Control reloj clonados
2000/05/16 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia
La famosa Dolly fue clonada del ADN de una oveja adulta. Por ello, los científicos comenzaron a preocuparse de la edad de la oveja. «¿Son sus células más antiguas que ellas?» Tras varios análisis, en 1998, respondieron a esta pregunta. Los telómeros de los cromosomas de Dolly eran muy cortos.
Los telómeros son piezas especiales de ADN situadas en los extremos de los cromosomas. Cuando los cromosomas de la célula se copian, pierden un trozo de telómero. Por tanto, actúan como relojes genéticos. Los telómeros de Dolly eran demasiado cortos, por lo que al nacer era genéticamente viejo. Se puede decir que tenía el reloj adelantado.
Paradoja de las vacas más jóvenes
Investigadores del laboratorio ACT de Massachusetts, bajo la dirección del físico Robert Lanza, clonan animales. En los tiempos de esperanza han hecho un sorprendente descubrimiento. Dicen que los telómeros de las terneras que han nacido son más largos de lo normal. Estas células se pueden copiar más que naturales. Los tejidos obtenidos por este procedimiento pueden alcanzar la misma edad que los originales. Quizás más. Sin duda una buena noticia para el crecimiento de los tejidos. Pero los problemas éticos no han desaparecido.
Cuando Lanza y sus compañeros descubrieron los telómeros de Dolly comenzaron a realizar estudios más detallados. Querían saber si se pueden obtener animales sanos clonados de células antiguas. Las células de los fetos de las terneras les dejaron copiarlas hasta «agotar» esta capacidad. De estas células nacieron seis terneros. Al nacer eran más grandes que los naturales. Además, tenían más presión sanguínea y tenían problemas respiratorios. Sin embargo, cuando llegaron a los dos meses de edad eran terneros sanos.
A partir de los cinco meses de edad los científicos realizaron análisis de células. Los telómeros de los cromosomas eran mucho más largos de lo normal. El efecto de la clonación, además del reloj biológico, era evidente en otras muchas características.
Lanza no descarta que la vida de los animales así clonados sea un 50% más larga. Por lo tanto, si realmente es así y se utilizara en el caso de los seres humanos, alcanzaríamos la edad de 180 años. Sin embargo, los otros científicos son mucho más prudentes. Cabe destacar que el control de la edad es un proceso complejo en el que, además de la longitud de los telómeros, se deberán cuidar otras variables. En cualquier caso, para confirmar la hipótesis de Lanza habrá que pasar bastantes años, ya que la edad de ovejas y vacas suele ser de entre 12 y 20 años. A lo largo de este tiempo, deberán investigar el control bioquímico de la edad desde otro punto de vista.
Por el momento, las diferencias entre Dolly y las reses clonadas de Lanza no son la causa. Es un misterio. Esto puede deberse a un cambio aleatorio, a diferentes especies, a distintos tipos de células o a diferentes formas de transferencia del núcleo. Para Jerry Shay, bioquímico del Texas Southwestern Medical Center, cuando los telómeros son muy cortos, quizás las células puedan compensar y por eso aparecerían tan grandes telómeros.
Sin embargo, los resultados de Lanza coinciden con los de otros grupos. De hecho, Xiangzhong Yang, de la universidad de Conneticut, ha descubierto que en clonaciones a partir de células de vacas adultas, los nuevos telómeros tienen al menos la longitud habitual. En el ratón clonado, otro grupo de investigadores de Nueva York encuentran lo mismo.
El reto actual será comprender el proceso de estiramiento de los telómeros. Si lo que ocurre dentro del oocito puede repetirse in vitro, se puede evitar el paso del embrión. Esto permitiría el crecimiento de los tejidos y órganos sustitutivos sin crear ningún problema ético.
Cada país deberá adaptar la legislación para los tiempos de las clonaciones que se acerquen rápidamente.
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