Paumas
1998/04/01 Vicente de, Joseba Gurutz Iturria: Elhuyar aldizkaria
En este parque, además de árboles exóticos y autóctonos, hay una huella de la vida salvaje que separa la zona de aves exóticas introducidas por el hombre.
Una de las especies perseguidas es el pauma, de la familia de los faisánidos Pavo cristatus. Los paumas azules nacen de la India y Sri Lanka, mientras que los verdes nacen en Birmania, Indotxina y Malasia. Las mutaciones de plumaje provocadas han dado lugar a los paumas blancos. La belleza de Paume ha llevado a muchos parques del mundo a disfrutar de la gente.
A partir de la llegada de la primera pareja de paumas desde 1977 desde Barcelona, se han sumado familias y sangre diferentes. En la actualidad, son 10 los “parzoneros” que viven libremente, habiendo aprendido a explotar las ventajas que les ofrece el parque.
Dimorfismo sexual
Aunque en la mayoría de los faisánidos el dimorfismo sexual es evidente, en el caso de los paumas, las diferencias de plumaje entre machos y hembras son enormes.
Los machos adultos (hablamos de la variedad azul) tienen una longitud de 200-230 cm. La brocheta, el cuello y la cabeza son de color azul discreto, formando en su cabeza un ramo de plumas con forma de abanico del mismo color. Presentan una línea blanca en la parte superior e inferior de los ojos, que se extiende desde el picoteo hasta la base de la grasa. Las aletas son pardas blanquecinas, con rayas intercaladas de césped y plumas de tapa y remo de color naranja.
Las plumas largas ozeladas, tan distintivas, no corresponden a la cola real sino a la falsa cola, que tiene su origen en la parte inferior de la espalda.
Estas plumas pueden variar desde unos pocos cm hasta 170 cm, dependiendo de su ubicación y agrupación. Estas preciosas plumas heladas cambian su color con el reflejo de la luz del sol, alternando el verde, el morado, el azul y el dorado, entre otros. Paum tiene una media de 150 plumas de este tipo.
La cola de matorral, al extenderse, adquiere forma de abanico; la función de estas plumas es decorativa, pero está muy relacionada con el procedimiento reproductivo, tal y como se explica más adelante.
Las plumas de la cola real se encuentran bajo las anteriores y son oscuras y duras. Su función principal es mantener las plumas de la cola de matorral cuando éstas están extendidas.
Las hembras tienen una longitud aproximada de 85 cm, generalmente pardas, con cuello verdoso y vientre y cara blanquecinas. La bóveda de las hembras es de tamaño pardo.
Las plumas de la cola real son más cortas que los machos, ya que no necesitan mantener las plumas de la decoración, ya que éstas son cortas y poco desarrolladas. Sin embargo, a pesar de no tener la misma tendencia que los machos para extender la cola, son capaces de expandirla y la muestran varias veces. Con un plumaje más sencillo, tanto en vuelo como entre las ramas de los árboles, son más ligeros y hábiles que los machos.
Variedad de colores
Los Paumas llegaron a Europa hace siglos. Desde entonces viven y reproducen numerosos parques.
Debido a que el cruce entre las diferentes variedades produce ejemplares fértiles, existen nuevas gamas de colores. Ya, XVII. A finales del siglo XX surge la mutación blanca.
Los cruces en el parque siempre han sido entre ejemplares azules y blancos, ya que no hay más variedades.
Si en los Paumas se asocia el alelo de coloración azul con el color blanco, resulta dominante y el fenotipo del plumaje de los nuevos ejemplares sigue siendo azul. Sin embargo, en el genotipo, en el grupo de factores posterior, queda escrito el alelo del “escondido” blanco, por lo que el fenotipo de las siguientes generaciones puede variar.
Las crías entre paumas azules homocigóticos y blancos son azules, con plumas de remo como máximo blancas. Esta nueva generación es heterocigótica por ser portadora de alelos de coloración blanca y azul.
El cúmulo de heterocigóticos muestra un resultado así: 1/4 blanco, 1/2 azul heterocigótico y 1/4 azul homocigótico.
Las crías, aunque azules, entre heterocigóticas y homocigóticas dominantes, en las que 1/2 es homocigótica y 1/2 es heterocigótica, sucedió en 1995 en el parque lo que no ha ocurrido en 20 años: uno de cada cinco en este tipo de cruces tenía espacios blancos. A las aves con este tipo de coloración, los criadores de paumas llaman con matas.
Este evento recibe el nombre genético de mosaico(1). Los tejidos de estos animales contienen al menos dos tipos de células genéticamente diferentes (genotipos diferentes), o bien los que están compuestos por estos tejidos son los que presentan distintos fenotipos. El porqué de este suceso, llamado mosaico, puede tener dos orígenes:
- Recombinación mitótica: En este
procedimiento la combinación génica de células crías diploides no se corresponde con la combinación de células diploides primitivas a lo largo de la mitosis. - Pérdida de cromosomas en la mitosis:
Las dos células resultantes de la división mitótica en lugar de A/a, sólo una es así. El cromosoma portante del alelo dominante del otro queda de alguna manera descartado formando la célula 0/a. En consecuencia, se crean ejemplares de mosaico con zonas azules y zonas blancas.
Los blancos son recitales homocigóticos y su cría es blanca.
Periodo reproductivo
Entre abril y julio, durante la época reproductiva, la tranquila vida de los paumas se transforma: el macho lanza gritos de celo constantemente día y noche.
Estos gritos se asemejan a un largo “euuuu, euuuu, euuuuuu” que nos recuerdan el sonido de la trompeta. A pesar de que los gritos de celo entre los Paum son similares, su entonación, duración y capacidad son, entre otros, característicos.
Emiten gritos de celo tanto desde el suelo como desde las ramas más altas de los árboles.
Junto a esta tendencia (pero sólo en el suelo), se extiende la cola de matorral y las plumas de la cola formando un abanico de casi dos metros. El espectáculo es único: el cuello y la cabeza azul quedan en el centro de la discreta esfera gigante verde, entre los lúmenes que tienen el aspecto de “ojo” de la cámara de fotos.
En estos momentos, los paumas son muy vulnerables, alcanzando el grado más alto de irritación: provocan los músculos del dorso entre la cola y las losas de la cola de matorral, a la vez que, con un grito, provocan la caída de las plumas de las alas golpeando el suelo. En estos momentos está listo para fecundarse.
Si la hembra está preparada (y así sucede en minorías), el macho aplasta; la cobertura dura unos pocos segundos y el macho golpeado emite una melodía especial y corta que sólo se puede escuchar en estos momentos.
Si la hembra no está preparada, no lo hace, y aunque intenta y salta el macho, no hay relaciones sexuales.
Puesta
Las hembras, a las que les gusta colocar el nido en el suelo, inducen el suelo con las patas haciendo un pequeño botxo. No necesitan ningún nido, ya que no hay nidificación. La puesta dura unos días, los huevos se ponen en intervalos de uno o dos días. Estos son faros de color crema. Tras la puesta del último huevo, entre 3 y 5, la hembra se cose para que todos los nacimientos se produzcan el mismo día. Esto se tumba en el suelo, siempre parado, hasta que se hace invisible. En estos casos, además de que el camuflaje es extremadamente eficaz, es imprescindible, ya que resulta difícil encontrar y ver a la gente y a los animales salvajes. Si la puesta se pierde, la hembra realizará otros 2 ó 3 intentos.
A partir de este momento, la hembra se encolará; la hembra, una vez al día y a intervalos de 15-20 minutos, abandona el nido para saturar su vientre vacío. El momento de abandonar el nido suele ser muy turbulento, con hambre y colisión, volando a toda velocidad y saliendo a grito. A medida que se alimenta deja de hacer carrera, tras rastrear en poco tiempo la mayoría de los alimentos, se acerca al nido entre el matorral, en silencio.
Cría
Al cabo de unos 25 días los pollos rompen la concha. El esfuerzo que deben realizar para poder salir del huevo dura unas horas.
Después de nacer, la familia pasa otro día en el nido para que se seque la plumilla de los pollos y se fortalezcan las patitas. Tras esta etapa, la madre partirá de la pradera y matorral del parque. Estos, en los primeros días, no son capaces de volar porque no han desarrollado las plumas de sus alas, por lo que es la época más difícil y dura de su vida.
Estos polluelos necesitan casi en todo momento el calor para que cualquier chubasco o bajada de temperatura pueda ser mortal. Los primeros 3-4 meses presentan un crecimiento muy lento, con frecuencia se ralentizan y enferman, lo que provoca pérdidas importantes. En esta fase de desarrollo se emite una sola canción, que se asemeja al canto del espectáculo, triste y triste. Si llegamos a los 5-6 meses, podemos empezar a hablar de éxito, aumentando el crecimiento de los jóvenes y su movimiento y curiosidad. La familia continuará juntos hasta la siguiente época reproductiva.
Los Paum alcanzan la madurez reinante en torno a los 2 años. Mientras tanto, las hembras y los machos jóvenes se parecen entre sí. Aunque la distribución del color en las hembras se establece desde pequeño, el macho es más largo y complejo. Los machos jóvenes presentan una separación de colores de las hembras, si bien tienen el cuello más azulado y la espalda aserrada. Cuando las hembras están dispuestas a dormirse en el 2º año, los machos aún tienen plumaje de joven. Sin embargo, realizan ardientes exposiciones reproductoras y están dispuestos a fecundarse. Con el cambio de pluma hacia julio-agosto de este segundo año, los machos adultos podrán mostrar por primera vez el plumaje de los adultos. Debido a que el procedimiento de crecimiento de las aletas de la cola de matorral dura unos meses, hasta la 3ª primavera de su vida no llegarán con brillo al plumaje.
Alimentación
Los Paumas tienen una dieta variada: semillas, cítricos, granos, brotes frescos de praderas, insectos, etc. A veces, cuando se ven atrapados por un gusano o una lagartija pequeña, comienzan a correr corriendo para hacerse con el “premio”.
Los más pequeños también comen a gusto los brotes, el grano triturado y los insectos nimiños.
Además de esta dieta, comen a gusto lo que ofrece el ser humano: pan, palomitas, lechuga…
Estilo de vida y costumbres
Los Paumas tienen una excelente capacidad física, son buenos runners y su capacidad de volar es increíble: a pesar de que los machos tienen entre 200 y 230 cm de longitud, vuelan con gran habilidad ante cualquier peligro, emitiendo simultáneamente un fuerte y largo grito de alarma. Por medio de este método, los otros payasos, a pesar de su lejanía, conocen el estado de la alarma y se preparan para emprender la escapada.
A Paume les gusta dormir en árboles altos y son fieles a su árbol. A menudo eligen ramales que se extienden por encima de ríos y/o charcas. Los machos abandonan estos árboles durante la época reproductiva seleccionando otros árboles para emitir gritos de celo.
Tanto en julio como en agosto sufren un cambio de plumaje, por lo que tanto las aletas decorativas como las otras plumas caen a la vista la verdadera cola oscura. En los primeros meses de invierno, el desarrollo del plumaje decorativo será evidente y, para la primavera, tendrán un aspecto maravilloso que se ha hecho tan popular para todos.
Opinión
El Pauma es una especie de origen lejano. A través de escritos antiguos sabemos que hace 2000 el ser humano seguía creciendo. En Europa llevamos con nosotros más siglos de los que imaginaban que los emperadores romanos se comían en ocasiones especiales. Actualmente residen en parques de varias ciudades. Los paumas no están totalmente consolidados con el entorno, ya que la comida suplementaria del ser humano es fundamental. Sin embargo, se aprecia una buena adaptabilidad al lugar.
Si la especie tuviera una reproducción exagerada, y este no es nuestro caso, no tendría la oportunidad de extenderse porque la realidad física de la ciudad lo impide, por ejemplo, el parque Cristina Enea es un parque condenado a estar rodeado de casas en el futuro inmediato. Teniendo en cuenta esta premisa básica, este tipo de parques, en los que además de los locales se ofrece la oportunidad de conocer otras criaturas fascinantes, contribuyen a la expansión del universo urbano, resultando enriquecedores.
Los resultados hablan
Aclarada esta excepción concreta, los paumas y demás especies del Parque de Cristina Enea tienen sus dificultades: debido al exceso de desbroce que se realiza en el matorral, cada vez quedan menos escondites, lo que provoca algunos intentos reproductivos. Las garduñas, uno de los mamíferos depredadores y más hábiles de nuestros bosques, comen y dispersan los huevos de muchos nidos dejando indicios en el parque: caparazones vacíos y perforados. La estabilidad de estos animales en un parque urbano es el reflejo de los numerosos recursos de la zona. No debemos olvidar que la garduña ha evolucionado para ello y cumple sólo su función.
Algunos ciudadanos (minoritarios pero verdaderamente perjudiciales) se acercan demasiado a los nidos, ahuyentando a la hembra y, por tanto, impidiendo la puesta. A esto habría que añadir el robo de huevos.
Las inundaciones del 1 de junio de 1997 afectaron directamente al fallecimiento de una hembra, pasando de 6 a 5 hembras. Las hembras, si falla la puesta, pueden hacer intentos de supervivencia. Realizando estimaciones medias, en 1997 se han quemado entre 50 y 60 huevos. De ellos, sólo han nacido 2 pollos y, sorprendentemente, este nido ha estado en una pequeña pero tranquila zona del colegio cercano al parque, donde la hembra ha tenido que realizar vuelos de unos 500 metros cada día en busca de comida.
La tasa de crecimiento medio de los paumas de estos años ha sido muy baja: Tasa de crecimiento lenta entre 1977-1986. Entre 1987 y 1994 los fracasos se redujeron de forma predominante y significativa. A finales de este último año aparecieron cuatro nuevas cabezas, pero una murió por una pedrada. El año 1995 fue más exitoso, al salir cinco de siete. A este grupo se le añadió un año más tarde y en 1997 la tasa de crecimiento ha sido nula: dos bajas y dos nacimientos. Si tenemos en cuenta la pérdida de febrero de este año nos dirigimos a una tasa negativa de crecimiento, pero no hay que olvidar que los resultados de la época reproductiva de este año son por el momento impredecibles.
Estos resultados no cambiarán hasta que se consoliden las zonas adecuadas para la reproducción y la educación de todos los ciudadanos. Mientras tanto, he aquí los 10 paumas del parque Cristina Enea, siempre perversos, rápidos y sanos.
En definitiva, la vida de los Paumas de San Sebastián es así: a veces fascinante, a veces lamentable y siempre sorprendente.
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