Simón Singh
2010/05/13 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia
Hasta que leí el libro no estaba muy consciente de la base de la quiropraxia ni de la agresividad de las técnicas que se aplican. Se dice que las subluxaciones vertebrales son el origen de la enfermedad y que el tratamiento, a través de movimientos rápidos y secos, sea forzado un poco más allá de la flexibilidad propia de las articulaciones subluxadas, para traer las subluxaciones a su lugar y curar el dolor. Normalmente se utiliza para complementar el dolor de espalda; en los casos más heterodoxos, el asma, las infecciones del oído, la alteración del sueño o incluso los cólicos.
Las dislocaciones y roturas son los efectos adversos más comunes de estas manipulaciones, pero cuando se realizan en el cuello, existe el riesgo de dañar los vasos sanguíneos que van al cerebro y, en el peor de los casos, provocar la muerte. Esto puede parecer un abuso y un deseo de asustar, ya que muchos tratamientos médicos son peligrosos o agresivos. Un ejemplo podría ser la quimioterapia. Pero no se trata de eso. A pesar de que el porcentaje de víctimas de efectos secundarios graves es muy bajo, las pruebas científicas a favor de la quiropraxia son tan débiles que en ningún caso se merece la pena asumir el riesgo.
El libro Trick or Treatment analiza sistemáticamente las bases de la homeopatía, la acupuntura, las plantas medicinales y la quiropraxia por parte de Simon Singh y
Edzard Ernst, último médico del área de la medicina alternativa, sus principios, lo que reivindican y los resultados de las investigaciones y ensayos clínicos realizados para demostrar su eficacia. Las conclusiones son claras para cualquier persona que quiera verlas y merece la pena leer el libro. En el caso de la quiropraxia, además, ha tenido consecuencias inesperadas por los autores. De hecho, la Asociación de Quiropraxiales británica demandó a uno de sus autores, Simon Singh, por difamar a la asociación en un artículo escrito en The Guardian.
El proceso de escalofrío comenzó hace dos años y finalizó el mes pasado, cuando la asociación lo abandonó. Al final ha sido una victoria dulce, aunque Singh ha tenido que gastar 200.000 libras en defensa y dedicarse a ello durante dos años. La victoria ha sido dulce porque se han puesto de manifiesto en el camino la asociación de quiropraxiales, y sus supuestas pruebas científicas, que fueron canceladas por Edzard Ernst en un artículo publicado en el British Medical Journal, así como la actividad, formación y publicidad de los miembros de la asociación de quiropraxiales. El caso ha tenido una gran repercusión en Gran Bretaña y la denuncia ha tenido un efecto de bumerá que no imaginarían ni siquiera en la peor pesadilla sobre la actuación de los quiropraxiales. A pesar de ello, la asociación recomendó a sus asociados el cierre de las webs en un momento dado, sin poder atender las quejas de las personas que se han reunido en torno al caso de Singh.
Además de poner patas arriba a los cirujanos, parece que este caso afectará también a la normativa del libelo británico. Tras una campaña que ha reunido 50.000 firmas, las tres principales partes se han comprometido a modificarla (las principales críticas que se hacen a la normativa son que deja todo el peso sobre el demandado, tanto de la prueba como de los costos que suelen ser de cientos de miles de libras y que, por tanto, utiliza la libertad de expresión para violarla). Cambiando esto, será más difícil ahogar en los juzgados las cuestiones que se deben aclarar y discutir en el fondo de la ciencia. Porque te atreves a Singh. A pesar de la gran protección recibida desde el principio y de que el dulce es un triunfo, salado y grave.
Publicado en Berria
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