“Se producirá la transición energética. La cuestión es si seremos capaces de conseguirlo a tiempo”

“Se producirá la transición energética. La cuestión es si seremos capaces de conseguirlo a tiempo”
Si nos fijamos en el plazo más cercano, es decir, en los últimos 2,6 millones de años, el Cuaternario, los cambios climáticos han sido numerosos, aunque la diferencia entre las glaciaciones y las interglaciaciones ha sido de 6-8ºC como máximo. En el último interglacial, es decir, en el tramo más caluroso entre las dos últimas glaciaciones, la Tierra sólo superaba los 2 °C.
A diferencia del cambio climático provocado por los seres humanos en los últimos 140 años, existen razones astronómicas en la base de todos los cambios climáticos del Cuaternario. Cambios bruscos en la configuración de la Tierra y en los parámetros orbitales han provocado cambios de temperatura. Y en todos ellos han desaparecido todas las especies que no se han adaptado a la nueva situación.
Recientemente ha salido un artículo científico que decía que desde la aparición del hombre en la tierra ha desaparecido el 80% de los vertebrados. Somos una especie de gran éxito en detrimento de otras especies. No hemos conseguido estar en equilibrio en este mundo. La presencia de CO 2 en la atmósfera sigue estando fuera de los gráficos de los últimos cientos de miles de años.
Pero como dice mi ex director de tesis, Alejandro Zearreta, “a la Tierra le da igual. Dentro de un millón de años, nosotros seremos una pequeña capa. Sólo una pequeña capa geológica”. El problema es que hay riesgo de cambiar la vida y de no ser como lo entendemos.
Habrá olas de calor cada vez más largas. No se trata de que un día suframos 40ºC, sino de los días que sufrimos 40ºC. Porque si se alarga, los cuerpos no tienen capacidad de recuperación. Hay que ver cómo ayudar a los colectivos más vulnerables: niños, mayores y enfermos (con cardiopatías y problemas respiratorios, por ejemplo). Sobre todo en las ciudades. Las ciudades presentan una elevada concentración de calor debido a la escasez de zonas verdes y a la abundancia de asfalto. El calor se acumula.
Con el calor pueden aparecer nuevos patógenos, como la salmonella relacionada con la comida y el agua, así como nuevos vectores que llevan enfermedades: mosquitos, garrapatas… Ya se ha visto que la expansión de las garrapatas se está extendiendo. Ahora hay más y están apareciendo allí donde antes no estaban. Y transportan un tipo de encefalitis.
En cuanto al cambio del nivel del mar, la costa será una zona muy vulnerable. Según estudios realizados por AZTI se prevé el retroceso de las playas y de los ecosistemas de marisma. Nuestra costa es una zona compleja porque no podemos retroceder. Recuerda la tormenta de la costa 2014: Se rompió el dique de Bermeo y en Zarautz vimos imágenes duras. El aumento del nivel del mar está provocando que las olas tengan cada vez más influencia. Tenemos que estar preparados para hacernos frente cada vez más a menudo.
En cuanto a los recursos hídricos, Iñaki Antigüedad de la UPV/EHU afirma que el hidrograma se está desplazando a los extremos. En invierno se esperan mayores precipitaciones en algunos pueblos y en verano, escasez de agua en otros.
Los ecosistemas también sufrirán grandes cambios. Muchos ecosistemas están adaptados a zonas concretas. Por ejemplo, los robles se distribuyen en función de determinadas alturas y temperaturas, y las hayas en función de otras. Por tanto, si los cambios son muy rápidos, pueden tener verdaderos problemas para colonizar nuevos espacios. En BC3 tenemos dos expertos que investigan la tasa de mortalidad de los árboles. En NEIKER también se están estudiando algunos fenotipos para uso agrícola y cómo evitar algunos impactos mediante la implantación de nuevos fenotipos.
La pregunta es difícil. El principal sector generador de emisiones en la Comunidad Autónoma del País Vasco es el energético, el segundo el transporte y el tercero la industria. Las normas europeas de eficiencia energética han influido en la industria, que ha mejorado notablemente desde hace 20 años. Pero el sector energético y el transporte son difíciles. Sobre todo el transporte como sector difuso. Una parte corresponde al transporte de carga, pero el resto corresponde a los viajes que realizamos los ciudadanos. ¿Y quién consume electricidad? La industria sí, pero todos nosotros también. Los dos sectores más difíciles de cambiar son los que nosotros podemos modificar.
¿Qué puede hacer cada uno? Reducir el consumo de energía para reducir las emisiones debidas a la generación de electricidad. Obsérvese las fuentes de energía que están utilizando para generar nuestra electricidad. En la actualidad, las empresas energéticas y las cooperativas ofrecen la posibilidad de elegir energías renovables para el consumo doméstico. En la actualidad ya no existen razones económicas para no seleccionar fuentes de energía renovables en lugar de combustibles fósiles. Está en nuestras manos.
Pero el cambio de actitud es enorme, enorme, y yo no tengo confianza en que lo hagamos a la velocidad necesaria. Creo que necesitamos políticas para organizar el transporte, por ejemplo. En muchas ciudades europeas ya se están poniendo peajes o limitaciones a los coches.
Y podemos hacer una tercera cosa, aunque es controvertida, reducir el consumo de carne. El cambio de dieta es una acción personal que puede tener un gran impacto. Además del CO 2 que genera la ganadería, se trata de un problema relacionado con la deforestación y la pérdida de biodiversidad. Debemos analizar muy bien la forma de producir la carne y elegir las carnes que se producen de forma sostenible.
Sí. Además, cada vez viajamos más, sobre todo en avión. Ahí hay retos difíciles: la electrificación de los coches es más fácil, pero no hay alternativa de los aviones sobre la mesa. ¿Qué medidas se pueden adoptar? Pues algo que no nos gusta, por ejemplo, poner tasas para reparar el daño que estamos causando, es decir, encarecer los viajes.
Creo que cada pueblo tendrá que realizar un análisis para prever qué le afectará especialmente. Es fundamental. Los pueblos costeros tendrán algunos problemas, los interiores otros. En algunos municipios se incrementará el riesgo de inundación, en las ciudades habrá que aumentar las zonas verdes… A partir de ahora, cuando un municipio elabore su plan de ciudad, debe incorporar ya la variable del cambio climático, de lo contrario no estará dispuesto a luchar contra el cambio climático. El estuario londinense de Támesis cuenta con una gran infraestructura, realizada en los años 80, para prevenir las inundaciones. Cuando se preveía esto, al tratarse de una estructura a largo plazo, también se tuvieron en cuenta hechos de muy baja probabilidad pero de gran impacto en el diseño de la infraestructura. Nosotros también tenemos que analizar qué puede pasar y estar preparados.
Me ha venido a la memoria un campesino peruano que vive al borde de un lago. Como consecuencia del cambio climático y del deshielo de la nieve, el campesino observaba que el lago se desbordaba y el pueblo podía estar en peligro. Así se explicó en una cumbre sobre cambio climático en la que Germanwatch colaboró con un tribunal alemán. Se le informó que una compañía petrolera alemana tiene una responsabilidad del 0,03% sobre las emisiones globales de CO 2. El agricultor solicitó una indemnización para realizar una infraestructura. “¿Por qué tenemos que pagar nosotros? Nosotros no hemos afectado el cambio climático”, señalaba. Ahora está a la espera de la respuesta del Tribunal. Muestra de un gran problema del cambio climático: los países menos responsables serán los que más impactos sufrirán.
Esta cuestión se asemeja en cierta medida a los antiguos litigios contra las empresas tabaqueras, que sabían que el tabaco causaba cáncer, pero lo ocultaron. Y ahora se ha sabido que las compañías petrolíferas también sabían que estaban provocando el cambio climático, que lo habían ocultado intencionadamente y que además impulsaban campañas para cubrirlo de alguna manera. Siguiendo con esta intriga, las cinco principales compañías petrolíferas han denunciado también a Nueva York. Se ha realizado una gran investigación y se ha calculado la responsabilidad de cada compañía petrolera en los vertidos. Con estos datos, los de Nueva York dicen: “Tenemos que hacer un plan de adaptación de muchos millones en la ciudad. ¿Por qué tenemos que pagar los habitantes de Nueva York?”
Lo que pasa es que el combustible que generan las compañías petrolíferas y la gasolina la utilizamos nosotros. Es un tema complejo. La mayoría de las cuestiones no salen adelante, pero pueden servir para influir en la imagen de las grandes empresas y acelerar así la transición energética. Y es que se va a producir una transición energética: con energías renovables, con vehículos eléctricos… El problema es si vamos a ser capaces de conseguirlo a tiempo antes de que se produzcan peores consecuencias.
Buletina
Bidali zure helbide elektronikoa eta jaso asteroko buletina zure sarrera-ontzian