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Agua habitable Doñana: para entender el desastre

1998/06/01 Antiguedad, Iñaki Iturria: Elhuyar aldizkaria

No ha muerto, pero no le ha faltado mucho. La ruptura de la presa de Aznalcóllar ha hecho morir a Doñana. Se puede considerar como un nuevo capítulo de la falta de respeto del ser humano a la naturaleza, un nuevo exponente de los daños que se producen en la naturaleza en nombre del desarrollo. ¿Es un desarrollo real una actividad que amenaza el equilibrio de la naturaleza para avanzar? Pregunta realizada. Mientras tanto, sin ir más lejos, aquí mismo hay lugares con condiciones similares a las de la presa de Aznalcóllar, como la de Gabiria. Quizás por lo ocurrido en Andalucía se puede predecir un futuro mejor a la mina Troya de Gabiria. Doñana se ha convertido en el centro de una mala noticia, el desastre. Muchas veces ha sido noticia, porque ha sido un punto de encuentro de políticos, una dirección para la romería, no sé cuál es el destino de los viajes más cómodos y exclusivos de la bestia, de los cómodos viajes de muchos naturalistas callejeros, el origen de la continua tensión entre agricultores y ganaderos de la zona, la puerta a un urbanismo con denominación de origen o especulación de tierras para comercializar productos locales. Pero esta vez hay diferencias.
Gratuito.
Ministerio de Medio Ambiente

Lo acontecido ha sacudido con dureza y ha sacudido durante mucho tiempo, no sólo a Doñana, sino a todos los sectores que se encuentran atrapados en la red de la zona: económicos, políticos, sociales y ecológicos. Se ha encendido la luz roja en Doñana y no ha sido la única de estos días. En estos casos, los comentarios en el momento cálido del suceso no suelen tener valor, por lo que el siguiente temple es el más adecuado para una reflexión seria sobre lo ocurrido antes de que se enfríe. Hay que hacer una reflexión obligada, por encima de todas las bestias de la zona, valorar las palabras y los hechos hasta ahora, exigir responsabilidades y, sobre todo, empezar por otro camino.

Todos los sectores atrapados en la telaraña de Doñana deberán convencer a sus descendientes de lo que dejen y, por tanto, de lo que impulsen. ¿Marismas o minas? ¿Urbanizaciones o dunas? ¿Agricultura excesiva o turismo verde a medida? ¿Cigüeñas o ganado? ¿Dónde está el límite?

La actual no es la primera, ya que Doñana ya había sufrido efectos nocivos. A continuación se pretende analizar la influencia que el reciente vertido de lodos en la mina ya tiene en las inmediaciones de Doñana y su posible futuro. Siempre con prudencia, porque además de contraponer lo dicho estos días, se tardará más en conocer la influencia real a través de la obtención de datos concretos. Para entender el impacto, materializado y supuesto, es imprescindible conocer la dinámica “propia” del parque de Doñana, que ha sido la que ha predominado en los últimos años, aunque no sea del todo natural.

Creación geológica

Gabiria.
B. Corcho

Doñana está situada alrededor de la desembocadura del río Guadalquivir. El valle desde el punto de vista geológico es una extensa depresión, llena de materiales acumulados en el Mioceno, el Plioceno y el Cuaternario (últimos 20 millones de años). La sedimentación de los episodios Mioceno-Plioceno estuvo condicionada por el movimiento de placas tectónicas Iberia y África, a veces en el medio marino y otras en el terrestre. En cuanto al entorno de Doñana, se observan tres formaciones principales: margas, limos y arenas. Estas últimas, por su elevada permeabilidad, dan lugar a un buen acuífero, número 27 en el catálogo oficial de acuíferos.

Al final del Plioceno, el mar retrocedió definitivamente dejando en tierra el valle del Guadalquivir. En su nueva situación comenzó a formarse la red fluvial local, que erosionó las piedras en su parte superior, transportó los derrubios y las depositó en su parte inferior, realizando un importante depósito sobre las piedras del Mioceno-Plioceno.

Situada en la desembocadura del Guadalquivir, Doñana ha experimentado un cambio significativo en los últimos 10.000 años. Como consecuencia de la última glaciación, el mar dominó la zona formando una extensa bahía de poca profundidad. La bahía se fue aislando paulatinamente del mar por la acción de las barras de arena, facilitando en su nueva situación la sedimentación de finos (limos y arcillas) ricos en materia orgánica, incluyendo restos de arena. En estas arcillas limosas se formaron las marismas. En algunas zonas de Doñana este acopio tiene un espesor de 150 metros. La disposición interna (geometría y permeabilidad de las capas) condiciona la dinámica de las aguas subterráneas en Doñana: dirección y velocidad.

Parques de Doñana

El nombre de Doñana engloba varios campos: El propio Parque Nacional, el más estricto de las medidas de protección, con 50.000 hectáreas; cinco parques naturales, rodeando al frente, con 23.000 ha; y todos ellos y otros terrenos colindantes, el Área de Doñana.

La clasificación nacional-natural es administrativa. De hecho, a partir de 1969, cuando comenzó la conexión legal de la zona de protección de Doñana, se han producido cambios en las medidas de protección hasta llegar a los límites actuales del parque. Estos límites se deben en gran medida a la confrontación entre enfoques económicos y ecológicos. De esta forma, el Parque Nacional cuenta con estrictas medidas, pero en los postparques hay un exceso de agricultura que se riega con las aguas subterráneas.

Desde el punto de vista del ecosistema, el Parque Nacional está directamente relacionado con las zonas adyacentes, es decir, con el agua. El Parque Nacional no estaría tal como está si no fuera el que le rodea. Por lo tanto, estos días se ha producido una confusión cuando algunos afirman que la inundación de fangos no ha llegado hasta Doñana, ya que sólo se está hablando del Parque Nacional para evitar que se hayan visto afectados los paragüeros de Inguralde. Algunos también han preferido olvidarse de su influencia posterior.

Actividad antrópica

La pesca y la caza fueron durante años las principales tareas de los habitantes de la zona de Doñana. Posteriormente se primaron la ganadería y la agricultura, propiciando la transformación del medio, la remodelación de la red fluvial, la construcción de setos y la construcción de cauces para alejar el riesgo de inundación y evitar la salinización de los suelos.

Greenpeace

XVII. En el siglo XVIII se dieron pasos serios para impulsar la agricultura, pero estas intenciones se encontraron con los intereses de los ganaderos. XX. A principios del siglo XX los campesinos se adelantaron y comenzaron a secar las marismas para ampliar las tierras agrícolas. Así, en la década de los 50, el río Guadiamar se encauzó hasta el Guadalquivir, evitando la influencia que en las inundaciones anuales tenía en la marisma, es decir, la introducción de agua dulce, y en las orillas del río Guadalquivir se construyeron varias barreras de tierra con el mismo objetivo.

En 1970 el Ministerio de Agricultura impulsó una ambiciosa planificación para la adaptación de la amplia zona de Doñana a la agricultura de regadío (Plan de Regadío Almonte-Marismas) con el objetivo de regar 25.000 hectáreas de aguas subterráneas autóctonas. Este territorio se sitúa en los actuales parkings naturales y en la zona de Doñana.

En 1991 se regaron 10.000 ha del acuífero local (desde el número 27). Por lo tanto, los objetivos marcados inicialmente no se han cumplido, quizá porque no se podían cumplir: el territorio excesivamente amplio y la ubicación de los pozos son inadecuados. En los últimos años los agricultores y ganaderos y la administración han actuado a menudo, al no haberse materializado los beneficios previstos en el plan.

Dinámica hidrológica

El agua garantiza la compleja dinámica de Doñana y de todo el ecosistema que lo rodea, ya que el agua es el nexo de unión imprescindible. El hecho de que las aves que van de norte a sur año constituyan una buena parada en Doñana se debe a la presencia de marismas, lagunas y potxingos. Lo mismo para cualquier otro animal que viva en él de forma ininterrumpida. El agua de Horko tiene dos direcciones: en superficie, traída por los ríos y arroyos de la zona, y soterrada, con acuíferos propios.

Así, varios lugares de Doñana están alimentados por aguas superficiales y otras subterráneas. Si se produjera un cambio en la dinámica del agua, tanto en cantidad como en calidad, el ecosistema en su conjunto sufriría un deterioro que, dependiendo del lugar y del tiempo, será mayor o menor.

Para comprender los riesgos ecológicos que pueden existir en Doñana es imprescindible conocer su dinámica “propia”. Sin conocerlo no se puede entender al otro. Como ya se ha mencionado anteriormente, la zona de Doñana ha sufrido en los últimos años importantes cambios, la mayoría provocados por la agricultura, por lo que la dinámica actual no es la que le correspondía de forma natural, si bien es necesario conocer para actuar sobre la influencia del lodo vertido desde la mina.

Desde el punto de vista hidrológico se observan tres zonas en el entorno de Doñana:

  1. Marisma: zona lisa que sufre el sobrecalentamiento y el secado según las estaciones. La marisma se ha formado sobre arcillas imperiales de limo. El origen del agua no sólo es la lluvia, sino también los ríos de la zona, que llevan el agua en inundación. El más importante de los ríos es el Guadiamar, procedente de la mina, que desde hace tiempo se dirige a Guadalquivir, evitando el cauce natural, por lo que el río Guadiamar sólo penetra en la marisma de forma esporádica. Estas desviaciones han provocado que la superficie de la marisma y el espesor de agua hayan disminuido en los últimos años. Otro importante aporte de agua es el del arroyo La Rocina, con un caudal pequeño pero sostenido, que aporta lo necesario en la época de agotamiento. Cabe destacar lo que los testigos llaman caños: la yegua eran los canales creados por la marea, luego el paso de las aguas de inundación de los ríos hacia la marisma, y los que se encuentran casi en desfase por los desvíos posteriores. Entre las medidas adoptadas recientemente para la restauración de la marisma se encuentra la de facilitar la entrada de las aguas de los ríos a la marisma a través de estos caños, algo más de lo habitual en los últimos años.
  2. Casi todo el resto del territorio de la zona de Doñana está cubierto por arenas permeables del Plioceno. En él se incluyen las dunas. Se trata de la zona de recarga del acuífero nº 27, desde donde las aguas pluviales alimentan las capas bajas de agua.
    R. Ropa
    Además de las aguas pluviales, el excedente de las aguas empleadas en la agricultura se transforma en una recarga, contaminando el acuífero con fertilizantes (nitratos y pesticidas principalmente). El comportamiento del acuífero es diferente dependiendo de si se encuentra o no cerca de la marisma. Allí el acuífero es libre, pero bajo la marisma se vuelve semiconfinado, forzado por materiales impermeables de la marisma. Aquí el acuífero alimenta la marisma de abajo a arriba. Por lo tanto, los contaminantes introducidos al acuífero pueden realizar un recorrido de mucho tiempo, quizá años antes de que afloren lentamente, allí o aquí, a través de arenas y arcillas limosas. Sin embargo, no todas las aguas del acuífero se concentran en la marisma, ya que gran parte de ellas discurren directamente del subsuelo al mar. Aquí abundan los pochis, siempre en zonas de descarga de aguas subterráneas. Los testigos llaman ojos. A estos humedales se incluyen matorrales y alcornoques propios. En este territorio, donde la mayor parte se encuentra fuera del Parque Nacional pero dentro de los parkings, se ubican las actividades antrópicas: agricultura de regadío, varios núcleos de población, bosques de explotación.
  3. El enlace entre las dos zonas anteriores es el denominado “ecotono”. De escasa superficie, pero de gran importancia ecológica, en la que, al ser el nexo de unión de conjuntos de permeabilidad muy desigual, las aguas subterráneas afloran y mantienen un ambiente acuoso y continuo, caracterizando al ecosistema de Doñana. Otra palabra muy utilizada por los lugareños es los lucios, es decir, las zonas estancadas formadas en la depresión, a veces generadas por aguas superficiales y otras subterráneas. Por otra parte, los lucios, caños o ojos tienen un vocabulario propio rico para expresar conceptos relacionados con el agua, todos ellos tienen que ver con el ecosistema de Doñana.
El 25 de abril Doñana sufrió el peor desastre de los últimos años. Por motivos no clarificados, una de las paredes del embalse levantó crestas y derramó un peligroso lodo aguas abajo del río Guadiamar hacia Doñana.
Ministerio de Medio Ambiente

En resumen, la zona de Doñana necesita dos tipos de aguas para seguir siendo un ecosistema acuático, aportadas de forma periódica por los ríos y por los acuíferos.

Afección de la inundación de lodos de mina

La mina a cielo abierto de Aznalcóllar extrae numerosos tipos de sulfuros para obtener plomo, zinc, plata y cobre. Los sulfuros se tratan en la propia tierra para separar lo que sirve de lo que no sirve. Este último, un lodo acuoso, se vierte a una especie de embalse, tras pasar previamente por una depuradora. Estas aguas residuales son ricas en elementos tóxicos (As, Cd, Mn, Zn, Cu, Pb, Fe...) y ácidas, es decir, de pH bajo, son perjudiciales para el ecosistema.

El 25 de abril Doñana sufrió el peor desastre de los últimos años. Por motivos no clarificados, una de las paredes del embalse levantó crestas y se vertió un peligroso fango de 5 hm3 aguas abajo del río Guadiamar hacia Doñana.

Dejando a un lado los problemas administrativos y judiciales, ¿qué consecuencias puede tener esta inundación en Doñana? Sus respuestas son muy variadas: no le tocará ni le tocará. Por supuesto, algunos hablaban, de forma maliciosa, del Parque Nacional y de su afección a corto plazo, evitando el parqueo, el acuífero, el tiempo y la integridad del ecosistema.

¿Qué conclusión tiene?

  • No se pueden entender los riesgos ecológicos que pueden existir en Doñana sin conocer su dinámica "propia". Si bien la zona circundante de Doñana ha sufrido cambios significativos, se ha aprovechado de la dinámica que le corresponde de forma natural para que el lodo vertido pueda incidir en la zona.
    R. Ropa
    El lodo se desplaza por el río, saliendo del cauce habitual y superando con lodo los campos de cultivo colindantes, lo que ha provocado una grave contaminación de los mismos. La sucesión es conocida: matar a varios animales y animales, perder la cosecha de los años, destruir la cadena alimenticia para muchos años. Problemas socio-económicos, además de ecológicos.
  • El lodo no parece entrar en el Parque Nacional. De hecho, poco después del vertido se levantaron barreras de tierra para que las aguas ácidas se desviaran hacia el Guadalquivir y de allí se trasladaran al mar en zonas concretas del río. En consecuencia, las aguas ácidas llegaron rápidamente a la desembocadura y tocaron su pesca. Problemas socio-económicos también aquí.
  • Estas barreras impidieron la marcha del lodo, depositando parte del mismo en el cauce. Para ayudar a ello se introdujo la cal en el agua, donde cuando el pH es alto se precipitan los metales pesados. De esta manera, el agua se desplazaría más limpio hacia abajo y el lodo allí retenido se uniría más fácilmente. También se ha mencionado la instalación de depuradoras de aguas para su posterior vertido. Sin embargo, todo esto debe hacerse con prisas antes de que llegue la lluvia, ya que temen tanto que las aguas de lluvia son ligeramente ácidas y llevarían el fango hacia abajo por el suelo, tal vez superando barreras y penetrando hasta la marisma con caños.
  • Los lodos de los campos comienzan a recogerse utilizando la excavadora. La totalidad de la tierra contaminada no podrá ser excavada ni transportada de forma inmediata, permaneciendo allí durante mucho tiempo esperando la disolución y enterramiento de la arena de lodos, aguas pluviales o aguas fluviales.
  • La afección de las aguas superficiales contaminadas a las marismas depende de las actuaciones previas a la lluvia. El agua subterránea es muy diferente. Las sustancias tóxicas ya han sido introducidas al acuífero tras el desbordamiento de los lodos de ribera: las muestras recogidas así lo indican. Además, mientras se trate de un fango en los campos, se podrá producir una dilución y penetrar por el suelo. Por otra parte, los bombeos convencionales pueden acelerar el movimiento del agua en el acuífero.
  • Y una parte del agua contaminada que está en funcionamiento antes o después en el subsuelo llegará a varios humedales de Doñana (lucios, ojos). ¿Será entonces grave? Uno sabe con los datos que ha recibido hasta ahora. Y es que los acuíferos tienen la ventaja de que reducen en parte la contaminación y no cualquier contaminación. ¿Cuántos tóxicos ha entrado ya? ¿Cuánto se podría introducir en la disolución de los lodos superficiales?
Los peregrinos que parten de Sanlúcar de Barrameda atraviesan cada año el Parque en la romería El Rocío. Debido al vertido de lodos, este año han tenido que cambiar de recorrido.

Se ha introducido un virus en el corazón del ecosistema de Doñana. Está a punto de determinar lo que puede suponer este accidente que estaba anunciado. Necesidad de datos, seguimiento continuo. ¿Despertable? Se dice que había numerosas denuncias por el mal estado del embalse. No se tomaron en serio. Un dato significativo es que los lugareños llaman río Quema al río Guadiamar, debido a que periódicamente el agua se quema; los vertidos, a pesar de ser pequeños, han sido muy habituales.

Si se quiere proteger el Parque Nacional de Doñana, se debe proteger también el entorno. El embalse de la mina, situado a orillas del río y a orillas del río Doñana, es fundamental para el mantenimiento de la marisma. ¿A quién se le ocurre? No es lo mismo situarlo aquí que en la cuenca de Doñana o fuera. El riesgo siempre existe, pero esto es mucho mayor cuando hay un espacio natural que se quiere proteger un poco más abajo. Sólo cuestión de sentido.

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