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Nacemos para correr descalzo

2010/02/21 Lakar Iraizoz, Oihane - Elhuyar Zientzia

Los humanos tenemos el cuerpo adaptado para correr desde hace años, desde hace dos millones de años, según dos investigadores de las Universidades de Utah y Harvard. Los pies, por supuesto, están adaptados y adaptados para soportar los choques contra el suelo que se producen en las corridas. Y, por supuesto, evolucionaron para correr apoyando el pisón directamente en el suelo, no para dentro del calzado. Nuestros pies evolucionaron para correr apoyando la pisada directamente en el suelo, no para dentro del calzado
Catharine Heathcock

Y, curiosamente, corremos descalzo y con calzado distinto. Investigadores de la Universidad de Harvard han analizado las corridas de varios corredores descalzos y de calzado y han dado cuenta de este estudio en la revista Nature. Entre otras cosas, han dicho que corriendo descalzo aliviamos mejor el impacto de los pies sobre el suelo.

Parece que la clave de todo esto es que cuando corremos no colocamos los pies igual cuando estamos descalzos en el suelo y cuando tenemos el calzado. Según han explicado los investigadores, la primera parte del cuerpo que golpea el suelo cuando tenemos calzado es el talón. Cuando corremos descalzo, colocamos la parte delantera de los pies o toda la suela contra el suelo.

Cómo colocamos los pies, nuestros pies sufrirán un impacto en cada paso. Lógicamente, si tocan directamente contra la tierra, son ellos los que soportan el choque de cada paso. Pues bien, los investigadores han visto que la fuerza de estos choques puede llegar a triplicar el peso del cuerpo, aunque los zapatos tienen amortiguadores.

En el caso de los que corren descalzos, el impacto de los talones se reduce al 60% del peso del cuerpo. Esto se debe a que el primer contacto con el suelo se produce con las almohadillas de los pies y, además, las articulaciones, tendones y músculos de la parte inferior de los pies y piernas tienen la posibilidad de amortiguar el impacto.

En los llamados países desarrollados, la costumbre de andar descalzo y correr (Foto: Mark Steele).

Por ejemplo, el tobillo es muy adaptable y tiene una articulación flexible. Gracias a esta flexibilidad, el peso del cuerpo alivia mucho la fuerza que ejerce contra la tierra. Pero esta capacidad puede ser aprovechada por corredores descalzos. A los que van con calzado, sólo la suela del calzado les alivia el impacto.

No se puede empezar de repente descalzo

Si los pies son menos impactantes, es lógico pensar que los descalzos tendrán menos dolores y lesiones. Y así lo han sugerido los investigadores de Harvard. Pero lo dicho, todas estas ventajas sólo las tienen quienes están acostumbrados a correr descalzos, es decir, con los pies reforzados y endurecidos.

En los llamados países desarrollados, la costumbre de andar descalzo es muy pequeña. La mayoría de las veces caminamos con calzado que protege nuestros pies de trozos de vidrio, piedras puntiagudas, superficies duras, etc.

A los que van con calzado sólo les palia el impacto la suela del calzado y no las cojines y articulaciones de los pies (Foto: Morten Liebach).

Sin embargo, si teniendo en cuenta estos buenos aspectos de correr descalzo alguien decidiera empezar descalzo, que sepa que debería ir adaptándose poco a poco. Uno de los investigadores reconoce que él ya ha empezado a realizar esta adaptación.

La verdad es que no es la primera vez que se habla de este tema. A través de la búsqueda en Internet, miles de páginas web recogen investigaciones, consejos y observaciones al respecto, y muchas veces hacen referencia a esta adaptación progresiva. Por ejemplo, un artículo escrito por un australiano en 2001 en la revista Sportscience afirmó que el primer paso podría ser empezar a andar descalzo. Una vez endurecidas las pisadas, en 3-4 semanas estaríamos en condiciones de correr.

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