¿McDonald's o Arzak?
2010/03/01 Arturo Elosegi Irurtia - Ekologiako katedradunaZientzia eta Teknologia Fakultatea. EHU Iturria: Elhuyar aldizkaria
Para empezar, presentaré a qué me refiero. En el mundo encontramos cada vez más ecosistemas dominados por especies exóticas e invasoras. No me refiero a plantaciones, a formaciones creadas por la gente con algún objetivo concreto, sino a bosques u otros ecosistemas que se han desarrollado como propios. La mayoría de los que se dedican a la conservación de la naturaleza afirman que estos ecosistemas están muy degradados o antropizados. Y por eso, preocupados por los problemas que puedan generar las especies autóctonas, tratan de eliminar estos ecosistemas, a ser posible recuperando el ecosistema original de cada lugar.
Sin embargo, estas sesiones suelen ser muy difíciles y costosas, ya que enfrentarse a especies invasoras es muy costoso. Además, muchas veces es incierto cuál era el ecosistema de origen, si es posible recuperarlo y si merece la pena cuando sea posible. Para algunos conservacionistas entusiastas sí, sin duda, porque los originales son los que más servicios de ecosistema ofrecen, ya sabes, agua limpia, tierras fértiles, etc.
Ahora parece que algunos han empezado a discutir este punto de vista, o quizás el debate que llegó hace tiempo se ha fortalecido. Algunos investigadores están estudiando estos nuevos ecosistemas, que no sólo son interesantes, sino que en ocasiones son muy diversos y que ofrecen muchos servicios. Esto ha motivado que se plantee si es mejor permitir el desarrollo de estos nuevos ecosistemas que intentar recuperar a toda costa los ecosistemas originales.
Hasta aquí una descripción del debate, a partir de ahora mi opinión.
Sin duda, las especies invasoras son muy interesantes, si no, para comprender por qué se convierten en invasoras. Y, por supuesto, estos ecosistemas de invasores pueden ser de gran interés, ya que de ellos se puede aprender mucho sobre la autoorganización de los ecosistemas. Adem??s, reconozco que en muchos casos exageramos los servicios de los ecosistemas originales. Por un lado, si presta servicio o no, porque no depende de su origen sino de otras características más detalladas. Y por otro lado, hay que valorar la naturaleza en función de lo que nos da, porque no sólo nos la dábamos, sino en función del precio que puede tener nuestro bebé.
Pero hay algo que me preocupa más en todo esto. No cabe duda de que en ningún lugar del mundo se descubrirá un ecosistema tan diverso como los antiguos ecosistemas, y hay especies invasoras que se han integrado en los ecosistemas naturales sin destruir especies originales. Los ejemplos se pueden encontrar en el artículo que se menciona al final. Pero creo que lo más habitual es lo contrario: en estos nuevos ecosistemas hay pocas especies que no tienen interés en la conservación, y a medida que se expanden las especies exóticas, las autóctonas suelen destruirse. Es decir, si nos fijamos en el problema a nivel mundial, esto supone la pérdida de muchas especies, ya que lo común en muchos lugares se hace cada vez más corriente mientras se pierde la especificidad local. No tenemos más que mirar nuestros ríos. La mayor parte de las especies de peces presentes en la península Ibérica son exóticas, constituyendo el principal peligro para la supervivencia de las especies autóctonas. Esto no quiere decir que tengamos que erradicar las especies exóticas, ya que, al igual que en la agricultura, muchas de ellas tienen usos interesantes en otros ámbitos. Pero estamos igualando el mundo a toda velocidad, cambiando de lugar las costumbres, los modos de vida y las especies, y eso hace que el mundo sea más aburrido.
Por supuesto, no se trata, no puede ser, de recuperar un estado natural que la gente no haya tocado. No creo que nadie esté trabajando en ello. Se trata, en todo caso, de conservar parte de la enorme diversidad que ha tenido el mundo hasta hace poco, de mantener algunos de los ecosistemas que la naturaleza ha desarrollado en un experimento de millones de años, teniendo en cuenta que fuera de ella se está transformando día a día.
De otra manera, queremos conservar unos ecosistemas naturales para que nuestros hijos conozcan la diversidad maravillosa que tenía el mundo hasta hace poco. Si ellos nos ofrecen servicios interesantes, mejor, pero también queremos conservarlos. Me podéis perdonar, pero voy a echar una herejía grave. No creo que McDonald's y Arzak sean alimentos muy diferentes. El segundo, por supuesto, tiene una cocina mucho más cuidada, pero no quisiera estar obligado a comer todos los días el menú degustación local. Pero aunque su valor para llenar el vientre no sea muy diferente, no me negaréis que el mundo sería mucho más triste si todos los comedores los cogiera McDonald's. Aquí también la clave está en la diversidad.
Para saber más: Marris, E. 2009. Ragamuffin Earth. Nature, 460:450-453.
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