Carlos Santamaría: ciencia y conciencia

Carlos Santamaría: ciencia y conciencia


Este hombre, nacido en San Sebastián el 25 de diciembre de 1.999, abrió sus puertas y nos invitó a entrar en la sala de trabajo. La habitación no era grande y en ella no se veían colores brillantes. La propia luz no era de gran intensidad y la mayoría de sus libros en la estantería no eran recientes. Cuando nos sentamos en el sillón preparamos la caseta y tuvimos la siguiente charla.

Elhuyar: Participó en la comisión de apoyo a la Universidad de Gipuzkoa. ¿Qué recuerdas de aquella época?

(Foto: J. Aizpurua).

C. Santamaría: Era la época de la dictadura y estaba prohibida cualquier cosa con tintes “vascos”. El seudónimo “separatista” nos ponía inmediatamente a los que estábamos metidos en este tipo de tareas. Así que de los que entonces estaban en el poder no esperábamos nada. Realizamos muchas gestiones y recuerdo sobre todo a Ángel Irigarai, que fuimos de uno a otro. A pesar de que las autoridades de entonces nos permitieron abrir la Facultad de Derecho, tenían la esperanza de que pronto hubiéramos fracasado. Como se ve, las cosas no han sido así.

Elh. : Eres católico no es secreto, pero nosotros sabemos que eres un católico especial.

S.G. : Siempre he participado en los movimientos católicos. Sin embargo, nunca he sido “oficialista”. Los representantes religiosos en general son tradicionalistas e inmovilistas y yo he estado fuera de él. En consecuencia, he tenido muchos desentendidos con la iglesia oficial.

Como he sido un católico progresista, el camino adoptado en la mayoría de los casos ha sido el del compromiso. Sin embargo, he tenido muchas relaciones con gente de diferente pensamiento.

Elh. : Siguiendo esta línea, ¿qué opinas de la teología liberadora?

S.G. : Es difícil hacer paralelismos. Más difícil aún, porque hemos vivido en ambientes tan diferentes. Sin embargo, como la teología liberadora me parece atractiva, veo la cabeza cerca de ahí.

Yo he sido secretario general y miembro del movimiento “Pax Christi”. Esta institución tuvo su sede y actividades en París. Nosotros fuimos pacifistas no absolutos. Sin embargo, quiero afirmar que la guerra no es condenable en sí misma. La injusticia provoca al mismo tiempo violencia y, por tanto, la guerra puede tener algún sentido. Sin embargo, en todos los incidentes tratábamos de explorar vías de paz. Durante la dictadura prestamos ayuda a personas de diferentes ideologías.

También en este aspecto tenemos alguna similitud con las de la teología de liberación, pero somos de diferentes situaciones y épocas.

Recientemente la UPV ha nombrado a Carlos Santamaría "honoris causa". (Foto: Jesús M. Permán).

Elh. : La energía nuclear y la guerra nuclear han estado muy de moda en las últimas décadas. Tú has participado en numerosas campañas antinucleares, ¿no?

S.G. : Durante muchos años hemos estado expuestos al riesgo nuclear. Ahora, afortunadamente, ha pasado el peligro de la guerra nuclear y me alegro mucho de ello. La guerra nuclear puede ser terrible para todos y por eso he participado en campañas antinucleares.

Sin embargo, yo no soy antinuclear, es decir, no renuncio a la energía nuclear, pero en este campo pondría muchas condiciones.

Elh. : Estudió Ciencias Exactas. ¿Cuál ha sido el apartado más interesado en este campo?

S.G. : Estudié matemáticas y he trabajado en matemáticas. El “Centro de estudios cientificos” publicaba en Donostia “Revista de matemáticas” y participé en él.

Fui amigo del matemático José Oñate. Éste trabajó la axiometría y su objetivo fue introducir la axiomática en las matemáticas.

Como las matemáticas son una ciencia extensa, todos los matemáticos tenemos algunos campos más que otros. A mí me han gustado los postulados de las matemáticas básicas, la lógica y la geometría, y por eso he centrado la investigación en matemáticas en los apartados citados.

Sin embargo, la aportación más importante que me ha aportado las matemáticas es el método de análisis de las cosas. Los métodos científicos no son de aplicación exclusiva a la ciencia. Su aplicación a problemas o proyectos comunes puede dar lugar a resultados muy ricos.

Elh. : ¿Existe el infinito matemático?

S.G. : En matemáticas también hay trabas imposibles y hay que inventar algo que sirva para ello. El infinito debe situarse ahí. El infinito matemático no es matemático, pero la matemática no puede superar ciertos problemas sin ello.

La matemática me ofrece la posibilidad de analizar cualquier problema desde el punto de vista científico. (Foto: J. Aizpurua).

Elh. : ¿Y qué dirías sobre el tiempo?

S.G. : Hay muchos tipos de tiempo. Contamos con tiempos físicos, metafísicos y psicológicos. Para nosotros lo más conocido es el tiempo físico, pero tampoco lo conocemos del todo.

Einstein nos dijo que el tiempo absoluto no es absoluto cuando escribió la teoría de la relatividad. A pesar de que hoy en día la corrección de esta teoría está en duda, el enbido está ahí y muchas de las formas de pensar y teorías que se han desarrollado hasta ahora se van a poner patas arriba.

Sí, el tiempo también es relativo.

Elh. : Como “Consejo General Vasco” fue Consejero de Educación. Por lo tanto, también ha dado algunos pasos en política.

S.G. : Sí, he sido un hombre eficaz y progresista por naturaleza y pensamiento y así se entiende mi actividad política.

Entre 1978 y 1980 fui Consejero de Educación del Consejo General Vasco. En aquella época era de PNV, pero cuando hubo división pasé a EA. Bajo este cambio había una tendencia a favor del progreso y de los avances, y no otra. Sin embargo, ni yo ni el hombre de partido. Los partidos asocian mucho, tanto ideológica como práctica, y como puede decirse que he sido libre pensador a lo largo de toda mi vida, yo no soy de interés para los partidos y tampoco para mí el aspecto.

Elh. : Como también has sido pensador, ¿conocías a personas interesantes?

S.G. : Hay mucha gente preparada. He conocido a mucha gente en Euskal Herria y fuera de Euskal Herria y es imposible recordar a todos.

Me acuerdo de José Miguel Zumalabe y Rikardo Arregi. ¡Tuvimos mucho trabajo y debate juntos!

Fui amigo de Zubiri y Zaragueta. Estos eran, en mi opinión, filósofos más profundos que Ortega. La ortega era elegante y dominaba bien la lengua, pero no era profunda en el pensamiento.

Sé que se me olvidan muchos nombres, pero los años no pasan en vano y ...

El compromiso ha sido el camino elegido siempre, pero como los partidos marcan límites muy estrechos, yo no he sido interesante para los partidos. (Foto: Jesús M. Permán).

Elh. : También ha dado algunos pasos en educación.

S.G. : Aunque siempre he estado estudiando, he dado algunos pasos en la enseñanza.

Cuando fundamos el Liceo Santo Tomás fui profesor.

Tuve una academia de formación para ingenieros. Allí enseñábamos matemáticas y luego pasaron muchos ingenieros que han llegado a ser famosos. Entre otras cosas recuerdo a Txillardegi.

Elh. : ¿Qué opinas de la democracia y del momento actual?

S.G. : La democracia era una palabra que en su día se sentía profunda. ¿Y qué pasa hoy? Tenemos democracia, pero no nos enteramos de nada; el poder está casi tan lejos como antes. Lo deciden las partes y no hay información.

Por otro lado, los valores sociales han cambiado mucho. Hoy en día lo más importante es el pragmatismo y el utilitarismo. Ganar dinero es uno de los pocos objetivos de muchos. No hay grandes conflictos y a la vez la falta de ilusión es cada vez más evidente. La ideología ocupa cada vez menos espacio...

Elh. : La ecología ha sido un concepto que se ha reforzado en la última década. ¿Qué es para ti la ecología?

S.G. : Para mí la ecología es una sabiduría básica. A lo largo de la historia hemos encontrado y seguimos encontrando mentalidades técnicas y ecológicas. Mientras los primeros utilizan la naturaleza, los segundos respetan la naturaleza.

Yo veo la necesidad de soluciones armónicas. Hay que utilizar la naturaleza, pero respetando, porque es terrible que las industrias se hagan sin criterios ecológicos.

Por tanto, la ecología es una forma de ver la vida y, además, un concepto que hay que extender a todas las acciones de la vida. La humanidad se entiende de otra manera y, como he dicho antes, es un tipo de sabiduría.

Yo creo que es algo que se debería enseñar a los alumnos en los colegios.

Elh. : En su día trabajó en el centro meteorológico de Igeldo, ¿no?

S.G. : Es algo antiguo, pero es cierto. Sí.

Era hora de ir al servicio militar y estudié las posibilidades de librar. Una de estas posibilidades era superar las oposiciones meteorológicas. Terminé el curso de meteorología en Salamanca y salí el primer puesto de la promoción.

Gracias a esta oposición trabajé en el centro meteorológico de Igeldo y recuerdo que allí estuve con Felisa Martín Bravo.

Si no es lo mismo vasco que euskera, estamos haciendo algo que no sea Euskal Herria. (Foto: Jesús M. Permán).

Elh. : La última pregunta debe referirse al euskera. ¿Nos hablarás de las relaciones que han tenido el euskera y Karlos Santamaría?

S.G. : En mi casa se hablaba en euskera y castellano. Estudié en castellano y luego me alfabetizé.

Como soy consciente de que vivo en Euskal Herria, he querido creer que vivo en el pueblo del euskara. Siguiendo este pensamiento, el euskera y yo hemos tenido una relación constante. He sido miembro e impulsor de la mayoría de las revistas editadas en euskera; Jakinen, Argian, etc.

En Euskaltzaindia también he participado en muchas comisiones y grupos, sobre todo en el inicio del euskara unificado.

Es cierto que al euskara unificado le falta la dulzura de los dialectos, pero al mismo tiempo es cierto que el euskara batua es también el euskara creado por el realismo.

Al euskera le queda mucho camino, pero si queremos seguir siendo opiniones vascas, tenemos que ser euskaldunes.

Tuvimos una hora y media con el señor Karlos Santamaría y no nos dijo nada de los premios y menciones que ha recibido y que está recibiendo. Por el contrario, nos dijo que le gustaba “Por la línea de los científicos” de la revista Elhuyar, que estaba escribiendo un artículo para “Euskaldunon Egunkaria” y que estaba leyendo un par de libros, es decir, que empezaba a pensar.

Estimado Sr. Santamaría y gracias.

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