Mari Carmen Gallastegi: "Ecologistas y economistas no somos enemigos"

Es economista y ha sido galardonado con el Premio Euskadi de Ciencias Sociales, pero tiene mucho que ver con la ciencia. De hecho, trabaja con temas de pesca: es experto y experto en economía ambiental. No ha hecho en vano treinta años en el mundo de la bioeconomía. Quién más adecuado desde el punto de vista económico para repasar el problema ambiental y pesquero.

Mari Carmen Gallastegi: "Ecologistas y economistas no somos enemigos"


Ganador del Premio Euskadi de Investigación 2005
Mari Carmen Gallastegi: "Ecologistas y economistas no somos enemigos"
01/09/2006 | Rementeria Argote, Nagore | Elhuyar Zientzia Komunikazioa
Mari Carmen Gallastegi (Bergara, 1945) es Doctora en Economía por la Universidad Brown de EEUU y Catedrática de Análisis Económico por la Universidad del País Vasco.
(Foto: N. Herrería)
El papel de los ecologistas es proteger el medio ambiente y no parece el de los economistas.

Yo creo que los ecologistas tienen una función, y los economistas tenemos otra. Pero no creo que por ser economista no seamos conservacionistas. Nosotros también somos conscientes de que la actividad económica causa daños, porque contamina, porque los activos ambientales se explotan en exceso, hasta el agotamiento en algunos casos como la pesca.

No se puede imputar a la economía que no tiene en cuenta el medio ambiente. En las últimas décadas se está haciendo un gran esfuerzo en considerar los factores ambientales. En cuanto a la energía, por ejemplo, el problema del petróleo puede hacer que tengamos que hacer políticas para reducir el consumo. Y los economistas no estamos en contra de esas políticas. Nuestro trabajo consiste en calcular los costes: cuánto costaría llevar a cabo esta política y cuánto no hacer nada. Enfrentamos ambas opciones.

Los ecologistas, por su parte, velan por unos determinados valores en materia medioambiental, creo que tienen una ética adecuada. Y ecologistas y economistas somos compatibles, no somos enemigos. Deberíamos trabajar juntos, no separadamente.

Ponéis precio a los recursos naturales y eso no parece una tarea fácil.

Es muy difícil, pero es necesario, porque si no sabemos cuánto vale una cosa, no apreciamos. Sin embargo, en otros ámbitos también se fijan los precios y lo hacemos de forma natural. En los seguros de vida, por ejemplo, se pone precio a la vida.

Mari Carmen Gallastegi tiene claro que debería pagarse por la utilización de activos ambientales comunes como el mar.
N. Herrería

Al igual que ocurre con la vida, nunca sabremos el valor de los activos ambientales, pero este esfuerzo de aproximación nos permitirá proteger los activos ambientales. El precio final de una mercancía deberá incluir también los activos ambientales utilizados en la producción, a los que habrá que poner un precio. Y, como hemos dicho, no es muy preciso, es una aproximación, pero ayuda a tomar decisiones sobre política económica como la contabilidad ambiental.

En la contabilidad ambiental se tienen en cuenta, por ejemplo, el número de árboles talados para la madera, el número de hectáreas de terrenos destruidos para la construcción de una carretera, la afección al paisaje que se ha producido tras la construcción de un edificio, etc. En Europa hay países que hacen contabilidad ambiental y nosotros también estamos trabajando en ello.

Sin embargo, el producto interior bruto (PIB) sigue siendo el principal indicador para contabilizar el desarrollo de la economía, o mejor dicho crecimiento.

Sí, pero hay indicadores que lo sustituyen. Yo creo que todos estamos de acuerdo: El PIB queda corto para expresar desarrollo y calidad de vida. Porque si vives en un territorio en el que el PIB está creciendo de forma vertiginosa, pero el aire que respiras está completamente contaminado... es inútil tanto PIB.

El tiempo es que las Naciones Unidas propusieron otros indicadores como el nivel educativo, la salud, el medio ambiente o la brecha en la distribución de la renta de los ciudadanos. Si se representa en un gráfico el crecimiento del PIB de los últimos años y se compara con estos otros indicadores, se observa que éstos se encuentran muy por debajo del otro. La calidad de vida es inferior a la que refleja el PIB. Por tanto, el PIB es un indicador muy escaso para la calidad de vida de los pueblos y de la ciudadanía.

Estos indicadores no se han tenido en cuenta hasta el momento en la contabilidad nacional, pero ahora sí, aunque sea de forma gradual. Se está haciendo un gran esfuerzo, y en los últimos 30 años se ha avanzado muchísimo.

Ha vivido de cerca este cambio. Cuando empezaste a la economía ambiental, ¿no sería una especialidad bastante exótica?
(Foto: MEC)

Sí, había poca gente en esta especialidad de la economía, se puede decir que era exótica. Hace 30 años apenas se investigaban los fracasos del mercado (y la economía ambiental es un campo claramente fracasado). En aquella época lo más importante era analizar el funcionamiento del mercado.

Pero la vida da muchas vueltas, y hoy en día lo importante es investigar los fracasos del mercado: cómo tenemos tantos problemas medioambientales, por qué no tenemos recursos pesqueros, por qué hemos agotado los recursos marinos, etc.

El medio ambiente, el mar, la pesca… son de todos, y siempre hay problemas a la hora de gestionar algo que es de todos.

Es lo que se conoce como la tragedia de las propiedades comunes. Y ocurre en todos los ámbitos. Siempre hay dificultades para gestionar algo que es de todos. Nosotros no cuidamos la calle tan bien como nuestra casa, por ejemplo.

Desde el punto de vista económico se ha tratado el tema en profundidad, qué pasa con la propiedad de todos. Y se ha comprobado que si un agente externo no aplica las normas (el sector público suele ser el que las regula), el recurso se explota en exceso. En la pesca, por ejemplo, el pescador sabe que lo que él no pesca puede ser para otros, y no tiene ninguna garantía de que a partir de ahora tendrá pesca, por lo que captura lo máximo posible.

Lo mismo ocurre con todas las propiedades del régimen de libre disposición (atmósfera, mar...) que son sobreexplotadas. Y esa es precisamente la tragedia de las propiedades comunes, que al ser de todos no es de nadie. El término fue conocido hace muchos años por Hardin. Y en la pesca, por ejemplo, la investigación de la explotación de stocks tiene una gran tradición: la biomasa es de todos, ¿cómo se debe regular para que no se agote?

Se ha intentado regular la pesca, pero...
La política pesquera europea no ha tenido buenos resultados, cada estado ha buscado únicamente su beneficio, lo que ha perjudicado a todos.
MEC

La pesca sí ha sido regulada, pero han fallado. La política pesquera de la Comunidad ha fallado por dos motivos fundamentales: los Estados deciden cuánto y el control está en sus manos --y no lo controlan -. De hecho, la política pesquera depende de la Comisión Europea, pero el control está en manos de los Estados miembros. Sin embargo, no han tenido ningún incentivo para llevar a cabo este control, y como uno de sus miembros no sabe si otros controlan o no, pues no lo hace.

Sin embargo, están a punto de resolver el problema, al menos son conscientes del mismo. Y también son conscientes de que deben atenerse a los informes de los científicos, aunque tengan margen de error en los cálculos. Si no, ocurre lo que ha ocurrido con la anchoa. Los científicos insistieron en que la biomasa disponible para la pesca era muy pequeña, que había que proteger la especie, que estaba sobreexplotada. Pero a nivel político es difícil hacer una distribución, sobre todo cuando hay poco que distribuir (cuando hay mucho es más fácil hacerlo). Y se repartieron más de lo recomendado por los científicos.

¿Han empezado a reconocer la labor de los científicos gracias a fracasos como el de la anchoa?

Por supuesto. Está claro que los políticos necesitan de la labor de los científicos, necesitan de sus consejos y atienden. Y es que siempre han tenido el consejo de los científicos, pero no les han hecho caso. Y hoy en día es necesario actuar con prudencia. El principio de precaución está cobrando fuerza, sobre todo porque tenemos mucha incertidumbre en temas medioambientales. Los datos que tenemos no son exhaustivos, por lo que conviene conservar, explotar menos de lo que dicen los datos.

Rementeria Argote, Nagore
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