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Hay agua, pero ¡poco útil!

2001/05/06 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Se dice que el agua es oro azul y no es para menos, porque en lugar de apagar el fuego enciende en muchos lugares. Una de las claves de la guerra entre Israel y Palestina, la causa fundamental de la miseria en África... Una persona consume entre 200 y 250 litros de agua al día, el 70% del agua utilizada se destina al riego, las fábricas también necesitan grandes cantidades...

Se necesita para todo y además de buena calidad.

Gran depósito de agua para el abastecimiento de agua a la escorrentía, habitadores e industria o generación de energía eléctrica.

En la Tierra se ha podido estimar la presencia de 1,34 millones de km3 de agua. Si todo fuera asequible y de buena calidad, suficiente y sobradamente para todos los habitantes de la Tierra. No escucharíamos una y otra vez, sobre todo en verano, que hay poca agua y que hay que reducir el consumo. Pero hay que tener en cuenta que sólo el 2,5% del agua de la Tierra es agua dulce y que está atrapada en el hielo 3/2 de esa cantidad. Por si fuera poco, el 20% de la cantidad que forma parte del ciclo del agua no es accesible y el 3/4% restante caen en un momento y en un mal lugar, provocando inundaciones, por ejemplo. Queda así claro que hay agua, pero no siempre del lugar, momento y calidad que el ser humano necesita.

Bueno, si el problema es encontrar agua de buena calidad, tenemos amplios mares y océanos; hemos diseñado un sistema para desalar el agua del mar, ¡y ya está! ¡Han acabado todos los problemas de escasez de agua! Está bien pensado, pero desgraciadamente el problema de la escasez de agua no se soluciona con tanta facilidad.

Desde hace tiempo, ingenieros y técnicos han tratado de desarrollar sistemas de potabilización del agua del mar, pero de momento no parece que hayan conseguido diseñar un sistema totalmente útil. Hay que tener en cuenta que el agua de mar no es el agua del grifo y el agua que obtendríamos mezclando la sal en un vaso. El agua de mar está compuesta por 65 elementos y, una vez separada el agua y la sal, es imprescindible un tratamiento posterior que lo haga potable. Proceso largo y, sin duda, demasiado caro para los países más pobres.

Actualmente existen en el mercado dos sistemas de desalación de agua. La más antigua XX. Es de principios del siglo y, como en otras muchas ocasiones, el proceso industrial calca lo que hace la naturaleza. Al hervir el agua del mar, el vapor se enfría en contacto con una superficie fría y se convierte en agua dulce. La segunda técnica, que requiere menos energía, es la ósmosis inversa. Es decir, en una alta presión, el agua del mar se filtra por varias membranas hasta convertirla en agua potable.

Ambos son sistemas bien pensados, pero, desgraciadamente, para los países que más lo necesitan, no son nada apropiados debido a la existencia de un grupo de trabajadores especializados, instalaciones costosas y altos costes de funcionamiento.

El 97,5% del agua de la Tierra se encuentra en el mar. Esta agua no es útil para el consumo

Por otra parte, aunque estos sistemas fueran aplicables desde el punto de vista económico, la eliminación de la sal en el agua del mar podría causar importantes daños ecológicos, ya que no desaparecería. El nivel medio de salinidad del agua de mar es del 3,5%. Esto supone aproximadamente 35 g de sal mineral en un litro de agua. Para conseguir un litro de agua potable, al mar o al subsuelo, habría que tirar otro o dos litros de alta salinidad, lo que puede provocar un desequilibrio significativo.

Se puede pensar que el agua de alta concentración puede diluirse en el mar, pero como siempre, las cosas deberían hacerse con moderación. En caso de derramarse al suelo, el problema sería aún más grave, ya que el agua subterránea salinaría, lo que tendría graves consecuencias para la fauna, la flora y la fertilidad de la tierra. Lo ideal sería utilizar este sistema como complemento y no como sistema principal. Lamentablemente, tal y como se ha comentado anteriormente, las inversiones de estas instalaciones son excesivas para su uso exclusivo como sistemas alternativos.

Medir el uso del agua

Como se puede observar, aunque se lograse la desalación del agua del mar, surgirían nuevos problemas que obligarían a aprender a consumir menos. Parece que las grandes empresas del mercado del agua también están a punto de tomar ese camino. Entre sus proyectos destaca la reutilización del agua utilizada, más prioritaria que la búsqueda de sistemas económicos para potabilizar el agua de mar. Quizá en las ciudades más grandes habría que instalar dos tuberías de distribución de agua, una que disipa el agua potable y otra que transporte el agua más sucia, por ejemplo, útil para limpiar las calles.

En definitiva, ¿para qué se diseñarán los sistemas de potabilización del agua del mar cuando los vertidos de las tuberías sean incontables en pueblos como El Cairo? ¿Cuando particulares, agricultores o empresarios no dan importancia a los vertidos?

La media de sal mineral por litro de agua marina es de 3,5 gramos.

En muchos pueblos las pérdidas en la red de distribución son enormes, la limpieza y el reciclaje de las aguas sucias no se realiza ningún ensayo, la escasez de agua se trata de cubrir con agua remota... En el camino hacia el desarrollo sostenible todavía hay mucho que hacer, y más que nada, se necesitarán los planes de gestión adecuados: sistemas de riego por goteo en la agricultura, medir bien cuáles son las necesidades reales, utilizar local...

En la medida de lo posible, dejemos el agua del mar como tal, ya que con los vertidos de petróleo se produce un desequilibrio suficiente.

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