Al final del cretácico se aclara cómo eran los océanos

2025/09/11 Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Conchas de los foraminíferos planctónicos al final del período cretácico Arg. UPV / EHU

Un equipo internacional de investigadores, con la participación de los micropaleontólogos de la UPV/EHU, ha demostrado que en los últimos millones de años del Cretácico se reorganizaron los continentes, lo que modificó los patrones de salinidad y temperatura, así como las conexiones entre los océanos. Según los científicos, esta situación tiene, además, algunas similitudes con la actual. De hecho, el hielo de Groenlandia y el Ártico se está derritiendo, lo que provoca una corriente de agua dulce que puede afectar a la corriente del Atlántico Norte, que condiciona el clima europeo.

La investigación ha puesto de manifiesto que, a finales del Cretácico, el Ártico comenzó a recibir importantes descargas de agua dulce procedentes de los ríos. Al mismo tiempo, el paso marítimo centroamericano se cerró progresivamente, lo que debilitó la conexión entre el Atlántico y el Pacífico. El Océano Ártico solo se comunicaba a través del estrecho de Groenlandia–Noruega con el resto de los océanos. Como consecuencia de todo ello, la circulación global de los océanos cambió y las aguas menos saladas quedaron sobre masas de agua más densas, sin confundirse. Es decir, se produjo la estratificación vertical de los océanos. El proceso fue especialmente acusado en el Ártico, en el Atlántico Norte, y en el antiguo Tetis (hoy mar Mediterráneo).

Los investigadores han explicado que la salinidad y la temperatura del mar son factores determinantes para la vida en el mar: determinan la abundancia de fitoplancton y zooplancton y regulan el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono entre el océano y la atmósfera. Según el estudio, si hace 66 millones de años el asteroide Chicxulub no hubiera impactado en la península de Yucatán (México), esta tendencia hubiera podido causar una grave crisis ambiental debido a la falta de oxígeno en las aguas profundas de los océanos.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo intermareal ha utilizado modelos climáticos avanzados junto con análisis micropaleontológicos y geoquímicos. En concreto, se analizaron microfósiles de los foraminíferos planctónicos (protozoos de zooplancton) y dinoflagelados (algas de fitoplancton) procedentes de las secciones estratigráficas y perforaciones en charcos de Groenlandia, Noruega, Mar de Barents, Atlántico, Mediterráneo y Caribe.

Estos restos microscópicos han permitido reconstruir con gran precisión los cambios de salinidad, temperatura y oxigenación de los mares del Maastrichti (última etapa del Cretáceo). Esta época se sitúa entre los 72 y los 66 millones de años.

La investigación, publicada en abierto en la revista Nature Communications, advierte de que entender la búsqueda en aquella época ayuda a entender lo que está sucediendo ahora.

Gai honi buruzko eduki gehiago

Elhuyarrek garatutako teknologia