Itziar Laka: "El bilingüismo es biológicamente interesante, ya que es un rasgo humano"
Itziar Laka: "El bilingüismo es biológicamente interesante, ya que es un rasgo humano"

Itziar, ¿qué experiencia fue trabajar en el grupo del lingüista Chomsky?
Fue una experiencia increíble. Un auténtico lujo para un investigador. Terminé la carrera en la UPV y me fui allí. Pasé cuatro años haciendo el doctorado y luego trabajé en una universidad de allí. Al final, pasé 9 años en Estados Unidos. Tuve la oportunidad de aprender mucho, así que lo guardo entre los mejores momentos de la vida.
Eres lingüista, pero no investigas el idioma como lo pensaría la gente.
Es cierto. De hecho, nuestro objetivo es, de alguna manera, comprender la lengua, y para ello es importante analizar las características de las lenguas. Pero como en el cerebro tenemos un espacio especializado que nos permite hablar, para entender el idioma, debemos entender hasta qué punto la estructura del cerebro condiciona la propia estructura del lenguaje humano y hasta qué punto las peculiaridades del cerebro permiten explicar una cosa como la lengua, teniendo en cuenta que el resto de animales no han desarrollado una lengua como la nuestra. Por lo tanto, hay algo en el cerebro que nos hace capaces de apropiarnos del idioma.
Empezamos a hablar en el recién nacido, pero ¿cómo se apropian los niños del idioma?
La mayoría pensarán que los niños empiezan a adquirir la lengua con 6-8 meses, cuando empiezan a decir “madre”, “padre”, “putu da”, etc. Que con la producción empieza a adquirir el lenguaje. Pero hoy sabemos que un niño al nacer distingue algunas de las características del lenguaje materno, que es lo que ha escuchado en el vientre.

Es más, los niños nacen con la capacidad de distinguir todos los fonemas que pueden sonar en las lenguas humanas. En lenguas desconocidas hay sonidos que nosotros, los adultos, no distinguimos. Por ejemplo, los japoneses y los chinos no distinguen entre L y R, y a nosotros también nos pasa lo mismo con los sonidos que tienen el japonés y el chino; no los separamos, no los oímos. Pero los niños recién nacidos distinguen todos los contrastes sonoros que hay en todas las lenguas. Y el desarrollo de la fonología no es el aprendizaje de fonemas o sonidos, sino la pérdida de capacidad de diferenciación. Cualquier niño japonés, al nacer, separa bien los sonidos L y R y deja de percibirlos a medida que descubre la fonología japonesa.
Todo esto ocurre en los primeros 4-5 meses. A partir de ahí, los niños comienzan con las estructuras. En ese flujo continuo de palabras que escuchan a los adultos empiezan a percibir dónde están las sílabas, y para ello utilizan la estadística. Son hábiles estadísticos, estudian las frecuencias. Y comienzan a hacer ruidos de “ma”, “ba”, “pa” cuando se han dado cuenta de toda la fonología y sílabas a los 6 meses aproximadamente. La producción empieza a formarse, pero para entonces ya sabe las cosas. Y es bonito ver que todos los niños de todo el mundo empiezan a sonar los mismos sonidos: Vocal “a” y labios, como “ma”, “ba”, “pa”. Por eso suelen ser “madre”, “mama”, “papa”, “mami”...
Luego empiezan a especializarse de alguna manera, y hacen sonidos propios de su lengua. Por ejemplo, un niño vasco deja tarde un sonido como “rra”, o Z y S, que no aparecen en la mayoría de las lenguas del mundo. Cuando cumple tres años, ha aprendido el idioma tal y como nosotros ahora no podríamos aprender.
Los niños son los que más fácilmente aprenden idiomas. ¿Esto significa que esta facilidad para aprender idiomas tiene un período crítico en el cerebro?
No es una cosa que va de blanco a negro, pero cuanto antes, más nos cuesta. Si hay excepciones, claro. Hay personas que de alguna manera conservan esa capacidad para siempre. Uno de los lingüistas que dirigí la tesis, Kenneth Hale, era conocido en todo el mundo, no sólo por ser un buen lingüista, sino porque además tenía esa capacidad. Recuerdo que una vez me vino en la oficina y de repente me preguntó en euskera: “¿Es tuyo este libro?” y no tenía ni idea de acento americano. Durante 15-20 días era capaz de aprender una nueva lengua.

Pero normalmente se dice que el empoderamiento del lenguaje tiene una etapa, una infancia, y que una vez pasada esa edad esa capacidad se oxida. A partir de ahí aprendemos todas las lenguas de otra manera.
¿Hay diferencias entre los cerebros de niños y adultos?
Todavía no se puede decir con certeza, pero hay una hipótesis central. El cerebro de los niños pequeños al microscopio es diferente al de los adultos. Para empezar, a medida que maduran, muchas neuronas desaparecen. Las conexiones neuronales que no se utilizan o que no son muy intensas desde el punto de vista del input se cortan simplemente, desaparecen.
Por ello, los cerebros de los niños pequeños tienen muchas más conexiones neuronales. Llevando un poco más de comprensión al extremo, podríamos decir que casi todas las neuronas del cerebro están interconectadas entre sí, a diferencia de los adultos. De hecho, en el desarrollo del cerebro hay un fenómeno especialmente destacado en la burbuja humana frente a otros primates y cetáceos: la mielinización.
La mielina es una sustancia grasa. Para entender su papel se puede comparar con los tubos de plástico que recubren los cables. Imagínate que nosotros queremos meter muchos cables de un lado a otro en casa, así que los protegemos con tubos de plástico. Pues en el cerebro ocurre lo mismo: cuando una conexión entre neuronas es muy fuerte, porque se utiliza mucho, la mielina aísla esa conexión. Esto hace que la conexión que va por dentro sea mucho más rápida, pero también tiene la ventaja de que impide que esas neuronas puedan crear nuevas conexiones con otras neuronas. Por eso a los adultos nos cuesta aprender cosas nuevas. Sin embargo, los niños pequeños pueden realizar fácilmente nuevas conexiones.
En vuestro laboratorio investigáis el bilingüismo. Pero si todavía es bastante desconocido cómo aprendemos una lengua, será aún más complicado analizar cómo nos apropiamos de más de una lengua.

A los habitantes de Occidente quizás nos parezca que el bilingüismo es una situación rara, pero en nuestra historia evolutiva lo más común es que sea plurilingüe, al menos si es estadísticamente más abundante.
Además, el bilingüismo es un fenómeno biológicamente muy interesante. Esto no ocurre entre el resto de animales. Hay especies animales que tienen algún sistema de comunicación, como las abejas y los calamares, que se comunican, aunque lo hacen con patrones muy rígidos. Pero no hay bilingüismo. El bilingüismo es una característica del lenguaje humano, por eso es muy interesante.
Lo que pasa es que los países con más dinero para la investigación son monolingües o, como mucho, con un bilingüismo tardío. Poco espacio para poder investigar adecuadamente el bilingüismo, con una gran cantidad de población bilingüe sociológicamente equivalente: Una es Cataluña y otra Euskal Herria. El nuestro es un lugar privilegiado, un laboratorio de calle ideal. Aquí podemos investigar las diferencias entre los niños monolingües y los bilingües a la hora de adquirir la lengua.
¿Qué ocurre cuando dominamos varias lenguas en el cerebro?
En el caso del bilingüe, lo importante es cuándo se han aprendido las dos lenguas. De hecho, el cerebro está diseñado para trabajar la lengua en el hemisferio izquierdo, donde se sitúa la lengua congénita. sobre todo en los campos de Broca y Wernicke.
Lo mismo ocurre si el bilingüe es consciente tempranamente de las dos lenguas. Sin embargo, cuando estudiamos una segunda lengua después, después de la adolescencia, ésta aparece dispersa en el cerebro, dispersa en los hemisferios derecho y izquierdo. Quizás porque el proceso de mielinización ha ido evolucionando, quizás porque tenemos alejados los mecanismos de aprendizaje... no sabemos por qué, pero parece que el cerebro trata la segunda lengua de otra manera, como si no fuera la lengua.
De todas formas, el lenguaje tiene muchos apartados y la apropiación de todos no se hace al mismo tiempo: por ejemplo, nos damos cuenta muy pronto de la fonología, pero la adquisición de la sintaxis empieza más tarde. Por eso, si aprendemos después una segunda lengua, siempre tendremos un acento extraño, pero podríamos llegar a aprender sintaxis o sintaxis como un niño.
También habéis pensado hacer alguna investigación en las escuelas. ¿En qué consiste?


Sí, hemos construido un laboratorio móvil con el que iremos a las escuelas infantiles. En ocasiones serán niños muy pequeños, en otros serán de 4-5 años. Queremos investigar experimentalmente cómo se adquieren las dos lenguas.
La palabra experimentación a menudo da miedo, pero no supone ningún peligro para el niño. En el caso de los niños monolingües sabemos qué representación tiene esa palabra en el cerebro cuando aprende una palabra: por ejemplo, el “muñeco”. Como en la escritura no guarda todos los fonemas: p+a+n+p+i+n+a. Los sonidos de principio y de fin son los más importantes y sólo aprenden los límites de la palabra. Luego da importancia a la vocal acento y la recoge en la representación. Y con el tiempo va completando esa representación hasta tener el “muñeco” completo que tenemos los adultos.
Gracias a un estudio realizado en Cataluña sabemos que los bilingües que hablan catalán y castellano no lo hacen como los monolingües: intentan ahorrar al máximo con las palabras de ambas lenguas. Las palabras de ambas lenguas recogen sobre todo los fonemas que tienen en común. Lo que queremos saber es si esto es una estrategia de todos los bilingües o si es una característica de los bilingües que hablan catalán y castellano, ya que las palabras de ambas lenguas tienen una gran similitud fonológica. Nosotros lo que queremos saber es que cuando un vasco utiliza esa misma estrategia, compone palabras en euskera y castellano, que normalmente serán muy diferentes. Por eso, queremos ver con qué precisión fonológica guardan estas nuevas palabras en el cerebro los niños pequeños que van tomando el léxico.
Buletina
Bidali zure helbide elektronikoa eta jaso asteroko buletina zure sarrera-ontzian