Fin de la competencia genética

2000/06/27 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia

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Aunque toda la secuencia está a punto de conocerse, el genoma requiere mucho más trabajo para hacerla útil

Para conocer la sex-cuencia del genoma humano se ha introducido mucho dinero y hay que rentabilizar esa inversión. Quizá esa sea la conclusión más clara que se puede extraer. El genoma es largo. Tiene mucha información sobre el diseño de todo el ser humano. Desde que se conoció que la molécula de ADN guarda esta información se inventaron métodos para obtener la información.

El genoma de varias bacterias se secuenció hace tiempo. Pero son seres muy pequeños y tienen un genoma simple. Sin embargo, el ser humano necesita un genoma muy grande para acumular toda la información. La información se distribuye en 23 cromosomas. Algunos son grandes y otros pequeños, pero en total hay que leer 3.000 millones de datos. El genoma se ha investigado durante muchos años, pero casi siempre descodificando fragmentos pequeños, sin sistematizar totalmente el trabajo y con experimentos indirectos. De esta forma se asoció la información de algunos cromosomas a funciones biológicas. Experimentos de gran importancia, sin duda. Finalmente, un grupo internacional unificó sistemáticamente recursos y métodos para la descodificación del genoma humano y puso en marcha en 1990 el proyecto público denominado Genoma Humano (Human Genome Project, HGP).

A pesar de que la tecnología de uso genético se adelantaba rápidamente, la metodología que se comenzó a utilizar era lenta. La primera idea fue acabar en 15 años. Los avances permitieron reducir el plazo. Se anunció su finalización en el año 2003.

En 1998 se descubrió que una empresa privada puso en marcha el mismo proyecto, la empresa Celera Genomics Corporation. Esta empresa quería utilizar una metodología nueva y más rápida. Entonces se modificó la estrategia de los HGP intentando acelerar de alguna manera el proceso. En lugar de realizar el trabajo con gran precisión, en un plazo más breve se elaborará un borrador del mapa del genoma. A partir de este borrador se acometería un trabajo concreto.

A toda velocidad

Celera Genomics ha seguido una estrategia diferente. Romper todo el genoma y leer el código de todos los trozos. Ayer se anunció que este trabajo está a punto de terminar. Esto significa que es más rápido que la estrategia PNS. De hecho, antes de involucrarse plenamente en el proyecto, Celera Genomics demostró la rapidez de la metodología con los genomas de los organismos pequeños. Lo que podía ser un trabajo de meses lo hacían en semanas. Quizás el más importante fue el genoma de la mosca Drosophila melanogaster. Los resultados fueron publicados en la revista especializada Science el 24 de marzo del presente año.

Celera Genomics no es la única empresa privada que ha trabajado en esta tarea. La empresa Monsanto, por ejemplo, descodificó el genoma del arroz. Fue pionero en la investigación de los genomas de las plantas. En marzo el debate sobre la privatización del genoma estaba a tope. Los presidentes Bill Clinton y Tony Blair señalaron que el genoma debía ser público. En consecuencia, la cotización de la empresa Celera Genomis sufrió un fracaso bursátil. Los de la empresa, enfadados, acusaban a los dos presidentes de la derrota. La empresa puso en marcha la acción estratégica y a principios de abril anunció que tenían todo el genoma. No era del todo cierto, porque les faltaban partes para descodificar, pero fue una noticia de gran repercusión en prensa. El trabajo más complicado en el proceso de descodificación es el de las últimas partes. Celera Genomics dijo que iba a hacer públicos los datos. Pero no está claro cómo van a recuperar ese dinero.

Ahora se dará por finalizada la competición. Se anuncia una nueva decisión estratégica. Trabajarán conjuntamente HGP y Celera Genomics. De hecho, anunciarán que tienen el borrador completo del genoma. En estos últimos pasos de trabajo ambas metodologías pueden ser complementarias. Sin embargo, no hay mejor estrategia ante la opinión pública.