Bajo la marea negra
2002/12/10 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia
Si realmente ha sido así, me alegro mucho. Por un lado, por sus consecuencias políticas y sociológicas, y por otro, porque también puede sacrificar de dentro ciertas carencias de la ciencia.
Una de esas carencias es la investigación marina. Se cree que se sabe mucho sobre el mar, pero cuando hay problemas se genera un gran debate entre los expertos. Esto es lo que ocurre cuando se estudia poner límites a la pesca y algunos estados continúan cazando ballenas.
Y eso es lo que ha ocurrido en el caso del Prestige. Inmediatamente después del accidente se tomaba la primera decisión. ¿Qué era mejor? ¿Llevar mar abierto o atracar? Sabemos cuál fue la decisión y cuál fue la consecuencia. Y algunos expertos se han mostrado a favor de esta decisión y otros en contra. Pero no sólo eso.
A pesar de la conclusión, algunos expertos no creen que haya sido un desastre ecológico grave, como el escocés Paul Kingston. Cree que el ecosistema será sano cuando todos los seres que habitan allí recuperen su actividad.
Sin embargo, el estadounidense Ron Heintz no está de acuerdo en que ha demostrado que muchos
componentes del fuel provocan deformaciones en los huevos de los peces.
Según la teoría más extendida hasta el momento, el aceite no afecta mucho a los peces, pero las investigaciones se han realizado únicamente con benceno y tolueno, y el petróleo tiene muchos otros componentes. Por ejemplo, nadie sabe cuál es la influencia real de los hidrocarburos aromáticos policíclicos.
Por lo tanto, quizá las autoridades deberían replantearse la distribución del dinero para la ciencia. Investigar el mar parece imprescindible. Y si no es pedir demasiado, yo quiero hacer otra reflexión aquí: con el dinero necesario para mantener un avión militar se pueden investigar
muchas poblaciones de peces.
Artículo de opinión para Herri Irratia
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