Santiago Grisolía habló del genoma humano en el Centro Cultural Bidebarrieta de Bilbao
Santiago Grisolía habló ayer con el título ‘Proyecto del genoma humano: su influencia en la sociedad’. En la actualidad, entre otros, el Dr. Grisolía lidera el equipo de investigación de genoma humano de la UNESCO, y entre los numerosos galardones que ha ganado, recibió el Premio Príncipe de Asturias de investigación científica y técnica en 1990. Santiago Grisolía nació en Valencia en 1923, estudió Medicina y a los 22 años se trasladó a Nueva York como becario del Departamento de Bioquímica dirigido por Severo Ochoa. Continuó su carrera en Kansas y dirigió el Departamento de Biología Molecular de su universidad. Tras largos años en Estados Unidos, en 1977 regresó a España para dirigir el Instituto de Investigaciones Citológicas de Valencia.
En su intervención de ayer explicó qué es el genoma y a partir de ahí, para qué se puede utilizar y cuáles son las principales líneas de investigación de nuevas técnicas al respecto. Abogó por la investigación científica en general y resolvió algunas dudas del público.

Parte de la charla giró en torno a la relación entre enfermedades y el genoma. En palabras de Grisolía, todas las enfermedades tienen su base génica, por lo que, en cierta medida, la misma enfermedad no se manifiesta de la misma manera en todos los seres humanos. Por lo tanto, lo ideal sería adaptar los medicamentos a cada persona. Sin embargo, en la actualidad las industrias farmacéuticas diseñan medicamentos para curar enfermedades teniendo en cuenta la media de pacientes. Ahora bien, una vez terminado el genoma y más aún cuando se entienda, y utilizando microchips, se podrán analizar las características génicas de los pacientes y diseñar tratamientos individuales, según Grisolía.
También mencionó la influencia de la genética en esta técnica en relación con los trasplantes y su preocupación por el proceso de envejecimiento del ser humano. En cuanto al Alzheimer, señaló que las investigaciones realizadas con los ratones han demostrado que el uso masivo de la cabeza es un método muy bueno para combatir el Alzheimer.
Finalizó su intervención diciendo que la influencia que la ciencia puede tener en la sociedad es que los beneficios de los avances de la ciencia son mucho más importantes que los posibles contras.
En Bidebarrieta Kulturgunea hay otras charlas para escuchar. Conoce el programa aquí .
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