Marie Eugene Dubois
1990/10/01 Azkune Mendia, Iñaki - Elhuyar Fundazioa Iturria: Elhuyar aldizkaria
Marie Eugène François Thomas Dubois nació en Eijsden, al sur de Holanda, el 28 de enero de 1858. De joven estudió Medicina e Historia Natural y a partir de entonces se le destacó la orientación hacia la anatomía y la geología.
Darwin publicó su teoría evolutiva en 1859, por lo que muchos científicos estaban preocupados por el origen del ser humano. Faltaba un eslabón para formar la cadena hasta el primer mono antepasado del ser humano, y Dubois se volvió a encontrar ese nivel.
El propio Darwin, Lyell y Huxley fueron los encargados de aplicar la teoría de la evolución al ser humano por selección natural, pero como prueba real sólo había unos viejos útiles de piedra y unos pocos restos del cuerpo humano.
Hacia 1850 se descubrieron los esqueletos del Hombre de Neanderthal. Algunos científicos, como el Paul Broca, afirman que ellos eran restos de una antigua especie humana, pero otros (como Rudolph Virchow) hablaban de seres humanos probablemente deformados por algún accidente o enfermedad.
Sin embargo, se necesitaban fósiles de anteriores a los seres humanos actuales, que a su vez fueran más evolucionados que los antepasados similares a los monos. Les faltaba un nivel intermedio y Dubois estaba deseando encontrar ese nivel. En opinión de Dubois, el primer hombre tuvo que vivir en lugares en los que todavía hay muchos monos; en África y en el suroeste asiático. En África hay gorilas y chimpancés, y en el sur de Asia el orangután y el hígado. El hígado era el paleontólogo Dubois quien más le gustaba, ya que Ernst Haeckel decía que era el mono más cercano al ser humano. Desde entonces se ha demostrado que esta afirmación no es correcta.
Mientras servía en el ejército en 1889, el gobierno holandés la envió a la isla Java para estudiar sus fósiles. (No hay que olvidar que en aquella época Java era la colonia holandesa). Dubois fue muy contento, claro, porque su sueño era ese. En pocos años descubrió un cráneo, un fémur y dos dientes. Eran sin duda fósiles del primer ser humano. La calavera era mucho mayor que la de los monos actuales, pero a la vez mucho menor que la de cualquier ser humano actual. Los dientes eran intermedios entre los dientes del hombre y del mono.
Dubois llamó Pithecanthropus erectus (hombre de mono perso) al ser que tenía esos huesos y publicó todos sus detalles en 1894. En el momento en que se publicaba la obra de Dubois surgieron grandes debates. Y es que el origen y la evolución del ser humano son en sí mismos temas muy espinosos y más aún en aquella época. Además, la afirmación exacta de los pasos de la evolución humana en base a trozos de hueso parecía un abuso.
Desde entonces se han realizado descubrimientos similares en China y África, y poco a poco se han podido determinar las catdonas hasta el origen del ser humano mediante la acumulación de pruebas. En el caso del ser humano, por tanto, ha sido posible pasar la evolución del nivel de teoría al nivel de pruebas prácticas. En este trabajo, además, Dubois ha sido pionero.
Dubois regresó a Europa en 1895 y cuatro años después fue nombrado profesor de geología de la universidad de Amsterdam.
Dubois sufrió en los últimos años de su vida un cambio raro en su pensamiento. Cuando era viejo y aburrido de tanta polémica, cambió de vista. Cuando la comunidad de los antropólogos estaba convencida de que el hombre de Java o el ser Pithecanthropus erectus era un ancestro del hombre, él empezó a negarlo. Insistía en que estos fósiles pertenecían al esqueleto de algún mono y no al esqueleto del primer hombre.
Eugène Dubois murió al final a los ochenta y seis años en el pueblo belga de Halen, el 16 de diciembre de 1940. Este año se cumplirá, por tanto, el centenario de su fallecimiento.
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