<b>M.S. El-Aasser</b> con el profesor

Este mayo M.S. de la Universidad Lehigh de Pennsylvania (Estados Unidos). El prestigioso profesor El-Aasser visita Euskal Herria. La Facultad de Ciencias Químicas de Donostia-San Sebastián ha asistido a una conferencia y a la elaboración de un programa de colaboración para la investigación con profesores de la misma. Dentro de la corta estancia que ha hecho entre nosotros, este hombre tan simpático y abierto nos ha ofrecido un hueco. He aquí sus palabras.

Elhuyar– ¿Nos vas a hacer tu breve curriculum?

Profesor El-Aasser – Nací Egypton en 1942. Hice mis estudios en Alejandría. Luego fui a la Universidad Mcgill de Montreal, donde hice el doctorado de 1966 a 1972. Después fui a la Universidad Lehigh de Pennsylvania con una beca. En 1974 ingresé como profesor asistente en el Departamento de Ingeniería Química. Tres años después me nombraron profesor asociado y hace tres años me he convertido en profesor completo. En este momento también soy director del "Instituto de Polímeros de Emulsión" de Lehigh.

E.– ¿Cuáles son sus áreas de investigación de interés?

El-Aasser – En el amplio campo de Látex, mi interés más particular abarca a coloides, polímeros y sus aspectos de ingeniería química: Estoy interesado en la polimerización en su totalidad, en la cinética, en la caracterización, en los problemas de superficies, en el problema de coloides y en algunos campos de aplicación de estos polímeros, especialmente en la industria del recubrimiento, y en la utilización de látex como soporte de proteínas en el campo biomédico.

E.– En la conferencia de la mañana ha hablado de las miniemulsiones. ¿Qué diferencia hay entre las miniemulsiones y las emulsiones normales?

El-Aasser– En las miniemulsiones tenemos gotas o partículas de pequeño tamaño, lo que significa que este tipo de emulsiones tendrán una estabilidad natural. Las macroemulsiones tienen gotas de mayor tamaño y cuando se dejan en ellas las partículas depositan o flotan dependiendo de la diferencia de densidad entre éstas y el medio expulsor. Desde este punto de vista, las miniemulsiones deberían proporcionar un sistema más estable.

Sin embargo, la importancia del proceso en el que se realizan las miniemulsiones radica en sus potenciales usos, algunos de los cuales ya se nadan y otros aún no por ser tecnología nueva. La capacidad de alcanzar látex que no es posible obtener por este tipo de tecnología mediante procesos convencionales es también importante. Por ejemplo, si queremos utilizar polímeros celulósicos en una cubierta, debes disolver el material celulásico en un disolvente orgánico, aplicarlo posteriormente y dejar que el disolvente se evapore.

Por un lado, estás lanzando un disolvente orgánico, tal vez el cancerígeno. Por otro lado, el disolvente tiene un coste económico, lo que se está gastando. Sin embargo, la miniemulsión no plantea problemas de este tipo, sino que el polímero se dispersa en pequeñas gotas o partículas en un medio acuoso. Las posibilidades de este proceso han sido ya vistas en diferentes ámbitos.

E.– El año pasado en un periódico de San Sebastián se hablaba de vosotros en una noticia titulada "Microesferas para curar la leucemia". ¿Qué le parece?

La ingravidez es la principal ventaja de trabajar en el espacio.

El-Aasser – Éste tiene una relación con los trabajos que hemos llevado a cabo en el lanzador de NASA. Se trataba de preparar microesferas de polímero, de 5-100, en el espacio, eso sí, muy monodispersas, que se querían partículas de tamaño similar. Para ello hemos utilizado el lanzador.

La falta de gravedad en el lanzador nos permite mantener un perfil más constante. Así, cuando cada partícula crece de pequeño a mayor tamaño, tendrá un entorno similar. Hay que tener en cuenta que el sistema en el que estamos trabajando tiene unas dimensiones de 10 12 partículas cms 3 y que si se quiere conseguir una distribución estrecha del tamaño, las partículas deben tener la misma temperatura en el proceso de crecimiento.

Si a lo largo de la polimerización algunas partículas tuvieran más calor que otras, es decir, una temperatura superior, la velocidad de polimerización de las primeras sería mayor que la de las que tienen menor temperatura. Es fundamental, pues, que todas las partículas tengan un entorno similar. Si este proceso se realiza en el terreno, las partículas tienden a flotar o sedimentarse en función de su densidad. Esto lleva a que la temperatura dentro del reactor no sea uniforme.

Cuando el proceso se realiza en el espacio, no se requiere agitación para mantener las partículas en suspensión. Esto nos permite, además, que las partículas crezcan y que a su vez se eviten los coales, ya que la cizalla es muy pequeña. Si intentamos hacer este proceso en el suelo, con partículas de 10, por ejemplo, para que no haya sedimentación que precise una agitación muy fuerte. Esto nos llevaría a tener una gran cizalla, la gran cizalla provocaría que las partículas chocaran entre sí de forma violenta y consigamos partículas de mar.

E.– ¿Cómo es el proceso en el espacio?

El-Aasser.– Las partículas de semilla más grandes que podemos obtener en la Tierra se depositan hinchadas con monómero o antutas en el reactor. El reactor entra en el proyector y cuando llega al espacio el astronauta enciende los calentadores y comienza la polimerización. Ahora no hay que batir, las partículas permanecerán en el asiento y en todo momento. Cuando los polímeros se traen al suelo son muy vidriados.

El poliestireno a temperatura ambiente es como el vidrio, las partículas no son arena marina como una jarra llena de agua. En el siguiente vuelo utilizamos estas partículas como semillas. Hasta el momento hemos tenido cinco viajes y en el último hemos conseguido partículas de 32, además de una desviación standard muy estrecha del 1,5%.

E.– Y sobre aplicaciones...

El-Aasser.– Sobre el uso de partículas, la primera utilización es la calibración de los instrumentos. Desde este punto de vista, el "National Bureau of Standards" de EE.UU. ha aceptado y certificado como standard primario las partículas de 10 que se obtuvieron en un primer vuelo. A partir de junio se pondrán a la venta para la calibración de instrumentos.

Este ha sido el primer producto comercial que se ha conseguido en el espacio, que se fabricará en el espacio y se venderá en tierra. Esta es sin duda la clave para la comercialización del espacio.

Existen otros muchos usos de estas partículas, debido a su uniformidad y tamaño, acudiendo al campo de la investigación de Cáncer, sobre todo en el tratamiento de la leucemia, se han realizado trabajos no con nuestras partículas, pero sí con partículas similares. Se prepararon varias partículas con un imán en su interior, de 3. Se establecieron grupos funcionales específicos en la superficie de las partículas. Las partículas fueron tratadas para retener un antígeno a estos grupos funcionales.

Estas partículas que contienen proteínas adhesivas entran en contacto con la médula ósea de los leucémicos, es decir, se hace pasar por una columna de intercambio que contiene estas partículas. Una vez pasado, las células leucémicas se unirán a la proteína específica. Se obtendrá la distribución. Este experimento se ha realizado en tres o cuatro hospitales por todo el mundo. Sin embargo, se sabe que para saber si un tratamiento anticancer es efectivo hay que esperar unos tiempos y ver si el cáncer se tritura. Estamos en este caso.

La llave para este tipo de aplicaciones es la fabricación de partículas de diferente tamaño con una gran uniformidad.

E.– Entonces, sobre la investigación que se puede hacer en el espacio, ¿ves un équito discursivo, no?

El-Aasser.– Yo creo que sí. De factum NASA ha dado muchos pasos en esta dirección. Actualmente se está ensayando en EEUU para la creación de equipos de investigación. Su objetivo principal será el de procesos que, por falta de gravedad en el espacio, puedan ser profitados. Además, la estación espacial para 1990-92 estará en órbita, el lanzador sólo se utilizará como camión de transporte de personas y material... ¡Y esto está en cinco años!

El futuro sí existe, hay un gran potencial. Sin embargo, habrá que esperar unos años para ver si la posibilidad se hace realidad. Yo creo que en principio serán productos de gran valor y poco volumen: cristales metálicos especiales, amalgamas para semiconductores, látex...

E.– Gracias, señor profesor.

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