Muertes en los cauces. El efecto negro de la energía 'verde'
2007/04/01 Elosegi Irurtia, Migel Mari - Biologoa Iturria: Elhuyar aldizkaria
Antes de nada conviene explicar cómo es este sistema de generación eléctrica. La energía hidroeléctrica se genera a partir de la energía cinética y potencial del agua al descender de arriba abajo. Para ello, se realiza una presa en el río o río y, a través de los cauces, se desvía el agua en una pequeña pendiente para conducirla hasta la central de generación eléctrica. Una vez en la parte superior de la central, el agua que circula por el canal se introduce en un tubo y baja en un precipitado para mover la turbina. Esta turbina mueve alternadores que generan energía eléctrica.
Los canales de transporte de agua suelen ser largos y normalmente no están cubiertos. Por ello, crean un efecto barrera para las personas y animales que quieren moverse de un lado a otro. Las aves no suelen tener grandes problemas de paso, pero el caso de mamíferos, reptiles o anfibios es completamente diferente. Algunos que quieren cruzar el cauce entran o saltan al agua, pero luego no pueden salir, ya que el muro del canal es vertical y demasiado alto.
Mortalidad, ¿importe?
Antes se conocía que a veces se ahogaban algunos animales, pero era necesario conocer el alcance del problema. Para ello, con la mayor antelación posible, organizamos un grupo de amigos que recorrían los canales y controlamos lo que encontrábamos ahogado en ellos. Así lo hemos hecho durante cinco años en una zona del norte de Navarra con numerosas centrales y canales, en la cuenca alta de los ríos Urumea y Leitzaran, y los datos recogidos nos han revelado que el problema es preocupante. Hay canales que no generan problemas graves, pero otros sí.
Para empezar, pudimos confirmar que cae desde el cauce: anfibios, reptiles, aves, mamíferos e invertebrados. Los peces también entran con frecuencia en el cauce y luego no pueden salir, pero mientras no se vacía el canal, normalmente sobreviven. A pesar de los pocos accidentes que se han producido (y mejor, por supuesto), estas infraestructuras pueden suponer un riesgo para las personas.
Los datos recogidos fueron sorprendentes. En aquellos cinco años, sumando todos los cursos de agua, se encontraron ahogados 1.505 vertebrados: 216 ovejas (y cordero), 3 yeguas, 6 cerdos, 58 corzos, 29 halcones, 871 micromamíferos (sobre todo ratones y topos) y un largo etcétera. En los años 2002-2006, en los dos cauces de Zumarraga, la edad media de ahogamiento fue de 49 ovejas por año, mientras que en los de Ugatz, 4 por año. Como era de esperar, los canales largos y anchos presentan una mayor mortalidad que los pequeños. Los cubiertos, por su parte, no producen muerte, al menos en los tramos cubiertos.
¿Qué se puede hacer para reducir estas muertes?
En pocos meses, después de comprobar la gravedad del problema, comenzamos a pensar en soluciones. Pronto vimos que había un montón de posibilidades para reducir las muertes y que, según ellas, se obtendrían consecuencias diferentes. Sin duda, la opción más eficaz para no matar animales es deshacer la presa y el canal y dejar el río como era. Se trata de una opción ecológicamente óptima, pero difícil frente a las necesidades actuales de empleo y electricidad de nuestra sociedad. Pero sin interrumpir esta actividad existen otras soluciones. Además, estas soluciones pueden servir también para los cursos de agua que se utilizan para otros fines, ya que no es la única actividad que construye las centrales hidroeléctricas.
En la bibliografía se pueden encontrar datos sobre la mortalidad faunística en los cauces de riego. Los miembros de la Asociación de Conservación de Vertebrados aseguraron la muerte de vertebrados de todas las especies en el cauce de la zona de Dehesas, en Extremadura, pero consideran que esta infraestructura era especialmente letal para anfibios y reptiles. Asimismo, en el año 2005 se observó que en el Canal de Navarra que se está construyendo para regar la Ribera desde el embalse de Itoiz, caían muchos animales y entre ellos un montón de jabalíes. Las imágenes de jabalíes sangrantes y de los cazadores que los sacaban del agua aparecieron en muchos medios de comunicación para salir del cauce. Es evidente que en los cauces descubiertos que se utilizan para el riego también caen los animales y que para salir de ellos circulan malas comerías. Por tanto, las soluciones para reducir la mortalidad faunística en todo tipo de cauces pueden ser:
Todos los canales estudiados en torno a las centrales hidroeléctricas del norte de Navarra cuentan con puentes o algún tipo de pasarela de cruce. Sin embargo, muchos son inadecuados (por su tamaño demasiado reducido o por su ubicación incorrecta) o no están debidamente cuidados. Sorprendentemente, muchos de los pasos están cerrados con barreras y alambre, por lo que los animales deben buscar alternativas para el paso del canal y caer fácilmente al agua.
Sin embargo, los animales aprenden a cruzar el cauce por pasos bien construidos. El seguimiento de las huellas de la nieve demuestra que los animales aprenden perfectamente dónde están y utilizan los pasos adecuados. Es decir, una serie de pasos ordenados en lugares adecuados reducirían la mortalidad. Los pasos anchos establecidos a una distancia mínima de 400 metros (superior a 5 metros) y los que no tienen vallado en los flancos pueden ser, en general, los más adecuados para los animales.
Los muros de las márgenes de los cauces son bastante erguidos o verticales, por lo que la mayoría de los animales caídos no pueden salir al exterior. Sin embargo, depende de la especie, las lagartijas salen sin problemas, pero una oveja no puede, una vez en el agua, subir un escalón vertical de metro y medio.
El cierre de ambas márgenes del cauce evita la caída de animales en el agua, favoreciendo el acceso a los pasos y reduciendo de forma significativa la mortalidad y el efecto barrera. La mejor opción la pueden dar los cierres de malla de alambre, que, teniendo en cuenta que los corzos dan saltos muy grandes, necesitarían una altura de dos metros. Sin embargo, estos cerramientos requieren un cuidado y mantenimiento fino, ya que con el tiempo se laxan, perforan y caen. Una vez deteriorada la barrera, los animales comienzan a cruzarse por lugares equivocados, poniendo en peligro la caída al agua. Por lo tanto, para que esta medida sea efectiva es necesario mantener el cauce bien cerrado y, por supuesto, establecer los pasos adecuados.
Situación actual de los cauces objeto de seguimiento
A la vista de lo visto, se informó a la administración y a las compañías hidroeléctricas de este problema y, en general, se mostró la buena voluntad de solucionar el problema. Sin embargo, antes de llegar a la hora de avanzar por la buena voluntad, todo ha ido muy lento, mientras muchos animales han sido asesinados. Sin embargo, se ha conseguido que en algunos cursos de agua se tomen medidas para reducir las defunciones de la fauna y evitar la muerte de algunos animales. Entre otras cosas, en el año 2006 uno de los canales de Zumarraga, que mataba a gran cantidad de fauna, comenzaba a cerrarse con alambre y se instalaron escapes para animales en los cauces de Rezola. En los próximos años se podrá ver la utilidad de las medidas que se están adoptando, pero en cualquier caso habrá que seguir investigando y tomando mejores medidas para que este problema sea cada vez menor.
Hoy en día la energía eléctrica es fundamental, pero si quiere ser verde, la energía hidroeléctrica tendrá que mejorarla sustancialmente. En la época de su construcción, los canales fueron excelentes obras de tecnología e ingeniería, pero a medida que se van conociendo los problemas que generan, se ha hecho evidente que hoy en día necesitan de adaptaciones. XXI. Energías del siglo XXI. Necesita tecnología del siglo XX y es de los canales citados hace 80-90 años. Con cierta voluntad, se puede conseguir que este problema sea mucho menor y que se mejore la calidad de vida de la fauna y de los habitantes de aquí. Y, al igual que para los cursos de agua asociados a centrales hidroeléctricas, las medidas anteriores son válidas para los nuevos cauces que se están construyendo para riego y otros usos. Por tanto, sólo falta poner en práctica medidas para reducir la mortalidad.
Gracias a las personas que han colaborado en la recogida de datos y al personal de los canales. También a Nekane Agirre y Miren Elosegi por su colaboración en materia informática.
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