Alimoche, carroñero sabio
1991/07/01 Aihartza, Joxerra Iturria: Elhuyar aldizkaria
Cuando hablamos de aves carroñeras, hay gente que se inclina en el extremo, pero que no se puede negar que los buitres y magníficos voladores similares tengan un atractivo especial. Con las alas abiertas, su facilidad para nadar sobre las corrientes de aire provocadas por el calor del sol nos sorprende y como él nos quedamos mirando con la envidia para subir en el cielo.
El alimoche es el más pequeño de los buitres paleárquicos, con una longitud de 58-70 cm y una anchura de ala de 145-165 cm, y su peso oscila entre 1,6 y 2,5 kg. Son migrantes en sí, y tras el invierno en África tropical, llegan a Euskal Herria a principios de marzo, con el objetivo de nidificar allí y crecer los alimoche.
Durante la primavera y el verano, adorna los cielos de nuestras montañas con sus elegantes vuelos y sus perfiles especiales. De hecho, el alimoche es fácilmente separable del resto de rapaces. Es de tamaño medio, con la cola en forma de cuña y destaca la vestimenta brillante formada por plumas blancas y negras para mezclarse con otras. Por otra parte, la piel de la cara amarilla desnuda, y el pico delgado y con gancho, también son especiales si se puede ver desde bastante cerca.
Pero además de su atractivo aspecto, el alimoche ofrece otras muchas curiosidades en sus formas de vida y costumbres. En cuanto a la alimentación, el alimoche es sobre todo carroñero, pero su carácter es mucho más oportunista que el de los buitres, por lo que a menudo puede ser cazador, pescador, ladrón de huevos o coprofago (devorador). Ama amplios lugares para buscar comida y no acostumbra a acercarse a los bordes de la selva. Por ello, es frecuente ver el buitre blanco en los pastos en los que se alimenta el ganado, comiendo excrementos, buscando pequeños invertebrados en las deyecciones, o en los bordes de la carretera en los restos de animales muertos por los coches. Por otro lado, puede capturar lagartijas, lagartos u otros, pequeños mamíferos y aves para completar su dieta. Como ejemplo de este último caso J. L. G. Grand menciona el ataque de un buitre blanco a un nido de cernícalos y la captura de uno de los adultos y de dos pollos.
Sin embargo, la característica más destacable de la alimentación del buitre blanco, y que ha sido la causa de la anexión del alimoche sabio, es el comportamiento particular de esta sorprendente ave para robar los huevos, es decir, el buitre blanco es una de las pocas aves que utilizan herramientas. En África se ha observado que el buitre blanco, a medida que va acostando los huevos, los arroja contra una gran piedra, rompe la concha y los come. Sin embargo, cuando encuentra huevos tan grandes y duros como los del avestruz ( Struthio camelus ), elige cuidadosamente una piedra y la lanza sobre el huevo una y otra vez, hasta que rompe la cáscara y llega a la rica comida del interior. Esta peculiar práctica se ha convertido en un problema clásico entre los etólogos y hoy en día, mientras algunos autores defienden que se trata de una conducta aprendida, otros consideran que los factores congénitos tienen más importancia.
Esta excéntrica ave muestra una actitud curiosa ante las matanzas. La mayoría de las veces es ella la primera, junto con las cuerdas y los cuervos, en encontrar el sepulcro, pero en ese momento no se acerca a la comida dulce, y suele ir a su alrededor en busca de chomorras u otros destrozos. De esta manera se marcha después de un breve tiempo y no volverá hasta que lleguen sus primos gigantes, los saiak. Entonces, cuando los buitres abren la masacre y empiezan a comer, se dedica a buscar las migas que caen al suelo como una loca gallina. Por un lado, se puede decir que esta actividad es normal, porque el fino pico del buitre blanco no es suficiente para romper el cuero de los grandes animales, por lo que puede aprovecharse la sombra de los buitres más poderosos, pero parece que el buitre blanco utiliza un comportamiento similar con los animales más pequeños y blandos, y en este caso la razón debería ser diferente. Se puede decir que esta ave discreta se desconfía de los cadáveres, y que prefiere, por si acaso, que los primos los envíen por delante.
El alimoche de nidificación puede optar por hábitats de muy diversa tipología, desde el nivel del mar hasta una altitud de casi 2.000 m, siempre y cuando en el mismo existan rocas o murallas adecuadas para este trabajo. En estos casos, elige baldas o orificios apropiados, donde acumula todo tipo de materiales. Un nido utilizado cada año puede tener entre 70 y 150 cm de diámetro y entre 20 y 70 cm de altura, en el que se pueden encontrar bastones, pelos de animales, trozos de tela, cuerdas, etc. De hecho, en los últimos años el alimoche se ha acostumbrado a acudir a los vertederos, donde además de la comida ha encontrado abundante material nuevo para la nidificación. En uno de los nidos analizados por Nerea, además de los ya mencionados, se podía ver un antiguo calcetín, algunas compresas, papeles de periódico, alambres, y otros once suministros. A finales de marzo o principios de abril la hembra pone los huevos. Normalmente suelen ser dos, blanquecinos y granulados, y sus medidas son de una media de 65x50 mm, con un peso aproximado de 90 gramos.
El chaquetón se realiza entre el macho y la hembra, y los pollos nacerán en 42 días. En ellos normalmente sólo el mayor llegará a volar cuando el otro muere. Durante los 75-80 días que el Chito va a realizar en el nido, su alimentación, limpieza y cuidado recaen sobre ambos progenitores. Para mediados de agosto, el txito tendrá un plumaje y estará ligado a los primeros intentos de vuelo. En esta época, el perfil del joven buitre blanco es muy parecido al de sus padres, pero su plumaje es extremadamente pardo oscuro, muy parecido al de los mamíferos jóvenes, pero, por supuesto, el alimoche es mucho menor que el quebrantahuesos. A finales de septiembre, junto a sus padres, el joven alimoche deberá iniciar su viaje hacia el África tropical, y si es capaz de mantener esta prueba conocerá por primera vez a los futuros territorios de su invierno.
En cuanto a su distribución, el alimoche vive en el sur de Europa, África y Asia. Parece que a lo largo de este último siglo se ha producido un fuerte retroceso en toda Europa, mientras que la población continental actual se sitúa en torno a 2.500 parejas, 2.000 de ellas situadas en la península Ibérica. Parece que este retroceso se debe principalmente al retroceso de la ganadería y a la colocación de cebos envenenados para los carnívoros.
En cuanto a las estimaciones realizadas en el País Vasco, se puede decir que su población se sitúa en torno a 190 parejas, de las cuales 140 se ubican en Navarra, y parece que a pesar del retroceso de las últimas décadas, en la actualidad esta población se mantiene bastante estable.
FICHA TÉCNICA: ALIMOCHE |
ESPECIE : Neophron percnopterus FAMILIA : ORDEN ACCIPITRIDAE : CLASE FALCONIFORMES : AVES |
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