Matemáticas se merece el premio
2006/07/01 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria
Quizás el principal motivo para investigar no sea el deseo de ganar un premio. Sin embargo, los premios a la investigación han tenido una gran tradición histórica. En ocasiones, se trata de premios impulsados por objetivos concretos como la conversión del hierro en oro o la medición precisa de la longitud de cualquier punto de la superficie terrestre. En otras ocasiones, se ha querido premiar todo lo que ofrece la investigación. Que llega lo que viene. Cualquier cosa que sea de calidad. Y la ciencia tiene que premiar.
Entre estos últimos, el premio Nobel es el más conocido. El más conocido y de mayor reparación, supuestamente el sueño de cualquier investigador. Pero no todos los investigadores tienen la oportunidad de ganar el premio Nobel, ya que en el testamento de Alfred Nobel no había sitio para todas las investigaciones. En total hay cinco premios definidos en este testamento, pero el premio a las Matemáticas no estaba entre las intenciones de Alfred Nobel.
Posteriormente, se incorporó a esta lista un nuevo premio, el de Economía, que no es el Nobel, sino el Premio de Ciencias Económicas otorgado por el Banco de Suecia en honor a Alfred Nobel. En cualquier caso, en términos de prestigio y retribución, es equivalente al Premio Nobel, y hoy en día es una oportunidad para que los matemáticos reciban la Novela, ya que en muchas ocasiones han premiado las Matemáticas aplicadas a la economía.
Por otra parte, varios matemáticos han sido galardonados con el Premio Nobel de Química o Física por la importancia que la investigación realizada ha tenido en estos campos. En este sentido, cabe destacar que el británico Bentrand Rusell es el único matemático que ha recibido la Novela Literaria. Un investigador, aunque matemático, tiene la oportunidad de optar al premio. Pero esto no sustituye al Premio Nobel de Matemáticas. Hay que tener en cuenta que una geometría o un topólogo, por ejemplo, nunca recibirá Nobel como premio a su investigación si ésta no tiene aplicación en otro campo.
Más allá de la novela
Por eso es la Novela especial de Matemáticas, porque el debate ha sido creado por un premio inexistente. Hay quien opina que la Matemática propiamente dicha queda premiada con otros premios Nobel porque la Física, la Química, la Medicina, la Biología y todas las ciencias tienen también Matemáticas. Sí, pero eso no satisface a los matemáticos, ya que el premio que se otorga por este trabajo lo recibirán otros.
Sin embargo, el Premio Nobel no es el único premio del mundo. ¿Por qué los matemáticos deben luchar por la posibilidad de recibir el premio Nobel? Hay otros premios y, por supuesto, la posibilidad de organizar nuevos premios.
Antes de que Alfred Nobel escribiera el testamento, había premios de Matemáticas, Matemáticas de Escandinavia y Bolyai de Hungría, por ejemplo. Las novelas las conocería sin duda, y quizá por eso no quiso premiar las Matemáticas con sus premios. Sin embargo, a partir de la creación de la Novela, la existencia de otros premios no fue suficiente, no existiendo más premios que el premio Nobel.
Nada más nacer las novelas, científicos noruegos quisieron dar una solución a este problema creando un equivalente a la Novela de Matemáticas. El premio fue bautizado como Abel en honor al matemático noruego Niels Henrik Abel. Pero hubo problemas. Por ejemplo, la situación política empeoró; en 1905 se rompió la unión entre Suecia y Noruega. Esto anuló la pretensión del premio Abel.
Fields y Abel
Treinta años después se dieron por primera vez las medallas Fields, pero el origen de este premio fue distinto. XIX. En el siglo XX surgieron asociaciones nacionales en muchos estados y poco a poco se amplió la necesidad de celebrar una gran asamblea internacional de matemáticos. El alemán Félix Klein, por ejemplo, expresó esta necesidad en una conferencia celebrada en Chicago en 1893. Siguiendo el famoso lema comunista gritó: "Matemáticos de todo el mundo, ¡os invitamos! ".
Y años después se unieron. Para ello, los ICM (International Congress of Mathematicians del inglés) comenzaron a organizar reuniones cuatrienales. La primera tuvo lugar en Zurich en 1897.
El canadiense John Fields creó un premio que iban a dar en estos congresos, dio unas reglas y puso dinero. Murió antes de empezar a entregar el premio, pero el premio que lleva su nombre, la Medalla Fields, goza de gran prestigio.
En cuanto al dinero, la medalla Fields no es un gran premio, por lo que la comunidad de matemáticos ha estado muchos años esperando un gran premio. Finalmente, se retomó la idea del premio Abel, que fue puesto en marcha en 2002. Impartido por la Academia Noruega de Ciencias y Letras, al menos en dinero es como la Novela. En las ediciones de 2005, Nobel y Abel fueron premiados con 1.070.000 y 762.000 euros, respectivamente.
En los últimos años existe un sustituto del Premio Nobel de Matemáticas, uno no es otro que dos. Sin embargo, hay muchos otros premios en ciencia que pueden recibir los matemáticos. El más importante es el Wolf, otorgado por la Fundación Wolf de Israel. Se imparte en seis áreas, entre ellas la de Matemáticas.