}

Indígenas ahogados en aguas de embalses

2001/10/28 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

En estas
páginas hemos hablado en varias ocasiones de los desastres provocados por las grandes empresas en nombre del desarrollo económico en los ecosistemas y, por tanto, en la fauna y la flora. Pero la fauna y la flora no son las únicas afectadas. Los habitantes del lugar también tienen que cambiar sus hábitos de vida y, en el peor de los casos, tienen que cambiar de territorio y perder su riqueza cultural y arquitectónica para siempre.

Se han construido miles de embalses en las últimas décadas y la mayoría de ellos han causado terribles consecuencias en los habitantes del lugar, por un lado porque han tenido que ir en busca de un nuevo lugar de residencia y, por otro, porque en nombre del desarrollo económico han visto perder bajo el agua los testimonios de su historia. Los grupos indígenas y tribales no tienen reconocimiento oficial ni recursos legales para defender sus intereses. Por tanto, en la mayoría de los casos, los indígenas no sólo pierden su hogar, sino que tampoco reciben la menor parte del beneficio generado por el proyecto.

Indígenas perdidos

El patrimonio no cubierto por las aguas se ve afectado por las infraestructuras necesarias para el transporte de la electricidad, etc.
Elhuyar

Al igual que en décadas anteriores en los países industrializados, en los últimos años la planificación e implementación de las infraestructuras en los países en vías de desarrollo no se ha preocupado por las necesidades de los habitantes del lugar ni por los cambios que los proyectos han ocasionado a la población. En muchos casos, los embalses sólo han intensificado estos problemas y han causado daños y no faltan ejemplos de afirmación. El informe publicado por la Comisión Mundial de Embalses analiza más de 60 casos en Brasil, Argentina, México, Panamá, Colombia, Guatemala, Estados Unidos, Canadá y Siberia.

Pero en otros países que no aparecen en este informe, la situación no es mejor de dónde. En Filipinas, por ejemplo, todos los embalses construidos o al menos propuestos están situados en 6-7 millones de hectáreas en las que viven los indígenas del país. Lo mismo ocurre en la India, donde a pesar de que los grupos tribales sólo representan el 8% de la población, el 40-50% de los desplazamientos motivados por proyectos de desarrollo han tenido que realizarlos. Es fácil explicar cómo los embalses han afectado a tantos grupos indígenas; las vegas fluviales son fértiles, por lo que estas tierras han sido el punto de ubicación de antiguas civilizaciones. En consecuencia, no es de extrañar que cada embalse construido ponga a la deriva al menos un grupo de indígenas.

El traslado, además de provocar un gran trauma y tristeza, es causa de la desaparición de grupos indígenas y tribales. Por ejemplo, al waimiri-atro brasileño los indígenas del grupo eran unos 6.000 en 1905, pero debido a las enfermedades y masacre que han padecido, 80 años después, sólo quedaban 374. En 1987, las aguas del embalse de Balbina inundaron dos de sus pueblos y 107 personas tuvieron que abandonar sus lugares de residencia y abandonarlos a la deriva.

Para los indígenas que se ven obligados a abandonar sus tierras por la construcción de embalses, resulta muy difícil encontrar un nuevo emplazamiento. Ejemplo de ello es el caso de los 100.000 chakmas indígenas que han obligado a trasladar los embalses hidroeléctricos de Chittagong Hill Tracts en Bangladesh. El proyecto inundó dos quintas partes de sus tierras. Como consecuencia, 40.000 Chakma fueron a la India. Pero, con el paso de los años, nunca han conseguido la nacionalidad local ni para ellos ni para sus hijos. Además, debido a la escasez de tierras, se ha producido un conflíctico entre chakmas budistas y bangladesh musulmanes, que ha supuesto la pérdida de vida de 10.000 personas desde la finalización del proyecto en 1962.

Pero los daños producidos por los embalses no sólo han sido sufridos por los indígenas de los países en desarrollo. Los embalses construidos en el río Missouri en Estados Unidos, por ejemplo, inundaron a sus grupos indígenas 142.000 hectáreas de tierras fértiles y varios lugares sagrados. Como consecuencia, además del hambre, los indígenas perdieron sus mayores riquezas y sufrieron un trauma cultural. Lo peor, además, es ver que con el paso del año no aumenta la atención a los indígenas. Prueba de ello son los dos embalses y los dos desagues que se quieren realizar en el río Churchill en Canadá. Estos proyectos afectarán a los indígenas que viven en las orillas del agua pero que no son oficialmente propietarios de tierras.

El testimonio de la historia también bajo el agua

Las empresas constructoras de embalses no tienen en cuenta las costumbres y necesidades de los habitantes del lugar.
Elhuyar

El testimonio histórico de numerosos grupos indígenas y la gran parte de la cultura se han ahogado en las aguas de los pantanos gigantes. Los grandes embalses han inundado templos, elementos sagrados, cementerios y diversas construcciones arquitectónicas. Además, el patrimonio no cubierto por las aguas se ve afectado por las infraestructuras necesarias para el transporte de electricidad, carreteras, ferrocarriles y nuevas poblaciones de trabajadores.

En 1998, por ejemplo, en la India, se analizó el patrimonio de los 254 pueblos que quedarían inundados cinco años antes de la construcción del embalse de Narmada Sagar. Así, desde el Paleolítico Inferior hasta la Edad del Hierro se identificaron cientos de lugares arqueológicos, pero el descubrimiento sólo quedó en la fase de identificación. Desgraciadamente no se hizo ningún plan de recuperación y todo se ahogó bajo el agua.

Durante la construcción del embalse sudafricano de Ananda, los indígenas vivieron un terrible suceso similar. Los cadáveres encontrados en el lugar donde se iba a realizar el embalse fueron exhumados, sacados, pero sin consultar a los indígenas se metieron todos en un agujero. Por supuesto, esto provocó el dolor y la ira de sus habitantes.

Por otro lado, el alto valor económico de los equipos sumergidos ha traído consigo robos. De hecho, la erosión de las riberas deja al descubierto restos arquitectónicos y en las exploraciones ilegales se sustraen elementos de gran valor.

Mujeres indígenas transportando agua.
Elhuyar

Tantos ejemplos dejan claro que con la construcción de los embalses se producen enormes pérdidas, pero todavía no se toman las medidas necesarias. En el caso de Turquía, por ejemplo, sólo en 25 de los 298 proyectos se han realizado estudios de patrimonio cultural, de los que sólo en cinco de ellos se ha realizado una labor de recuperación previa a la inundación. Y es que el tiempo o el presupuesto es más importante para las empresas que realizan embalses y además no hay suficiente gente preparada para realizar estudios arqueológicos.

Solicitando nuevas leyes

En muchos países, los derechos de los indígenas no han sido debidamente consolidados, por lo que no han contado con la protección suficiente. Como ya se ha indicado, en la construcción de los embalses los indígenas se ven obligados a abandonar y los daños que sufren no se resuelven en absoluto con las ayudas que se les ofrecen.

En los mejores casos, a cambio se les dan unas tierras, pero desgraciadamente no son tan fértiles como las suyas. Es el caso de los indígenas Kuna y Emberga, cuando construyeron el embalse de Bayano de Panamá. El Gobierno de Panamá incumplió reiteradamente los convenios y no se les otorgó terreno fértil ni documento oficial de que las nuevas tierras son de su propiedad.

Para evitar que vuelva a suceder este tipo de injusticia, los indígenas exigen nuevas leyes. Estas leyes permitirían proteger su cultura y su patrimonio, y realizar oficialmente el reconocimiento de sus tierras, y a partir de ahora esos grupos tendrían la palabra en proyectos de desarrollo.

Al parecer, esta demanda se ha tenido en cuenta en algunos países y las constituciones reconocen los derechos fundamentales de los grupos indígenas. Pero una cosa es aplicar la ley y otra muy distinta. De hecho, en Argentina, por ejemplo, aunque muchas regiones han renovado la legislación sobre patrimonio cultural, en el caso de los embalses no se hace un seguimiento o no es suficiente para preservar la riqueza cultural. En consecuencia, para la conservación de los bienes arqueológicos o culturales, las comunidades afectadas todavía tendrán que solicitar a la Comisión Mundial de Embalses que pongan en marcha las medidas oportunas.

Publicado en el suplemento Natura de Gara.

Gai honi buruzko eduki gehiago

Elhuyarrek garatutako teknologia