El 22 de diciembre de 1938 unos pescadores de la costa sudafricana desembarcaron un pescado muy curioso. El pescado tenía una longitud de metro y medio y estaba cubierto de escamas azules oscuras. La captura del animal dio lugar a unas escalofriantes mordeduras que sobrevivieron durante cuatro horas antes de morir. El capitán del barco nunca había visto este tipo de animales. Como luego dijo, la característica que más sorprendió fue la aleta del pescado, que se había moldeado como patas. El capitán de Goos, intuitivamente, introdujo el pescado en el congelador para no pudrirse y lo envió al museo de su pueblo cuando volvió al puerto.

Poster preparado por el profesor Smith para informar del celacanto.

El barco duró tres largos días en alta mar y para cuando el pescado llegó al museo ya se pudría, con su color azul oscuro completamente perdido. Por ello, la responsable del museo (Sra. Latimer) le quita la piel, conserva el cráneo e introduce en el frigorífico las partes que aún no se pudrían. Latimer pensó que podía ser un animal interesante, pero su sabiduría no era suficiente para clasificar a aquel singular pez. Por eso llamó a un amigo que trabajaba en otro museo para que estudiara el animal obtenido.

El profesor Smith, conocido por la señora Latimer, pasó unos días hasta su llegada, pero al ver las últimas partes del animal quedó muy emocionado. Como más tarde diría a los periodistas, dijo: Si hubiera entrado un dinosaurio en mi despacho no me hubiera sorprendido más. La especie que se encontraba frente a Smith era el Celacanto, especie que, según los científicos, desaparecía hace 60 millones de años y era más antigua que los dinosaurios. Como señaló la prensa de entonces, y no exageraban nada, fue el XX. El episodio zoológico más importante del siglo XX.

Aquel Celacanto era un fósil vivo del período mesozoico, directo después de los Crosopterigios del Deboniense, especie debidamente adaptada al medio ambiente, para lo que perdió los pulmones y los sustituyó por branquias como los peces. No era por tanto sucesor de las cuatro patas, pero la forma craneal era como la de los anfibios y presentaba la característica más destacada (tener las aletas convertidas en patas).

J. El profesor Millot estudia el celacanto.

En un principio los científicos no creyeron la noticia que promulgó el profesor Smith, pero tras el estudio del celacanto no quedó ninguna duda: aquel animal cumplía todas las características de los celacantos fósiles. Nada más divulgar la noticia de la existencia del celacanto, todos los paleontólogos comenzaron a estudiar el árbol genealógico del extraño animal encontrado, y el profesor Smith abrió la llamada S.O.S a todos los puertos marítimos de Sudáfrica con el objetivo de conseguir más Latimeria (así se denominó a la especie en honor a la Señora Latimer). Para ello imprimió la fotografía del pescado en carteles para que los pescadores conocieran al celacanto.

Sherlock Holmes en busca del celacanto

Entonces el profesor Smith inició una larga y dura investigación como un paleontólogo de detectives con un único objetivo: Conseguir un celacanto vivo.

Las noticias iniciales fueron lamentables. Luego se levantó la Guerra Mundial. Y cuando terminaron los altercados de armas ya no se recordaba a nadie de la Latimería. Smith siguió obstinada la investigación, pero tuvo que pasar catorce años más.

Ya estamos en 1952. Además no estamos en el Sur de África, sino mucho más al norte. Nos encontramos en las islas de los comores. La llamada S.O.S. del profesor Smith llega hasta él. Entre los pescados a la venta hay un pez con escamas azules y aletas a modo de patas. El capitán Hunt está paseando por las mercancías que hay en el mercado.

Equilibrio estable respecto al celacanto. El fondo del mar explora en busca de alimento.

A la vista ve a un pez gigante y azul. De repente ha recordado la foto de Smith y va corriendo para llamar al paleontólogo. Sin duda alguna para marcar el número de teléfono y catorce años después se ha encontrado el segundo celacanto. En el segundo las cosas salieron muy bien. El capitán Hunt compró formalina e inyectó dos litros al rayo. Abrió el cuerpo en dos partes y lo rodeó de hielo.

El profesor Smith cogió el avión y cinco días después llegó a Anjouan. Allí, dicen, cuando estaba delante del pez se arrodilló y lloró sin control. En un principio Smith pensó que estaba ante una nueva especie, ya que el animal que estaba allí no tenía aletas de espalda. Pero en los dos años siguientes, en el mismo lugar, se capturaron otros siete ejemplares y como todos tenían esa aleta, Smith sacó la conclusión de que el primer pez estaba mutilado.

J. Los celacantos obtenidos en aquella época, como los Comores dependían del Estado francés. Investigó a los científicos franceses Millot. Millot consiguió meter un gran celacanto en un aquarium y allí lo estudió durante veinte horas, durante la supervivencia del animal. Naturalizó los siete peces e investigó con mucho cuidado. El resultado obtenido tras el trabajo no fue muy positivo. La latimeria no respondió correctamente a su fama. Antiguamente se pensaba que este animal especial era el eslabón que faltaba en el proceso de paso del mar a tierra. Eso no se comprobó. La sangre que contiene la latimería es similar a los anfibios, pero ha perdido el pulmón y respira el oxígeno por medio de las branquias. Como ya mencionábamos al inicio del artículo, aunque algunos crosopterigios desembarcaron, el celacanto se expandió en alta mar y allí volvió a adquirir las características de los peces.

Sin embargo, estas investigaciones fueron muy limitadas si tenemos en cuenta que los animales fueron muertos o muy estresados en un aquarium. ¿Cómo era el comportamiento de aquellos peces primitivos en su medio natural?. ¿Cómo desentrañar el núcleo de este secreto tan atento durante 300 millones de años?

Y POR FIN ...MILAGRO!! Noticias

Hans Fricke descubrió por primera vez ante la ventanilla del buceo un gran celacanto.

Hans Fricke es un biólogo marino que trabaja en el Instituto Max Planck de la República Federal de Alemania. Él llevó a cabo un trabajo de gran importancia que consistía en localizar el hábitat submarino de los celacantos y aportar pruebas de ese descubrimiento.

En 1972 fue responsable de una expedición organizada por la Asociación National Geographic. Y desde entonces Komora ha investigado constantemente. Para llevar a cabo estas investigaciones habló con los pescadores del Gran Comore y gracias a la información obtenida de ellos llegó a la conclusión de que casi todos los celacantos fueron capturados en la costa occidental del Gran Comore. Consciente de ello, su principal preocupación fue dirigirla.

Ha pasado quince años explorando bajo el mar. En el año 1987 se dedicaba a bucear con un buceo de dos plazas para conocer el entorno del fósil vivo. En la última expedición realizó 21 inmersiones y acumuló muchos datos. Por ejemplo, registró niveles marinos de 15 a 17 grados; (si analizamos la sangre de los celacantos) Se cree que las latimerías tendrían que ir a esos niveles. También midió el contenido de oxígeno del agua o la concentración de sal, y estudió el fondo marino, donde se encontraban los peces capturados por los celacantos.

Sin embargo, a pesar de su interés, el primer actor o Latimeria de esta historia no apareció en absoluto.

Cuando estaba realizando la vigésimo inmersión, y estaba computando mecánicamente los datos de siempre, en un momento en el que no se esperaba, el pez azul de metro y medio antes de la ventanilla del buceo comenzó a observar la luz que emitía el buceo. Al igual que el capitán Nemo de una novela de Julio Verne, Hans Fricke empezó a estar nerviosa siguiendo el fantasma surgido de las oscuras de la evolución. El animal circulaba tranquilo y con la aleta trasera se empujaba para dirigir el cuerpo hacia delante.

Los movimientos de este animal de otra época eran extremadamente raros, movía las aletas convertidas en patas descontroladas y, además, daba vueltas a 180 grados como los tiovivos. Mientras observaba estos sorprendentes sucesos, en el otro lado del cristal aparecieron de repente otros zi zelakanto. ¡Era un espectáculo increíble! ! Como si hubiera visto dos plesiosauros, mantuvo la cámara de cine para rodar lo mejor posible aquel episodio del Mesozoico.

Los restos orgánicos sobre el pavimento estaban a unos 200 metros de profundidad, en los que los animales comían boca abajo. Como si no hubiera ningún depredador en aquel rincón ecológico de este pescado, no hacía caso al buceo que tuvo la valentía de romper la paz de 300 millones de años. Hans Fricke permaneció mirándoles durante mucho tiempo. Al final, cuando tuvo que volver a subir, como si hubiera viajado a un pasado de 300 millones de años, contó todas las noticias a las personas que estaban en el barco.

Sobre el futuro de la latimeria

Con estos últimos descubrimientos se han aclarado algunos puntos oscuros sobre el celacanto. Como sabemos a través de los fósiles, se ha confirmado que las espinas de las aletas del celacanto están vacías, por lo que ya en 1843 el naturalista Louis Agassiz decidió poner este nombre (Zelakanto = Arantza vacía). Como se ha mencionado anteriormente, los movimientos de las aletas de este animal son muy diferentes a los de otros peces.

El rasgo que más ha sorprendido al naturalista ha sido el hecho de que el celacanto, de origen tan antiguo, esté tan poco evolucionado, tan poco alterado durante tantos años. La única explicación que hay es que el rincón ecológico de las islas Comores apenas ha cambiado a lo largo de millones de años y que haya pocos depredadores en la zona. Según otros, Latimeria ha conseguido un equilibrio muy especial con el entorno, y aunque cambia el entorno, las características de la especie persisten sin evolucionar en absoluto.

Sin embargo, en el caso de Latimeria lo que está claro es que tiene diferencias con los parientes mayores que tuvo. Lo más destacado ha sido el pulmón. El pulmón que tiene la latimeria no sirve para respirar, está lleno de grasas y funciona como flotador. Esto significa que estos animales se han adaptado al modo de vida de los mares acercándose a su morfología.

¡Milagro! Noticias Dos animales de la época de los dinosaurios exploran a la vez una cueva submarina.

Antes de encontrar una latimería viva, se pensaba que era el pariente más cercano de los animales de cuatro patas. Hoy en día se constata que esto no es así, y en ese sentido el celacanto siempre ha perdido parte de su prestigio tras los últimos arranques. La latimería no es el eslabón perdido de una evolución tan ansiada.

Sin embargo, el descubrimiento del celacanto ha tenido una gran importancia científica. Fricke ha podido ver la Latimeria sobre el fondo del mar durante mucho tiempo, a veces más de dos minutos de duración. Parece ser que Latimeria detecta zonas eléctricas de pequeños animales que están ocultos verbalmente bajo el fondo marino. Para mantener este equilibrio necesita una compleja coordinación de las aletas, que es lo que deberíamos pedir a un precursor de las cuatro patas. Por eso, cuando se investiga seriamente la coordinación nerviosa de estos animales, entraremos en una zona fascinante.

Pero ahora surge otro gran riesgo para este testigo de la evolución. La latimería está de moda y los museos de todos los pueblos quieren uno para sus aquarium. De este modo, se ha creado el mercado negro de los celacantos, y aunque las duras leyes prohíben la pesca, cada vez son más las capturas no autorizadas. Además, en los países orientales se considera que la médula ósea de este animal bebe y da vida a quien la bebe, y en ese líquido estaría la fórmula de perdurar. De ahí que esta singular especie se mantuviera viva durante 300 millones de años. Por supuesto, todo esto es una mentira, pero el mercado negro ha encontrado un buen negocio, a pesar de la vulneración de toda la legislación vigente.

Señora Latimer, junto a un celacanto naturalizado.

Hace 50 años creíamos que todos los celacantos desaparecieron junto con los dinosaurios. En 1938 descubrió lo poco que sabemos sobre zoología y paleontología, atrapando por primera vez a la latimería. Hoy tenemos una gran oportunidad para analizar la evolución y la etología de este viejo animal en su entorno natural. Pensemos que este descubrimiento ha sido como si nos encontrásemos con el plesiosaurio del lago Ness. ¿Seremos tan cortos para acabar con esta maravillosa oportunidad que tenemos ahora?. Si Latimeria desapareciera atrapada por los seres humanos, no nos merecería otra oportunidad. Cuidar o matar a este curioso animal nos indicará el grado de inteligencia que el hombre ha adquirido como especie. Veremos qué nos responde el futuro.

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