Jesús Altuna: "La arqueología debe ser interdisciplinar".

Jesús Altuna es presidente de la sección prehistórica de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y director de la revista Munibe. Ha pasado toda su vida analizando la prehistoria en Euskal Herria. Ha recibido varios premios por su actividad laboral, el último Premio Euskadi de Humanidades y Ciencias Sociales 2003. Pionero en arqueozoología, ha contribuido de manera importante
a la investigación y protección del patrimonio.

Jesús Altuna: "La arqueología debe ser interdisciplinar".


¿Qué le llevó a dedicarse a la arqueología, y especialmente a la arqueozoología?

I. Lexartza

La creación siempre ha sido interesante para mí: El origen de la Tierra, el origen de la vida, el origen del ser humano, el nacimiento de Euskal Herria...

Después de terminar los estudios en el Seminario, me fui a estudiar biología a Madrid, y cuando Barandiaran regresó a Hego Euskal Herria, me puse en contacto con él y empecé a trabajar con él. En aquella época sólo se investigaban herramientas, restos humanos, etc., pero la arqueología debe ser interdisciplinar. Allí se hallaba un montón de huesos de animales sin ser analizados. Como yo estudié biología, Barandiaran me propuso ocuparme de esos huesos y así lo hice. Cogí los huesos y me fui a Madrid a hacer la tesis.

Era una arqueozoología relativamente nueva, hija de la paleontología. Surgió para estudiar a los animales relacionados con los seres humanos, los que cazaban, los que vivían con ellos… Y en aquella época nadie lo hacía en todo el estado.

Empecé a formar una colección de huesos, pero viendo la situación de aquí pensé que no tenía más remedio que ir a Alemania. En esta zona surgió la arqueozoología tras la última gran guerra, que contaba con una hermosa colección y todos los recursos. Pasaba una envidia terrible.

Cada vez que venía aquí era triste ver la situación de aquí, pero si se quiere leer un libro, habrá que estar alguna vez en la primera página.

¿Qué información se puede obtener de los huesos encontrados?

Jesús Altuna ha clasificado numerosos huesos animales.
J. Altuna

Además de conocer a qué animal pertenece, se puede obtener gran información. Para ello es necesario tener esqueletos de diferentes edades. Analizando los huesos de Ekain, hemos sabido, por ejemplo, que el ser humano vivía en aquella cueva desde mayo hasta agosto. Allí sólo han aparecido los esqueletos de los bebés de ciervo recién nacidos, de uno o dos meses, con dientes de leche sin gastar. Los únicos huesos de ciervos adultos son los de las hembras. Los cazadores sabían que la ciervo hembra va a un lugar oculto cuando va a hacer el niño, donde tiene a la cría durante doce o quince días, hasta que se acelera. En ese momento eran capturados por los cazadores de Ekain.

En otro caso, en Marizulo, Urnieta, apareció un hombre enterrado con dos huesos, uno de cordero y otro de perro sin cabeza. La arqueozoología indica que aquel hombre no era cazador, sino pastor, y que en aquella época tenían ritos o costumbres de enterramiento.

Las marcas que se encuentran en los huesos también pueden dar mucha información. Se pueden encontrar marcas de origen humano como herramientas, dientes o fuego. A través de ellos se pueden conocer los hábitos y el modo de vida.

Otra de mis líneas de investigación es el arte rupestre, en el que la arqueozoología también ayuda mucho. Es importante conocer los animales de cada época para poder interpretar las imágenes.

¿En qué consiste actualmente la investigación arqueológica en general en Euskal Herria? ¿Y la arqueozoología?

Sede de la Sociedad de Ciencias Aranzadi en Donostia.
I. Lexartza

Se ha avanzado mucho, sobre todo desde el nacimiento de la universidad. Hoy en día abarcamos muchos campos y la literatura se escribe y se publica. Aquí trabajamos científicos de diferentes ámbitos, palinólogos, sedimentólogos, estudiando herramientas, etc.

Cuando yo empecé, empecé con los mamíferos, que era lo que más había. Ahora en Euskal Herria tenemos otros arqueozoólogos trabajando y se han formado muchos grupos de trabajo.

Lo peor es que sólo con este trabajo no se puede vivir. Antiguamente se crearon muchos puestos de trabajo en la enseñanza y normalmente se acompañaba a esa investigación. Si me gusta la enseñanza mucho mejor y a mí me ha gustado mucho. Hoy en día, sin embargo, no hay trabajo en ello y sólo con la investigación no se puede vivir. Mucha gente con buena formación ha tenido que salir fuera. Hay recursos humanos, pero faltan otros.

¿Se estima la labor del arqueólogo?

La arqueozoología y el arte rupestre han sido las principales líneas de trabajo de Jesús Altuna.
I. Lexartza

Apreciado por el pueblo. Tal vez no sepan exactamente qué estamos haciendo, pero creen que estamos haciendo algo importante porque estamos investigando las cosas de nuestros antepasados.

Por ejemplo, hemos contado con la colaboración de montañeros. Cuando realizamos el mapa arqueológico en 1982, que informa de los megalitos y cuevas, fue adquirido por muchos montañeros. Si veíamos algo especial en el mapa, nos llamaban para comunicarlo. En 1990 publicamos un nuevo mapa con solo megalitos, y aparecían muchos más porque en esos ocho años se encontraron muchos.

Todavía nos avisa cuando la gente encuentra algo, incluso cuando hay algo en peligro de romper o desaparecer, y nosotros nos vamos. No siempre llegamos a tiempo, pero lo intentamos.

Por otro lado, antiguamente las instituciones también tenían muy mala opinión sobre nosotros, sobre todo hasta que llegaba el cambio de régimen, porque estudiábamos Euskal Herria. Después saltamos mucho pero no es suficiente. Creo que son necesarias más ayudas y voluntades para la investigación y conservación del patrimonio.

¿Es difícil proteger el patrimonio?

Lezetxiki y Ekain son uno de los descubrimientos más importantes de Euskal Herria.
A. Arrizabalaga

A veces sí. Cuando se encontró en Junio, por ejemplo, tuvimos una fuerte presión de expansión turística. En 1969 fue descubierto por dos jóvenes de Azpeitia, y hasta que no teníamos la puerta abierta no abrimos la noticia. Tanto el alcalde de Zestoa como las autoridades provinciales y las de Madrid querían que se abriera al público, al igual que Altamira. Por aquel entonces en Altamira entraban tres mil personas al día y por eso se estropeó. Lascaux, una de las cuevas más bellas de Francia, se estaba deteriorando por el turismo y por eso dijimos que no abríamos. Pero nos costó mucho.

Se informó a las autoridades de que el yacimiento que había en la entrada permanecía cerrado hasta su estudio y, afortunadamente, fue aceptado. Franco murió pronto. En 1975 terminamos las excavaciones y conseguimos cerrarlas. En Altamira ya se decía que las cosas estaban empeorando mucho. Junio se conserva muy bien porque no se ha extendido al turismo.

Por otra parte, en los montes y bosques se realizan muchas tareas, muchas veces necesarias, pero no tienen en cuenta el patrimonio. Hace no mucho tiempo, en el alto de Igeldo se destruyó un dolmen con una maquinilla. Un monumento que duró 4.000 años fue destruido en un instante. No hemos podido analizar el significado que podía tener para los seres humanos que construyeron. Quizás lo hicieron para mantener la conexión con el fallecido, o para mostrar el camino en el que estaba enterrado, quizás hubiera hecho más sostenible la soledad y las lágrimas menos ágiles… Y de repente los útiles y todo allí, perdiendo para siempre no sé cuántas toneladas de tierra. Hay muchos casos de este tipo, y es necesario un gran apoyo para que el patrimonio no se pierda para siempre.

¿Cómo se ve el trabajo aquí desde el extranjero?

Lezetxiki y Ekain son uno de los descubrimientos más importantes de Euskal Herria.
B. Corcho

Bien, sobre todo porque se publican los trabajos. Nosotros publicamos aquí la revista Munibe y la intercambiamos con muchas entidades arqueológicas. Gracias a ello, desde el extranjero recibimos cerca de 500 revistas, entre ellas la mayoría de Europa. Así, además de difundir nuestro trabajo, formamos una hermosa biblioteca y estamos al día. Creo que es la revista que más se difunde fuera de Euskal Herria. La publicación es fundamental para dar a conocer el trabajo personal. El trabajo que no se publica no es investigación, es hobby. Cuando se lanza un trabajo, el intercambio con otros es muy enriquecedor. Los demás dicen lo que está bien hecho y lo que no, y se puede comparar con otros trabajos.

Desde fuera vienen muchos investigadores para ver y analizar el material que cuidamos en nuestra sede. Además, dicen que encuentran el material en muy buen estado, todo bien clasificado y distribuido.

¿Cuál ha sido tu logro favorito de todos estos años?

Junio, por supuesto, sería uno de ellos, pero hay otros muchos, más pequeños, pero me han dado mucha alegría. Por ejemplo, cuando empecé, encontré entre los huesos de Lezetxiki al hueso de un dulce tejón. Al principio no sabía qué era. Jatuna es un clima frío que fue el primero descubierto en la Península Ibérica. Entonces no teníamos el esqueleto de la comida para comparar, y por descripciones y iconografía pensé que eso podía ser, y luego pude comprobarlo. La aparición de un animal que expresaba que el clima era tan frío y que era el primero me dio mucha alegría. Otro de los grandes descubrimientos es el hueso humano descubierto en Lezetxiki, que puede estar relacionado con los hallazgos de Atapuerca.

Caja rellena

Jesús Altuna viajó a Madrid con una caja de huesos. Sin embargo, su director de tesis no sabía nada de arqueozoología. Vieron la necesidad de una colección para poder clasificar los huesos, y también tuvo que empezar por cero.

Así, cuando el torero Dominguín descubrió que debía comer un ciervo cazado con sus amigos en un restaurante de Madrid, acudió al restaurante y pidió los restos de la cena. El personal del restaurante le dijo que no quedaba la carne, y se sorprendió cuando se marchó con los huesos y se dijo que él no necesitaba la carne. Fue el primer paso de la colección ósea.

Estuvo en una Vespa buscando huesos arriba y abajo en la Península Ibérica. En aquella época conoció a Koro Mariezkurrena y comenzaron a recorrer juntos el camino. Entonces compraron un Seat 600 que les trajo un gran cambio y, por supuesto, allí entraban muchos más huesos que Vespan. Más tarde, los esqueletos fueron traídos de África, Arquico, Asia y otros lugares lejanos. Y poco a poco construyeron una gran colección, y en ello siguen constituyendo la mejor colección existente hoy en todo el estado. También goza de gran prestigio entre investigadores extranjeros. Sin duda, un trabajo a lo largo de toda la vida.

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