Javier Armentia: director del planetario de Pamplona
Javier Armentia: director del planetario de Pamplona
Se habla mucho de la función educativa de los museos de ciencias, pero ¿a menudo no lo dan todo hecho? ¿Sirven para algo más de entretenimiento?
Los museos de ciencias son totalmente abiertos, ya que dan respuestas, pero el objetivo principal no es eso. Lo más importante es que la gente acuda a este tipo de lugares y se entretenga en ellos, es decir, que toquen las cosas, que vean algo que les llama la atención y que descubran fenómenos sorprendentes. Esto puede ser debido a que hay cosas que no se pueden encontrar en otros lugares. Pero eso también tiene un segundo nivel o un paso. Si algo te llama atención, te miras mejor, haces tu propia hipótesis, haces tu propia lectura; además, muchas veces en los módulos se refleja el entorno histórico de los descubrimientos, se relaciona con algo cotidiano, otras muchas veces tienen que ser el estímulo de la curiosidad. Esa es la capacidad de los museos para atraer a la gente, que se queda con ganas de saber más. Las cosas que suceden en la naturaleza se dan a una escala en la que cada uno puede manipularlas, eliminando la carga sagrada y teórica de la ciencia, proporcionando vías para satisfacer el espíritu crítico y la curiosidad. Por otro lado, también hay que incidir en la cercanía de todo ello. Yo muchas veces digo que los módulos que hay en los museos de ciencias son todo lo que uno siempre ha querido saber sobre un tema, pero nunca hemos llegado a preguntarnos.
¿Por qué dan importancia a la divulgación científica?
Creo que también es importante mencionar la parte trascendente de la ciencia. En sociedades como la nuestra, nosotros tenemos que decidir qué tipo de estados necesitamos y en qué deben basarse. Muchas de las decisiones que afectan al futuro de los Estados son decisiones científicas o relacionadas con la ciencia, como son los problemas medioambientales: calentamiento global, capa de ozono, biodiversidad, temas científicos, preocupaciones y respuestas que provienen de la ciencia. Otros, relacionados con la ética y los derechos, clonación, reproducción asistida, investigaciones bioquímicas, éstas XX. Son la ciencia del siglo XX. Estamos hablando de Internet, telecomunicaciones, licencias y el dinero que se mueve en este campo, y todo ello basado en la ciencia. Yo me pregunto muchas veces: ¿estamos bien informados? Yo puedo tener o no opinión sobre estos temas, pero ¿quién me informa? ¿De dónde puedo sacarlo? son temas de primer orden para la sociedad en los que los museos y otros que trabajan en la divulgación pueden colaborar.
A pesar de este importante punto de vista, los museos de ciencias tienen una característica más cercana: la ciencia que vemos en los medios de comunicación no hemos aprendido en la escuela, por ejemplo, no hemos aprendido nada sobre la capa de ozono, mientras que en los museos de ciencias es posible dar a conocer el conocimiento y la investigación renovada. Son didácticas, pero al mismo tiempo se presentan en un formato muy atractivo y suficiente para despertar la curiosidad. Este conocimiento actualizado se puede llegar a través de museos de ciencias de forma amena y sencilla. Esta actualización es importante porque los museos de ciencia no son libros de texto, son algo vivo, evolucionan y cambian.
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