Mario Molina: "El premio Nobel me ha permitido influir en las políticas públicas"
Mario Molina: "El premio Nobel me ha permitido influir en las políticas públicas"

Pues por un lado, es un honor y me considero muy reconocido por haber recibido este premio, me siento reconocido. Por otro lado, veo la necesidad de concienciar a la sociedad de algunos problemas que tenemos. Por lo tanto, debo contribuir, en la medida de lo posible, a difundir estos problemas y sus soluciones. Gracias al premio Nobel he tenido relación con funcionarios importantes de diferentes gobiernos y he influido en las políticas públicas… este aspecto es muy positivo.
Lo negativo puede ser que no puedo hacer de todo, que tengo que limitar mi actividad. Es muy atractivo intentar hacer de todo, pero no tengo tiempo suficiente. Además, a veces la gente cree que sé de todo, que soy experta en todos los problemas y tengo que explicar que no es así.
El compañero Jim Lovelock realizó varias mediciones y observó que los CFCs se estaban acumulando en la atmósfera en cantidades medibles de estos gases que no se producían de forma natural. Eran muy estables y podían medirse en la atmósfera de todo el planeta. Ante esta situación, mi compañero Sherry Rowland y yo nos plantearon una pregunta: ¿qué podríamos hacer para eliminar estos compuestos de la atmósfera? Aunque eran muy estables, no podíamos dejarlos para siempre en la atmósfera. Sospechábamos que, aunque no directamente, la acumulación de CFCs en la atmósfera afectaba al agujero de la capa de ozono.
Cuando comenzamos a ello descubrimos el impacto de estos productos en la estratosfera. Además, ahora sabemos que estos gases absorben la luz infrarroja, es decir, son gases de efecto invernadero y tienen influencia en el cambio climático.
El primer obstáculo a superar fue el de comunicar el problema a la sociedad. En los primeros intentos la sociedad no mostró ningún interés, ya que los medios de comunicación nunca se preocuparon de la capa de ozono, los rayos ultravioleta o los CFCs. Todas ellas son cosas invisibles, por lo que era un tema esotérico. Poco a poco, conseguimos llamar la atención de los medios de comunicación. Representantes de varios gobiernos, sobre todo en Estados Unidos, cuestionaron en parte la conveniencia de utilizar estos compuestos como propelentes de los envases aerosoles. Ese fue el primer paso que dieron, prohibir el uso de CFCs en envases de aerosoles en Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo, los envases de aerosoles no eran suficientes para solucionar el problema. Al menos pasaron diez años sin que se notara un movimiento significativo. Durante este tiempo, los científicos internacionales colaboramos de forma continua.

Después de este trabajo, realizamos un segundo intento para celebrar un acuerdo internacional. Los pioneros fueron Estados Unidos, que no mostró interés en los primeros años. Cuando vieron claro el problema, es decir, cuando vieron que la capa de ozono estaba desapareciendo muy rápido, vimos un cambio de actitud importante. Europa, Estados Unidos, Japón… en definitiva, todos los países desarrollados se pusieron de acuerdo y comenzaron a solucionar el problema.
El siguiente obstáculo fue adivinar cómo integrar a los países en desarrollo en este acuerdo. El problema era que estos países temían que su desarrollo se ralentizara con la adopción de medidas acordadas. Finalmente se aceptó lo propuesto, por un lado, por la necesidad de proteger la Tierra y por otro, por la transferencia de dinero, es decir, esos países recibieron una subvención para adaptarse a este cambio.
Lo he mencionado porque es muy importante también en materia de cambio climático, algo así tenemos que hacer si queremos solucionar el problema que tenemos ahora.
Hasta el año anterior, todos los esfuerzos realizados fallaron, dando muy pocos pasos al margen del protocolo de Kioto. Europa, Canadá y Japón apostaron por el protocolo de Kioto, pero Estados Unidos y los países en desarrollo no. Hay que decir que en el primer paso del Protocolo de Kioto no se decía que los países en desarrollo debían hacer nada especial. Así lo diseñaron, ya que el objetivo era que los países desarrollados presentaran superioridad y se anticiparan. Estados Unidos no quiso hacerlo.
Sin embargo, este año se ha producido un cambio importante, acumulando las evidencias científicas y las investigaciones económicas. Todas ellas indican que existen soluciones que son posibles y que su adopción será mucho más efectiva, ya que la adopción de estas medidas es más barata que el pago de lo que deberemos pagar para reparar los daños.
El avance de este año, sin embargo, ha sido el primer paso que han dado, se puede decir que estamos en una fase inicial. Europa sigue siendo pionera, pero yo creo que en Estados Unidos se están haciendo gestos muy positivos. Es posible que en unos años Estados Unidos sea el líder en la resolución del problema.

Yo creo que es positivo. Hasta ahora mucha gente no se había enterado del problema y hoy en día, en muchos países en desarrollo, no hay conciencia, tenemos que trabajar más para concienciarnos.
La verdad es que los medios de comunicación tienen la responsabilidad de informar correctamente, ellos tienen que saber cómo comunicar el problema. No deben representarse como una catástrofe o un apocalipsis, como un problema sin solución. En su lugar, deben indicar que los problemas se pueden solucionar.
Sin embargo, también deben dar a conocer sus posibles consecuencias. No pueden ocultar el problema. Pero hay que evitar expresiones desproporcionadas. Los científicos son muy moderados, siempre han hablado de probabilidades.
Los científicos no han dicho sin duda que el ser humano ha provocado estos cambios. Sin embargo, la oposición de algunos científicos no me parece una mentalidad sensata, no tendríamos que entrar en ese peligro. Quienes hoy en día así lo piensan no han recopilado suficiente información.
Buletina
Bidali zure helbide elektronikoa eta jaso asteroko buletina zure sarrera-ontzian