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Estrellas y estrellas

2008/12/10 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia

Los primeros días de noviembre de 1572 se formó una estrella en el cielo. Sus habitantes pudieron ver a simple vista el brillo de esta nueva estrella, incluso durante el día. No fue algo puntual. La luz permaneció en el cielo hasta 1574, hasta que se apagó lentamente. Esta nueva estrella marcó un hito en la historia de la astronomía, ya que permitió descartar el legado de Aristóteles y el dogma de la época, que decía que el cielo más allá de la Luna y los planetas era inmutable. Se podría decir que Brah, primero, y después Kepler y Galileo desarrollaron las nuevas ideas, métodos astronómicos y tecnologías, entre ellos el telescopio, y que su fuego alimentó el modelo heliocéntrico de Copérnico.
Imagen: Instituto de Tecnología de California.

Es muy poético pensar que una muerte desencadenó una importante etapa de avances astronómicos. De hecho, la noche de noviembre no nació ninguna estrella y ni se apagó dos años después. El fenómeno que apareció en el cielo en noviembre de 1572 fue una supernova, una explosión gigantesca de una estrella, aunque con ese nombre no es XX. Describir hasta mediados del siglo XX. Fue tan espectacular que muchos astrónomos de todo el mundo lo observaron y lo estudiaron con las herramientas que tenían a su disposición en aquella época (mientras el telescopio estaba por descubrir), pero, por encima de todo, la supernova se vincula al nombre de Tycho Brahe, hasta llegar a decir la supernova de Tycho Brahe.

El astrónomo danés describió en el libro De Stella Nova, publicado en 1573, de los mejores y más precisos, que realizaba mediciones extremadamente precisas, y afirmaba que la estrella debía estar mucho más lejos que la Luna, imposible de acuerdo con la visión aristotélica imperante. Hoy sabemos que está a 7.500 años-luz de la Tierra y que no ha desaparecido del todo. La noticia ha tenido lugar la semana pasada, ya que los herederos de Brahe han sido capaces, a través de potentes telescopios modernos, de captar y medir el eco de aquella espectacular explosión que hace más de cuatrocientos años se vio a simple vista. Gracias a esta medición, un grupo de investigadores del Instituto Max Planck de Astronomía han determinado qué tipo de supernova fue, y nos han dado la excusa perfecta para recordar viejos tiempos.

Johannes Kepler
Imagen: Instituto de Tecnología de California

La historia dice que la supernovela de 1572 fue decisiva para vincular plenamente a Brahe a la astronomía, y los trabajos de Brahe fueron fundamentales para que Kepler desarrollara las tres leyes básicas sobre el movimiento de los planetas. Kepler acababa de nacer cuando estalló la supernova de Tycho, pero los dos astrónomos tuvieron la oportunidad de trabajar juntos a muy corto plazo: apenas dos años. Brah invita a Kepler a trabajar en su observatorio de Praga en 1600, pero la relación entre ambos no fue muy buena. Brah no daba libertad a Kepler para copiar y usar sus datos, le ponía grandes limitaciones. Brahe murió inesperadamente en octubre de 1601 y Kepler 'recibió' su puesto de trabajo y sus mediciones.

No está del todo claro si salvó o robó los datos de Brahe de manos de sus tesoreros herederos, aunque la mayoría de las fuentes apoyan la segunda hipótesis. Lo cierto es que acabaron en manos de Kepler y que a partir del análisis de esos datos -de los datos de la órbita de Marte- Kepler concluyó especialmente las tres leyes básicas sobre el movimiento de los planetas. El maestro fue inspirado por la muerte de un cuerpo celeste y alimentado por la muerte de aquel cuerpo terrenal. Una estrella, dos estrellas, tres...

Publicado en Berria

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